Inauguramos una nueva sección (IX-b)
Habíamos dejado al Sr. Ares elaborando un listado de las características que debe cumplir una copia de la Sábana Santa para poderse considerar como un duplicado fiel. Por supuesto, como de lo que estamos hablando es de las técnicas que pudo emplear un artista del S XIV, el considerar el resultado final como bueno o malo es independiente de la mayor o menor calidad artística de la reproducción. A lo que debemos atenernos es a que cumpla las características que hemos apuntado (por supuesto, aquéllas que realmente tiene) aunque el hecho de que unos puntos claves estén sometidos a discusión, la presencia de óxido de hierro en toda la Sindone o sólo en la figura y si la existencia de sulfuro de mercurio en la supuesta sangre es cuantitativamente importante o meramente puntual, nos impide zanjar la cuestión de cómo pudo hacerse. Todo lo que podemos hacer es apuntar posibilidades a la espera de que algún día la Iglesia católica conceda el permiso para realizar nuevos análisis que permitan dilucidar esa controversia.
D. Félix comienza por denominar como "Primeras teorías" a las que manejó Paul Vignon (que, recordemos, era favorable a la autenticidad de la Sábana Santa), la hipótesis del contacto y la vaporografía. Puesto que la primera (que la figura se produjo por contacto directo entre los fluidos del cuerpo de Jesús crucificado y la mortaja embebida de las substancias que, supuestamente, se emplearon en el entierro) fue desechada por el propio autor cuando se dio cuenta de que eso suponía que la impronta tenía que aparecer con grandes distorsiones, no precisa de mayores argumentos para ser desestimada, pero, por si acaso no entienden lo de las distorsiones, hay un sencillo experimento que cualquiera puede hacer en su casa para comprobarlo, embadurnarse la cara con una pintura lavable, cubrirse entonces la cara con un paño, presionar la tela para que ésta adquiera el pigmento, retirar el lienzo, desplegarlo y observar el resultado. No obstante, la vaporografía se merecía, en mi opinión, algo más que esta mención:
"Esta hipótesis no tiene ningún sentido, ya que la imagen resultaría deforme: Lo mismo sucede con la vaporografía." (Pág. 96)
Ya explicamos qué es la vaporografía y el porqué no es una explicación válida para la figura que aparece en el Sudario. Permítanme ahora añadir una cosa más, que el Sr. Jacques di Costanzo por encargo de la revista de divulgación francesa Science et Vie intentó realizar recientemente una imagen por vaporografía (ya hablaremos más adelante del artículo La science aveuglée par la passion -La ciencia cegada por la pasión- publicado en julio de 2005 en el que se recogieron ésta y otras afirmaciones sobre la realización de Sábanas Santas) y obtuvo un resultado nulo. No, no es que la imagen fuera más o menos buena, es que no había imagen de ningún tipo. ¿Mintieron los Sres. Vignon, Colson y Delage al asegurar que podían obtenerse resultados de esta forma? No necesariamente, porque el Sr. di Costanzo no intentó reproducir el experimento que ya describimos en su momento sino que se limitó a probar la viabilidad o no de esta técnica de forma estricta, sólo con los elementos presentes en el Evangelio según Juan. Sobre un bajorrelieve vertió un compuesto amoniacal -en vez de emplear sudor- y sobre él colocó un paño tratado con una crema de áloe. En esas condiciones (que no son las mismas que emplearon Vignon, Colson y Delage porque éstos añadieron elementos ajenos al relato evangélico) no hay resultado positivo. Eso nos permite descartar la vaporografía como el mecanismo que creó la imagen en el Sudario, algo que los partidarios de su autenticidad habían desestimado hace años.
Con eso acaba el Sr. Ares su repaso (obviamente nada exhaustivo y nada actualizado lo que me parece doblemente intolerable) de las hipótesis sobre formación de la impronta en la Sindone favorables a su autenticidad. Bueno, me permitirán intentar paliar esa deficiencia.
