Escepticismo, orgullo intelectual y pasión
Las acusaciones que recibimos los escépticos son de todo tipo. Prescindamos de aquéllas que son meros insultos porque siempre he pensado que éstos sólo (des)califican a los que los emplean. Olvidémonos también de aquéllas que son manifiestamente absurdas como las que nos tildan de secta e inquisidores porque, obviamente, la promoción del pensamiento crítico es la antítesis de la aceptación borreguil necesaria para la existencia de cualquier secta que se precie. Por otra parte, la visita de cualquier inquisidor a mi biblioteca se traduciría en la conversión a pavesas de buena parte de ella por no hablar de un servidor protagonizando el desfile de los últimos modelos de sambenitos y corozas. De verdad que los inquisidores no mostraron nunca tolerancia con los que somos ateos...
Por contra, otras alegaciones sí tienen al menos una base de verdad, concretamente las que nos acusan de orgullo intelectual y de matar la ensoñación necesaria para la felicidad. Reconozco que es difícil no sentirse intelectualmente superior a una persona que afirme paridas como que el C-14 se emplea para datar restos hasta de millones de años o que confundan un reflejo en una fotografía con un OVNI (entiéndase, con una nave extraterrestre) o que afirmen que el timerosal que (no) contiene la vacuna triple vírica puede causar autismo en los niños que la reciban o (piense cada uno en la mayor tontería que haya leído, visto, escuchado... en los últimos días y posiblemente esté superada en alguno de los comentarios de la imprescindible bitácora Magonia), pero pensemos que nadie está libre de error y que, tal vez, nosotros estemos sosteniendo en ocasiones afirmaciones tan disparatadas como ésas. Así pues, señalemos los errores pero no nos regodeemos en ellos ni humillemos a los que los cometan. Lo contrario puede dar pie a pensar que nos creemos el ombligo del mundo lo que no es el caso porque no somos superiores a nadie.
¿Puede un escéptico ser feliz? Pues yo lo soy y no creo ser un caso extraño, todo lo más un poco raro incluso para el pensamiento crítico en el que hay bastante freakismo (esto es una leve ironía por mi parte). Si tienen la idea del escéptico como un fanático de la ciencia vestido de bata blanca y que va por la vida intentando reducir todo a lo verificable experimentalmente en un laboratorio, les diré que con lo que no sé de ciencia se puede escribir la mejor enciclopedia científica del mundo mundial, que nunca he usado bata blanca y sí un mono azul, que para mí un cuadro es mucho más que unos pigmentos sobre un lienzo y un poema es mucho más que unos caracteres alfabéticos alineados de forma determinada. Reconozco que el teorema de Pitágoras me deja tan frío como la ley de Gay-Lussac y que lo que me conmueve es leer:
"En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto variar vida y destino,
tras tanto, de uno en otro desatino,
pensar todo apretar, nada cogiendo..."
u otro hermosísimo soneto cualquiera de uno de los más grandes y desconocidos poetas españoles (y si han reconocido la poesía o al autor sin necesidad de consultarlo en Internet, me quito el sombrero ante Vds. en señal de profundo respeto).
Si mañana se descubriera el bosón de Higgs o se formulara la teoría del todo, me daría exactamente igual. Sencillamente, la física no me apasiona. Como verán, el escepticismo no es igual al fervor por la ciencia. Si Vd. tenía ese estereotipo espero habérselo quitado de la cabeza, pero ¿qué hay de la pasión? Pues como a todo hijo de vecino, nos entusiasman unas cosas y otras nos traen sin cuidado (y la elección de unas y otras no tiene nada que ver con el escepticismo, es algo personal). Si no lo creen, pueden mirar otras páginas escépticas y verán aficionados a la ciencia-ficción (género-bodrio donde los haya), partidarios del heavy (¿no se quedan sordos con ese ruido?), amantes de las películas de serie Z (sí, yo ¿qué pasa?)...
"Cada loco con su tema, contra gustos..." que cantaba Serrat cuando todavía merecía la pena escuchar lo que componía (sí, hace un montón de años...) y eso tiene tan poco que ver con el pensamiento crítico que somos capaces hasta de sentirnos apasionados por algo que no es real. Les pongo un ejemplo, me entusiasma la serie House M. D., un personaje ficticio (magníficamente encarnado por el actor Hugh Laurie) y absolutamente repulsivo (egocéntrico, misántropo, drogadicto, putañero...) que vive unas peripecias inventadas por un equipo de guionistas tan buenos como sádicos (cuando emitan el último episodio de esta temporada -la quinta- comprobarán el porqué lo digo). ¿Por qué me fascina? Porque habla del tema por excelencia, el hombre y su agonía entre la miseria y la grandeza. House (o Edipo, o...) es un espejo en el que nos miramos y nos reconocemos.
