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Escritos desde el páramo

Concesión del premio Favila el Osado (octubre del 2009)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se apagan las luces, se abre el telón, en la pantallas aparece un león rugiendo bajo el lema Ars gratia artis (El arte por el arte), se levanta un espectador gritando ¡Sinvergüenzas! ¡Habéis cambiado el título pero esta película ya la he visto!. ¿Qué director de cine español recibe un tercio de nuestro deplorable galardón? En efecto, Alejandro Amenábar.

Su última (me temo que sólo lo sea de momento) película Ágora nace de su "amor por la astrología" (Fuente: Este artículo). No lo ha dicho, pero yo añado que también de un desconocimiento enciclopédico de la Historia. Nunca lo entenderé. Si Vd. quiere contar la historia que le salga de sus partes, hágalo. Se inventa el personaje que le rote, le hace pasar las peripecias vitales que se le ocurran y, si quiere, se lo "carga" como le venga en gana. No hay el menor problema. Estamos hablando de ficción y sólo podrá recibir críticas como tal. El problema aparece cuando el artista de turno se empeña en hablar de un personaje histórico pero, eso sí, reescribiendo la Historia. No es de extrañar que entonces la crítica reciba esta forma, asaz curiosa para una crítica cinematográfica.

Pero el Sr. Amenábar sólo recibe un tercio del galardón porque méritos equivalentes merecen iguales premios. El segundo tercio recae en Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y divulgador científico, por haber escrito lo siguiente:

"Permítanme que convierta este blog hoy en una recomendación de cine y de lectura. El estreno de "Ágora", la esperada película de Amenábar, se convierte, en el Año Internacional de la Astronomía, en una verdadera fiesta de la ciencia. Hipatia de Alejandría era un personaje histórico casi completamente desconocido, hasta que Carl Sagan en su serie Cosmos (en efecto, este blog rinde homenaje a la serie que en 2010 cumplirá 30 años nada menos) narró el fin de la Biblioteca de Alejandría y la trágica muerte de la bibliotecaria, científica y filósofa alejandrina hace casi 16 siglos, a manos de exaltados cristianos que veían en el conocimiento el mayor enemigo de su fe."

Se pueden cometer más errores en menos espacio, pero costaría trabajo sobre todo porque después escribe:

"La historia de Hipatia ha de ser forzosamente novelada: las fuentes históricas de la vida y el martirio y muerte de esta santa laica son poco conocidas, y las fuentes historiográficas del personaje poco más que referencias posteriores, en diccionarios onomásticos, o algunas cartas de su alumno, Sinesio de Cirene (convertido finalmente al cristianismo), autor de "De Dono Astrolabii", donde explica que este instrumento, el astrolabio, fundamental para la astronomía, lo construyó a partir de las instrucciones de su maestra. En cualquier caso, a lo largo de la historia, el triste sino de morir ante una masa jaleada por religiosos fue tomado como muestra que perdura de la importante labor de reunión del conocimiento que tuvo la Biblioteca alejandrina."

¿Estamos hablando de Historia o de hagiografía de una "santa laica"?. Si es lo segundo ¿están seguros de que lo que están diciendo no es una invención, una especie de Legenda aurea pero en versión atea?

Por supuesto, el último tercio (y el resto) de nuestro despreciable premio va para Carl Sagan por haber escrito:

"El último científico que trabajó en la Biblioteca fue una matemática, astrónoma, física y jefe de la escuela neoplatónica de filosofía: un extraordinario conjunto de logros para cualquier individuo de cualquier época. Su nombre era Hipatia. Nació en el año 370 en Alejandría. Hipatia, en una época en la que las mujeres disponían de pocas opciones y eran tratadas como objetos en propiedad, se movió libremente y sin afectación por los dominios tradicionalmente masculinos. Todas las historias dicen que era una gran belleza. Tuvo muchos pretendientes pero rechazó todas las proposiciones matrimoniales. La Alejandría de la época de Hipatia —bajo dominio romano desde hacía ya tiempo— era una ciudad que sufría graves tensiones. La esclavitud había agotado la vitalidad de la civilización clásica. La creciente Iglesia cristiana estaba consolidando su poder e intentando extirpar la influencia y la cultura paganas. Hipatia estaba sobre el epicentro de estas poderosas fuerzas sociales. Cirilo, el arzobispo de Alejandría, la despreciaba por la estrecha amistad que ella mantenía con el gobernador romano y porque era un símbolo de cultura y de ciencia, que la primitiva Iglesia identificaba en gran parte con el paganismo. A pesar del grave riesgo personal que ello suponía, continuó enseñando y publicando, hasta que en el año 415, cuando iba a trabajar, cayó en manos de una turba fanática de feligreses de Cirilo. La arrancaron del carruaje, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. Sus restos fueron quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado. Cirilo fue proclamado santo."

Un magnífico conjunto de tonterías que todavía hoy encuentran gente que se las cree como acabamos de ver. Llegados a este punto, estaba por concluir así la entrada sin dar más explicaciones o, como mucho, colocar enlaces a las fuentes históricas para que los que estén interesados por los temas de la Biblioteca de Alejandría y de Hipatia pudieran reconstruir una historia mucho más plausible de la que nos cuentan los tres galardonados. No obstante, sería demasiado cómodo así que comencemos por el principio, por la Biblioteca de Alejandría.

Pueden olvidarse de ideas como que se pretendiera reunir allí el saber universal o que se creara como un centro intelectual salvo que crean que griego y universal son sinónimos o que distraer al mandamás de turno es una actividad característica de los centros intelectuales. Los sabios que eran pensionados no tenían, por lo que sabemos, ninguna obligación investigadora ni docente pero varias fuentes antiguas (por ejemplo Diógenes Laercio y la pseudoepigráfica Carta de Aristeas) nos presentan a los invitados discutiendo problemas filosóficos y morales con los faraones Ptolomeo IV Filopátor y Ptolomeo II Filadelfo respectivamente. Tampoco debemos olvidar las palabras de Timón de Fliunte que respondió a Arato cuando éste le preguntó que dónde podía conseguir buenas copias de la obra de Homero que procurase encontrar textos antiguos no los corregidos (es decir, los anteriores a las ediciones realizadas en la Biblioteca) señal de su nulo aprecio por los trabajos filológicos que se desarrollaban en Alejandría. Que sus contemporáneos no veían de forma unánime el Museo (y con él las dependencias de la Biblioteca) como un gran centro de conocimiento lo demuestra la crítica de Séneca cuando aseguró que allí los libros no se empleaban para el estudio sino como adorno:

"Quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt; pulcherrimum regiae opulentiae monimentum alius laudaverit, sicut T. Livius, qui elegantiae regum curaeque egregium id opus ait fuisse. Non fuit elegantia illud aut cura, sed studiosa luxuria, immo ne studiosa quidem, quoniam non in studium sed in spectaculum comparaverant, sicut plerisque ignaris etiam puerilium litterarum libri non studiorum instrumenta sed cenationum ornamenta sunt. Paretur itaque librorum quantum satis sit, nihil in apparstum." (De tranquilitate animi, 5)

Posiblemente también sea ésa la razón de las escasas fuentes contemporáneas que hablan del Museo (de la Biblioteca aún menos) algo inexplicable si realmente su importancia intelectual fuera la que se pretende. Valga todo ello para poner en sordina el mito contemporáneo de la Biblioteca que nunca resulta más evidente que cuando se habla de su desaparición.