Comencemos por hacer una aclaración previa sobre qué significa en este contexto el término "autenticidad". En el momento en que reducimos la formación de la figura a un proceso físico o químico ordinario, eso sólo supone que no es una obra artística pero no comporta necesariamente su autenticidad. De igual forma, el que la impronta fuera obra de un artista no supondría necesariamente su falsedad. Como esto puede "sonar" un poco raro (tanto que alguno de Vds. puede estar pensando si yo también perpetro bitácoras después de haber abusado de la cerveza Voll Damm pero pueden estar tranquilos, esa cerveza en concreto me parece una porquería y, además, en la actualidad sólo bebo agua de san Martinho -no, no es ningún combinado exótico, es un manantial portugués- así que soy plenamente responsable de las tonterías que escribo) permítanme unas preguntas ¿es imposible que en el S XIV alguien asesinara a una persona crucificándola como dicen los Evangelios que lo fue Jesús para así crear una falsa reliquia? Porque ni la Física ni la Química dependen de si la mortaja envolvía a una persona que se llamaba Jesús o si se trataba de Paquito el Chocolatero. Sencillamente, el proceso físico o químico se produciría en cualquier caso. Por supuesto, si a alguien le hubieran sorprendido haciendo tal salvajada el castigo hubiera sido igualmente brutal, pero la ganancia económica -ya hablamos de las cantidades astronómicas que se pagaron por "reliquias" menos espectaculares que ésta- pudo hacer que alguien pensara que ése era un riesgo asumible. Demos la vuelta a la tortilla. ¿Es imposible que en el S XIV alguien pensara que la reliquia del auténtico y genuino sudario que envolvió a Jesús en su tumba resultaría más convincente si le añadía la figura del Yacente? Ambos supuesto son improbables, pero no imposibles. Vemos como la cuestión de si la impronta de la Sindone es una obra artística o no, no equivale a si el Sudario es una reliquia o no. Sería auténtica si la tela hubiera sido la mortaja empleada en el entierro de Cristo con independencia de cómo se hubiera creado la figura en ella y, de igual forma, será falsa si no fue el sudario de Jesús independientemente de la naturaleza de la impronta. Todo lo que llevamos visto hasta ahora no prueba nada sobre la falsedad de la Sábana Santa (de igual forma, aunque las afirmaciones de los sindonólogos hubieran sido correctas tampoco probarían su autenticidad). Así pues, entiendan todo lo dicho hasta el momento como un doble ejercicio de crítica, por un lado a las afirmaciones del Sr. Ares, por otro a las aseveraciones sindonológicas, pero no quieran convertirlo en una demostración de la falsedad de esta supuesta reliquia porque no lo es (la prueba de que esta tela no tuvo nada que ver con el santo Entierro la veremos próximamente).
Pese a lo dicho, supongo que estarán Vds. lo bastante familiarizados con las afirmaciones sindonológicas para saber que algunos han pretendido matar dos pájaros de un tiro, explicar la formación de la impronta y, simultáneamente, relacionarla con Jesús. Puesto que no es imposible (desde el punto de vista de la formación de la imagen por causas físicas o químicas) que estemos no ante una reliquia sino ante todo lo contrario, la prueba de un horrible crimen con tintes blasfemos cometido por pura y simple codicia, algunos parece que precisan ir un poco más allá, pasar de las causas naturales a una causa sobrenatural que imposibilite esa explicación. Así, la impronta ya no sería el fruto de una reacción química o de un fenómeno físico raro pero perfectamente natural, sino que habría sido causada por una energía desconocida emitida por el cuerpo de Jesús durante la resurrección, afirmación tan científica como que, en realidad, fue creada por este insigne artista empleando técnicas sólo conocidas por él. Aunque eso permitía soslayar la posibilidad del asesinato (a ver qué criminal es capaz de lograr que su víctima resucite) sólo lo consigue al precio de "cargarse" cualquier pretensión de rigor científico que pudiera existir en la Sindonología. Ya vimos los (des)calificativos que Raymond N. Rogers dedicó a los "defensores" de esta hipótesis y ya dijimos porqué esta hipótesis es anticientífica, ahora explicaremos porqué, además, tampoco es correcta. Bueno, en realidad los explica el Sr. Plaza en este interesantísimo artículo. Por mi parte, sólo añadiré que, además, la hipótesis de que la "quemadura" haya sido causada por una radiación intensa es incompatible con la ausencia de fluorescencia de la impronta bajo luz UV. Tenemos pues una hipótesis que parte de supuestos indemostrados e indemostrables como es que los muertos resucitan, que al hacerlo irradian y que, además, esa radiación es capaz de crear imágenes en una tela; que, esa radiación se comporta físicamente de una forma extraña a cualquier otra radiación conocida y, además, sus efectos sobre la materia son, nuevamente, distintos a cualquier otra conocida por el hombre. Por descontado, cualquiera puede creer en todo eso y en cosas aún más peregrinas, pero lo que no puede hacer es pretender que eso es Ciencia. Si quieren hablar de milagros allá ellos, pero que lo digan claramente y no pretendan camuflarlo bajo una parafernalia presuntamente científica.