He confesado que no me interesan las partículas. Me importa algo infinitamente más complejo e impredecible, el ser humano. Somos tan anárquicos que, a veces, rompemos cualquier esquema previo y eso nos lleva, por fin, al verdadero motivo de esta historia, visitar un altozano turco llamada Göbekli Tepe. Antes de seguir adelante, permítanme recordar que hoy no es 28 de diciembre ni 1 de abril. Aunque no lo parezca, lo que sigue es completamente serio y hasta donde he podido verificar, real.
Imagínense el hallazgo más extraño que puedan concebir en el campo que les resulte más querido. Eso y más es el yacimiento arqueológico de la Colina del Vientre o la Colina del Ombligo (traducción del turco Göbekli Tepe). Por aquello de las imágenes y las palabras, veamos una fotografía de uno de los "anillos", un detalle de uno de los pilares en T, otro más, escultura de un jabalí, escultura de un felino y, por último, una imagen de un anillo con trabajadores turcos para hacernos una idea de las dimensiones reales.
Bueno, tal vez no estén impresionados en demasía. No hay oro, joyas, grandes esculturas... Los pilares en T son similares a formas megalíticas. ¿Dónde está lo extraordinario? En Göbekli Tepe hay tres niveles arqueológicos, el I es un nivel de sedimentación que se empleaba para cultivos agrícolas hasta fecha reciente, el II corresponde a un neolítico precerámico que podemos datar en 7500-6000 A. de C., el III es más antiguo ya que hay fechas (procedentes de dos trozos de madera carbonizada) de C-14 de 9110-8620 y 9130-8800 A. de C. Todo lo que hemos estado viendo corresponde al nivel III, es decir, ese edifico estaba en uso en el X milenio A. de C. antes, por tanto, de que tengamos pruebas de que comenzara la Revolución Neolítica (es decir, el paso de la economía cazadora-recolectora a la economía agrícola-ganadera).
Por si no se han dado cuenta de qué significa eso, les hago un resumen (con todo lo que ello comporta de pérdida de precisión) de cuál era el panorama hace unos años. En el Mesolítico encontramos la cultura Natufiense en la que grupos de cazadores-recolectores comienzan la explotación de cereales silvestres (aparece entre el utillaje lítico unos dientes con los que formaban hojas de hoz con el brillo típico procedente de cortar los tallos ricos en silicio de los cereales). Esa explotación (que no plantación) de los cereales conlleva la sedentarización cada vez mayor de la población que terminará (posteriormente en el Neolítico Precerámico A) formando poblados como Jericó en el que aparece una muralla de piedra con una torre adosada y casas con paredes de adobe. En lo que hoy es Jordania coexiste una cultura similar, Khianiense o Khiamiense, que evoluciona posteriormente al Prototahuniense y que se caracteriza por una economía preganadera que se convierte en el Prototahuniense en una economía ganadera plena. En lo que hoy es Irak aparece la cultura Karimsahiriense en la que aparecen elementos preagrícolas y preganaderos. Posteriormente aparece en esta zona el Neolítico Precerámico de Jarmo.
Hoy todo ese esquema ha saltado por los aires. Para comprobarlo, tenemos que ir a Nevali Çori, otro yacimiento arqueológico turco hoy desaparecido bajo las aguas de la presa Ataturk y que está a unos 30 kilómetros de Göbekli Tepe. Fue excavado de urgencia en 1993 y se encontró esto que les sonará familiar. Siguiendo la terminología habitual, le llamaremos el Templo de Nevali Çori. Es una gran habitación con pilares adosados a las paredes (y en los que aparecen gravados motivos similares a los de Göbekli Tepe) así como dos grandes pilares exentos. Tenemos cuatro fechas de radiocarbono para Nevali Çori, una del X Milenio A. de C. y otras tres de la segunda mitad del IX Milenio A. de C. Por tanto es posterior a Göbekli Tepe. A diferencia de lo que se ha excavado en la Colina del Vientre, en Nevali Çori sí se han encontrado viviendas además del "Templo" en las que aparecen unos canales subterráneos similares a los localizados en otro yacimiento turco cercano, el de Çayönü la localidad en la que, probablemente, se domesticó al cerdo y cercana al Karaca Dag, el volcán extinguido en cuyas laderas se encontró la planta silvestre que ha resultado ser la antepasada común a 68 variedades de cereales actuales. Çayönü también es posterior a Göbekli Tepe porque tenemos fechas del VIII y VII Milenio A. de C.