Nos fascinan las catástrofes. Las extrañas pinturas del enigmático Monsù Desiderio, el cine de catástrofes, la literatura apocalíptica o las Fallas valencianas son muestra de la pasión por una destrucción rápida y brutal. Tal vez por ello imaginamos el fin de la Biblioteca de esa forma aunque los presuntos culpables varíen desde los emperadores Caracalla, Valeriano, Aureliano y Diocleciano (que saquearon la ciudad de Alejandría en los años 215, 253, 273 y 297 respectivamente) hasta la reina Zenobia de Palmira que hizo lo propio en 269. No obstante, no hay la menor prueba de que esas destrucciones afectaran a la Biblioteca. Otros, por su parte, consideran que el culpable de su desaparición fue el terremoto que asoló Alejandría en el año 365, pero estamos nuevamente en el caso anterior.

No existe ninguna fuente histórica fiable que narre la destrucción de la Biblioteca de Alejandría (la única que existe es La Crónica de los sabios de Alí ibn al-Kifti y la atribuye a los árabes después de la conquista de la ciudad en 642. Haremos muy bien en considerarla una leyenda). La razón más plausible es que no existió ninguna catástrofe. Los libros de la Biblioteca estaban escritos sobre papiro. Este material era relativamente barato (no como el pergamino) y Egipto lo producía y exportaba en grandes cantidades. Tiene un inconveniente, es muy frágil tanto ante un uso continuo como (y esto es mucho más grave en el caso de Alejandría) ante la humedad. En el interior de Egipto eso no hubiera sido un problema excesivo, pero sí en Alejandría como pueden comprobar viendo un plano de cómo era entonces la ciudad. Sabemos que el Museo (y sus dependencias de la Biblioteca) necesitaban ingentes sumas de dinero para subsistir. Mientras los Ptolomeos primero y después los emperadores romanos aportaron fondos no hubo problema pero con la situación de anarquía política y crisis generalizada del S III Roma tenía otras preocupaciones más acuciantes que asegurar la pervivencia de ambas instituciones. La falta de fondos impedía el renovar los textos que el uso y la humedad destruían. Eso y un siglo, el III, extraordinariamente convulso fue posiblemente lo que ocasionó la desaparición de la Biblioteca.

¿Dónde están los cristianos? En el 391 el emperador Teodosio accede a la petición del patriarca Teófilo de Alejandría de que se destruyan los templos paganos. El Mitrheum y el Serapeum fueron arrasados. En el Serapeum existió una biblioteca que, para algunos, sería una sucursal de la Biblioteca, para otros sería la nueva sede de ésta una vez que la Biblioteca desapareció o, al menos, vio muy mermados sus fondos durante el S III, mientras que, para otros, fue una biblioteca sin la menor relación con la Biblioteca (el hecho de que aparezca mencionada la biblioteca del Serapión como hija de la Biblioteca en algunas fuentes, podría explicarse por ser sus fondos copias de los textos conservados en ésta). En cualquier caso, las fuentes conservadas hablan de la destrucción del templo y el saqueo de los objetos sagrados, pero nadie menciona la destrucción de libro alguno. La explicación debemos buscarla en la obra de Amiano Marcelino Res gestae a fine Corneli Taciti que, antes de que este suceso aconteciera, escribió:

"His accedunt altis sufflata fastigiis templa. inter quae eminet Serapeum, quod licet minuatur exilitate verborum, atriis tamen columnariis amplissimis et spirantibus signorum figmentis et reliqua operum multitudine ita est exornatum, ut post Capitolium, quo se venerabilis Roma in aeternum attollit, nihil orbis terrarum ambitiosius cernat.

In quo bybliothecae fuerunt inaestimabiles: et loquitur monumentorum veterum concinens fides septingenta voluminum milia, Ptolomaeis regibus vigiliis intentis conposita bello Alexandrino, dum diripitur civitas sub dictatore Caesare, conflagrasse. " (Lib. 22, Cap. 16, 12-13)

Es decir que las bibliotecas del Serapeum había desaparecido como consecuencia de un incendio ocasionado por las tropas de Julio César durante la Guerra de Alejandría. Podemos negar que eso fuera así, pero resulta obvio de la narración de Amiano Marcelino que ya entonces no existía la biblioteca del Serapeum cuando aún el edificio no había sido destruido por los cristianos. No hace falta saber latín. Basta con ver que para el edificio emplea el presente (eminet, cernat...) y para las Bibliotecas del Serapeum el pretérito perfecto (fuerunt). Mal pudieron los cristianos destruir con el templo una biblioteca que para entonces no existía. A finales del S IV Juan Crisóstomo habla de Alejandría y se lamenta de que no existiera el menor rastro de la Biblioteca.

De lo dicho hasta ahora ¿aparece por algún lado cualquier relación entre los cristianos y la desaparición de la Biblioteca? Si Vd. lo ven no dejen de señalármelo, pero hasta ese momento está claro que de esa acusación son inocentes. Es más, posiblemente la Biblioteca había desaparecido más de un siglo antes de que Hipatia fuera asesinada (hay cierto consenso en que la Biblioteca desapareció, en realidad, entre los años 269-273 cuando Alejandría fue conquistada por la reina Zenobia y reconquistada por Aureliano y que, antes de eso, ya estaba en seria decadencia). Pretender ligar la desaparición de la Biblioteca con el asesinato de Hipatia no tiene ningún sentido como tampoco el inventarse que ésta trabajó en la Biblioteca, algo que ninguna fuente contemporánea dice y señalan, en cambio, que impartía sus enseñanzas en su propia casa.

Vamos pues con Hipatia, hija de Teón del que la Suda dice:

"Θέων, ὁ ἐκ τοῦ Μουσείου..." (Teón, el hombre del Museo...)

lo que tal vez explique el origen de la falsa relación entre su hija Hipatia y la Biblioteca. En cualquier caso, debemos recordar que la Suda fue redactada en el S X y que su fiabilidad como fuente histórica deja bastante que desear.

Mucho mejor es que vayamos a Sinesio de Cirene, obispo de Ptolemaida, y a sus obras entre las que figuran varias cartas dirigidas a Hipatia. ¿Un obispo escribiendo a la pagana Hipatia? ¿Le auguraba los tormentos del infierno, le amenazaba con el linchamiento por una turba de fanáticos? Pues no, porque el converso Sinesio fue discípulo de Hipatia en Alejandría y siempre conservó los mejores sentimientos por ella, algo que podemos apreciar en la Carta 10 y en la Carta 16 que tuvo que dictar por estar ya demasiado enfermo para escribirla por sí mismo. En su obra Catastasis Sinesio hace relación a su maestra (aunque no la menciona por su nombre) en relación con el astrolabio de su (de Sinesio) invención en el que incluye todo lo que su venerada maestra contribuyó a desarrollar (aclaración necesaria, Sinesio de Cirene no dice que el astrolabio fuera una invención suya -ni de su maestra- sino que el astrolabio que enviaba como regalo lo era. Se trataba, sin duda, de un astrolabio perfeccionado gracias a los mejores conocimientos astronómicos y geométricos como puede apreciarse en esta parte de la obra Catastasis). Algo parecido sucede con la supuesta invención del densímetro por parte de Hipatia basándose en la Carta 15 pero resulta absurdo que Sinesio se pusiera a describir la forma y modo de uso a su supuesta inventora.