Como verán, la secuencia que tenemos ahora es justo la contraria a lo que pensábamos anteriormente, no es que la explotación de los nuevos recursos condujera a la sedentarización sino que la sedentarización condujo a la explotación de nuevos recursos. La Colina del Ombligo nos conduce, además, a un gran número de preguntas sin respuesta comenzando por una obvia ¿qué es ese edificio? La respuesta que da su descubridor y excavador, el arqueólogo Klaus Schmidt es clara, es un templo. Comencemos por detallar los puntos que apoyan esa hipótesis:
El edificio es magnífico, supuso un inmenso trabajo (antes de que los de siempre comiencen a intentar arrimar el ascua a su sardina extraterrestre u atlante, la cantera de piedra caliza de la que se obtuvieron los monolitos está en la misma colina -a una distancia entre 100 y 500 metros de los "anillos"- y en ella aún se conserva un monolito que no se terminó de tallar y gracias al cual sabemos que se emplearon para ello herramientas de piedra -los láseres, cortadores de plasma e incluso las radiales con rueda de diamante debían estar averiados ese día-) y, sin embargo, no se ha encontrado aún la menor prueba de que Göbekli Tepe habitara nadie de forma permanente. No estamos pues ante un palacio, pero las horas de esfuerzo dedicadas a su erección significan que fue sumamente importante para la comunidad que lo levantó. No obstante, lo excavado es una mínima parte del yacimiento, cuatro de los "anillos" cuando existen un total de veinte (datos obtenidos por Geofísica). Para entenderlo mejor, veamos una reconstrucción del yacimiento (en detalle, las partes excavadas, se sugieren nueve de los dieciséis "anillos" que aún no lo han sido). No sabemos si cuando se excave todo (se calcula un mínimo de 20 años de trabajo de campo) aparecerán o no esas habitaciones o algo que arroje nueva luz sobre la función de este complejo.
Alguno de los motivos grabados en los pilares son viejos conocidos por yacimientos turcos posteriores como Çatal Hüyük. Concretamente, el tema de los buitres, que en Çatal Hüyük aparece frecuentemente y, salvo que interpretemos mal esos frescos, como psicopompos. No obstante, antes de pretender establecer paralelismos cuando estamos hablando de tres mil años de separación entre los buitres de Göbleki Tepe y los de Çatal Hüyük (lo que tampoco supone negarlo porque en el yacimiento de Çatal Hüyük se conservaron telas con decoraciones similares a las que se continúan empleando en las alfombras turcas actuales, ocho mil años posteriores) no está de más que recordemos que en la fotografía anterior del pilar en T los buitres aparecen encima de un escorpión. En realidad, en Göbekli Tepe hay numerosas representaciones de animales diversos, tanto de los que podemos considerar beneficiosos como perjudiciales sin que se pueda descifrar ningún simbolismo en ello. Si tienen algún significado más allá de la decoración, se nos escapa cuál pueda ser éste.
Tal vez la razón más fuerte para pensar en un complejo de culto sea el paralelismo entre Göbekli Tepe y el "Templo" de Nevali Çori. El problema es que tampoco sabemos que el "templo" lo sea. Sí es cierto que en Nevali Çori han aparecido piezas de difícil interpretación como el llamado hombre-pájaro en el que algunos quieren ver una figura totémica relacionada con el chamanismo al igual que en esta representación de una cabeza humana coronada con una serpiente aunque para otros la serpiente sea sólo una trenza. Tampoco es sencillo saber qué representa esta ¿danza?. Supongamos, no obstante, que existieran pruebas irrefutables de que el "Templo" lo fuera realmente (todo lo que podemos afirmar es que resulta más rico y más amplio que las viviendas y que, al contrario que éstas, no era habitado) ¿supondría eso que el complejo de Göbekli Tepe era un santuario? Para tener elementos de juicio, veamos las dudas que plantea esa hipótesis.
Además de los "anillos", en la Colina del Ombligo se han encontrado numerosos huesos de animales con señales de haber sido cocinados. Dado que, supuestamente, nadie vivía allí queda la opción del sacrificio. El "problema" es que en muchas ocasiones coinciden los animales "sacrificados" con los animales "totémicos" representados en los pilares en T. Esto no sucede sólo con gacelas, ovinos... que nos parece más normal que se emplearan como condumio sino también con los supuestamente sagrados buitres.