Con ser interesantes, las obras de Sinesio de Cirene no aportan (ni pueden hacerlo) ninguna noticia sobre el asesinato de Hipatia. La razón es obvia, el obispo de Ptolemaida falleció en 413, dos (o tal vez tres) años antes del linchamiento de su maestra pese a lo cual algunos se empecinan en involucrarlo en el trágico suceso (sí, la ternilla por los suelos). No obstante sí tenemos una fuente prácticamente contemporánea para saber qué sucedió en Alejandría en aquellos años. Por supuesto, estamos hablando de Sócrates Escolástico y de su obra Εκκλησιαστική Ιστορία (por si tienen algún problema con el griego, aquí está una traducción al inglés). Si vamos al Libro VII y más concretamente a los capítulos XIII-XV (aunque con un antecedente en el Cap. VII) encontraremos la narración del asesinato de Hipatia que, efectivamente, fue linchada por una multitud de cristianos, pero no por motivos religiosos sino políticos, por una pugna entre partidarios del patriarca Cirilo y del prefecto Orestes. El enfrentamiento por el poder en Alejandría entre el Patriarcado y el Imperio venía ya de lejos. Con el patriarca Teófilo ya hubo problemas (véase el Libro VI, Cáp. VII y ss.) que se tradujeron en el ataque de éste al patriarca de Constantinopla Juan Crisóstomo que no concluyó hasta su deposición (repuesto en el cargo por el emperador Arcadio fue definitivamente depuesto y exiliado por sus críticas a la emperatriz Eudoxia). No resulta extraño que a la muerte de Teófilo el poder civil prefiriese a Timoteo antes que a Cirilo, sobrino de Teófilo y que ya había participado en la deposición de Juan Crisóstomo. No obstante, el pueblo de Alejandría apoyó a Cirilo que fue finalmente investido como patriarca de Alejandría. Comenzó por perseguir a los Novacianos en contra de las órdenes imperiales, pero fue con el asunto de la expulsión de los judíos cuando su enfrentamiento con el prefecto Oreste llegó a su cénit. Los judíos alejandrinos irritados por lo que consideraban una violación del Sabbath, se amotinaron y asesinaron a varios cristianos lo que fue aprovechado por Cirilo para organizar una revuelta que expulsó a los judíos de la ciudad y saqueó sus bienes ante la indignación de Orestes que consideraba que eso era una intromisión ilegítima en sus atribuciones como representante imperial. El enfrentamiento entre ambos llegó a su cénit cuando quinientos monjes de Nitria acudieron para apoyar a Cirilo atacando a Orestes. Uno de ellos, de nombre Amonio, apedreó al prefecto ocasionándole una herida en la cabeza por lo que fue detenido y torturado muriendo de resultas de ello. Cirilo le considera mártir y la tensión aumenta y hace pensar en un enfrentamiento abierto entre sus partidarios. Es entonces cuando Hipatia, amiga y tal vez consejera del prefecto, es asesinada de forma brutal por una turba entre la que figura un lector (un cargo eclesiástico menor) llamado Pedro. Aparte de lo obvio, que esos asesinos eran partidarios de Cirilo, no hay ninguna evidencia más. Que fueran o no los monjes de Nitria, que Cirilo hubiera ordenado o no el crimen... es algo que desconocemos y que, por tanto, no admite más que especulaciones al respecto. Podría argüirse que Damacio de Damasco sí afirmó la culpabilidad del patriarca en una obra perdida, la biografía de Isidoro (lo sabemos porque ese texto es uno de los comentados por Focio en su Miriobiblion lo que nos permite conocer que el comentario de la Suda sobre Hipatia está basado en esa obra hoy perdida). No obstante, la historia que cuenta, que el patriarca Cirilo decidió asesinarla por envidia cuando vio que la gente se agolpaba ante su casa es absurda a poco que lo pensemos. Algo en lo que coinciden todas las fuentes es en el hecho de que la filósofa era muy popular y muy querida en la ciudad. Es impensable que Cirilo no supiera quién era hasta que vio la multitud frente a la casa de Hipatia y que sólo entonces se llenara de envidia y planeara su urgente linchamiento.

No obstante, aceptemos como mera hipótesis que Damacio acertara con el fondo aunque fallara lamentablemente en la explicación. Incluso si fue Cirilo el instigador del asesinato (aunque por motivos bien distintos a su envidia por la popularidad de Hipatia) ¿dónde está el cristianismo que pretendía acabar con el conocimiento? En ningún lado. El linchamiento de Hipatia fue un acto execrable y la participación que en él tuvieron algunos cristianos es condenable tanto por el hecho en sí como porque el cristianismo predica lo contrario de lo que hicieron (y eso no es ninguna novedad porque Sócrates Escolástico -que era cristiano- escribió lo mismo), pero pretender que se asesinó a Hipatia para acallar la voz del conocimiento tropieza con varios problemas que veremos a continuación. Hipatia no fue la primera ni la última víctima de los enfrentamientos entre los cristianos de Alejandría y el poder imperial. Antes que ella fue linchado de forma similar el obispo Jorge (año 361) y posteriormente lo fue el obispo Proterio (año 457). Ambos habían sido nombrados por los emperadores en contra del parecer del clero y el pueblo cristiano de Alejandría. La razón de fondo para ello no era religiosa sino nacionalista, el clero era lo propio frente al poder imperial que era lo extraño. De esa lucha entre el nosotros y el ellos nacieron múltiples conflictos que llegaron a la revuelta y al asesinato (véase al respecto La consagración de Timoteo Eluro como patriarca de Alejanandría... por D. Gonzalo Fernández). Hipatia fue una víctima inocente más de ese enfrentamiento y no el fruto de un fanático intento de acabar con el paganismo porque, de hecho, el paganismo en forma de escuela filosófica neoplatónica seguía existiendo en Alejandría siglos después de su linchamiento.

¿Dónde está el origen de este mito? En un panfleto anti-católico titulado Hypatia: Or the history of a most beautiful, most vertuous, most learned, and every way accomplish’d lady; who was torn to pieces by the clergy of Alexandria, to gratify the pride, emulation, and cruelty of their archbishop, commonly but undeservedly stil’d St. Cyril. que publicó John Toland en 1720 y que fue contestado al año siguiente en la obra The history of Hypatia : a most impudent school-mistress of Alexandria, murder’d and torn to pieces by the populace, in defence of Saint Cyril and the Alexandrian clergy : from the aspersions of Mr. Toland por Thomas Lewis. Sin embargo, la Ilustración se mostró favorable a las tesis de Toland y se olvidó de su refutación. Así, Voltaire en 1736 escribe Examen important de Milord Bolingbroke ou le tombeau du fanatisme. En él podemos encontrar este párrafo:

"Y a-t-il rien de plus horrible et de plus lâche que l’action des prêtres de l’évêque Cyrille, que les chrétiens appellent saint Cyrille? Il y avait dans Alexandrie une fille célèbre par sa beauté et par son esprit; son nom était Hypatie. Élevée par le philosophe Théon, son père, elle occupait, en 415, la chaire qu’il avait eue, et fut applaudie pour sa science autant qu’honorée pour ses moeurs; mais elle était païenne. Les dogues tonsurés de Cyrille, suivis d’une troupe de fanatiques, l’assaillirent dans la rue lorsqu’elle revenait de dicter ses leçons, la traînèrent par les cheveux, la lapidèrent et la brûlèrent, sans que Cyrille le saint leur fît la plus légère réprimande, et sans que Théodose le jeune et la dévote Pulchérie, sa soeur, qui le gouvernait et partageait l’empire avec lui, condamnassent cet excès d’inhumanité. Un tel mépris des lois en cette circonstance eût paru moins étonnant sous le règne de leur aïeul Théodose Ier, qui s’était souillé si lâchement du sang des peuples de Thessalonique."

Después Edward Gibbon terminaría por dar visos de historicidad a esta leyenda al incluirla en su The History Of The Decline And Fall Of The Roman Empire:

"A rumor was spread among the Christians, that the daughter of Theon was the only obstacle to the reconciliation of the prefect and the archbishop; and that obstacle was speedily removed. On a fatal day, in the holy season of Lent, Hypatia was torn from her chariot, stripped naked, dragged to the church, and inhumanly butchered by the hands of Peter the Reader and a troop of savage and merciless fanatics: her flesh was scraped from her bones with sharp oyster-shells and her quivering limbs were delivered to the flames."

El resto de la historia ya lo saben. Es más fácil creer y repetir un mito que investigar si tiene o no bases históricas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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