Otro problema para aceptar la hipótesis del santuario es el propio número de edificios. Tenemos cierta tendencia cuando no entendemos algo de la Prehistoria a atribuirlo a las creencias de tipo religioso, pero ¿por qué habrían de construir al menos veinte recintos similares (a priori, cuando se excaven veremos si lo son o son diferentes)? La hipótesis del santuario no explica eso mejor que, por ejemplo, la de que estemos ante un lugar de reunión de clanes para celebrar ágapes (y esto es un mero ejemplo, no lo propongo como solución real).
El profesor Schmidt cree que estamos ante un inmenso cementerio y que encontrará tumbas excavadas bajo los "anillos". Göbekli Tepe sería un santuario para honrar a los antepasados. El tiempo le dará o quitará la razón en ese extremo, pero de momento es una mera especulación.
Independientemente de qué sean esos edificios plantean una serie de problemas que, por el momento, no tienen solución o la tienen sólo en parte. Por citar alguno de ellos ¿cómo adquirieron los conocimientos tecnológicos para tallar la piedra y edificar paredes de mampostería? Hoy puede parecer una tontería, pero excluidos estos yacimientos anatólicos, tendrán que pasar milenios para encontrar construcciones semejantes. Para más "inri" no conocemos antecedentes a Göbekli Tepe e incluso construcciones posteriores como los del "Templo" de Nevali Çori son de peor factura. Sólo el conocido como El Muñeco de Nieve de Balikli Gol (lo del Muñeco de Nieve no precisa mayores comentarios y Balikli Gol es la zona de la ciudad de Urfa en la que apareció cuando se hacían las obras para construir un banco) que, como quién no quiere la cosa, es la representación humana (o ¿divina?) a tamaño natural en forma de escultura exenta más antigua que existe, es contemporáneo a los recintos de la Colina del Ombligo. Aparte de confirmar que en el X Milenio antes de Cristo en esta zona de Anatolia existió una cultura que alcanzó niveles de desarrollo artístico y tecnológico que no volveremos a ver hasta milenios después, no nos aclara nada sobre estos interrogantes.
Otra pregunta sin respuesta de momento es cuándo se construyeron estos "templos". Las fechas que tenemos por C-14 corresponden a su ocupación. Sabemos, por tanto, que en el X Milenio A. de C. estaban construídos y en uso, pero no sabemos cuánto tiempo llevaban edificados. También ignoramos cuánto tiempo se tardaron en construir, si los veinte anillos se levantaron de forma simultánea o a lo largo de varias generaciones. Es especialmente doloroso que no tengamos respuestas sobre la sociedad que hizo posible esa maravilla. Tuvo que tener un alto grado de organización por dos razones, tuvo la capacidad de realizar un trabajo que exigía numerosa mano de obra (y una planificación previa) y fue capaz de alimentarla. Esto segundo plantea un nuevo problema ¿cómo lo hicieron? Estamos hablando de asentamientos con una economía de caza-recolección. Por muy feraz que fuera esta zona (que lo era) un único asentamiento a gran escala hubiera ocasionado la sobreexplotación de la misma. Por ello, el escenario que imaginamos es el de numerosos asentamientos de escala reducida cooperando en un fin común, pero ¿bajo qué tipo de autoridad se estableció esa cooperación? Aunque la interpretación del complejo de Göbekli Tepe como santuario haya hecho que alguno haya hablado de una teocracia con una casta sacerdotal dirigente, eso no pasa de ser una especulación. Tampoco sabemos si existió una casta guerrera que conquistó y puso bajo su mando a diferentes poblaciones o si eran asentamientos con una jefatura familiar o de cacicazgo confederados por alguna razón que ignoramos.
Muchas preguntas sin respuesta como tampoco la tiene el extraño fin de la Colina del Ombligo. Por alguna razón desconocida todo el complejo fue sepultado bajo toneladas de tierra (lo que ha permitido que su estado de conservación sea magnífico). ¿Se convirtió en algo tan odioso que se quiso borrar todo huella de su existencia? ¿Se quiso proteger de algún peligro? Nuevamente, no tenemos respuestas que no sean meras hipótesis especulativas.
Como verán, el yacimiento de Göbekli Tepe no precisa de tesoros en metales preciosos, de raras reliquias repletas de energías místicas o de arqueólogos mediáticos para resultar apasionante y lo es aunque no tenga nada que ver con el mítico Jardín del Edén (algo que se ha dicho e incluso escrito) ni con la Atlántida (otra afirmación con múltiples seguidores pese a tener la misma inexistente base que la anterior). ¿Quién dice ahora que el escepticismo no acepta lo que rompe los esquemas establecidos o que mata la capacidad de asombro? Göbekli Tepe es tanto una cura de humildad para los que crean que no hay lugar para nuevos descubrimientos como para los que creen que si algo es revolucionario no se acepta porque los intereses creados...
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