Olvidémonos de esas radiaciones misteriosas y vamos con las restantes hipótesis que, dejando a un lado si son correctas o no, tienen la ventaja de no necesitar el auxilio de la metafísica. Aunque haya más, las principales teorías sobre la formación de la imagen por causas ajenas a un artista son:
-Formación por acción de la electricidad.
-Formación por la acción del ácido láctico (o teoría de Volckringer).
-Formación por la acción de subtancias implicadas en la descomposición del cuerpo (o teoría de Rogers).
Por extraño que pueda parecer, la teoría por formación eléctrica es contemporánea a la vaporografía aunque sólo en fechas recientes ha vuelto a ponerse de moda. El primer problema que tiene que explicar esta hipótesis es claro, si estamos hablando de una formación de la imagen por causa de la electricidad ¿de dónde proviene ésta? Las respuestas van para todos los gustos, desde rayos globulares hasta la piezoelectricidad del cuarzo activada por un microterremoto. No obstante, demos por demostrado (aunque no lo esté) que alguno de esos procesos se dio en el entierro de Jesús y que, además, fue capaz de generar el altísimo voltaje necesario para producir un efecto corona. Así, el Sudario sería una especie de fotografía Kirlian natural. Se han hecho experimentos para ver si eso es una explicación válida y puede que Vds. conozcan fotografías como las que ilustran este trabajo en el que Giulio Fanti, Francesco Lattarulo y Oswald Scheuermann defienden esta hipótesis que nos ocupa. A primera vista los resultados son espectaculares pero hay que hacer notar que fotografías como la Ilustración 10 (página 10) plantean dudas. La primera ¿por qué se emplea una medalla metálica? La segunda ¿por qué muestran los resultados obtenidos en papel fotográfico? Veamos la Ilustración 9 (página 10) en la que aparecen, a su izquierda, la medalla de san Antonio de Padua empleada, a su derecha el resultado en papel fotográfico y en el centro el obtenido en un lienzo de lino. La diferencia es clara, hay una menor definición en la impronta hasta el punto de que si no supiéramos lo que es, sería difícil su identificación. Otro tanto podríamos decir del hecho muy curioso de que se empleara en este experimento una medalla metálica. Si de lo que se trata es de demostrar que la impronta en el Sudario puede corresponder a un cuerpo sobre el que actuó una corriente eléctrica altísima ¿por qué no se empleó un cuerpo real? No, no hay peligro porque el voltaje es elevadísimo pero el amperaje es muy bajo. De hecho, muchas fotografías Kirlian se realizan sobre el cuerpo humano como estos dedos que resultan mucho menos reconocibles como tales que, por ejemplo, esta llave inglesa. La razón para ello es que el efecto corona depende, entre otros factores, de la conductibilidad.
Olvidémonos de todo ello. Incluso empleando papel fotográfico (mucho más sensible que un paño de lino) y una medalla metálica (que conduce la electricidad mucho mejor que el cuerpo humano) los autores antes citados reconocen:
"The results of a coin placed at a distance varying fron 0 to 3.5 mm from a sheet of photographic paper are shown in Figure 11. As expected, the image intensity decreases with the coin-paper distance, and a distance greater than 3 mm the image disappears" (Pág. 10)
¿qué quiere decir eso? Pues que o nos ofrecen mejores resultados experimentales o nos podemos ir olvidando de esta hipótesis porque si en condiciones más favorables que las que podríamos esperar en el caso del santo Entierro, no se forman imágenes a distancias superiores a 3 mm, el efecto corona no puede explicar la figura del Sudario porque en la tela sí aparecen detalles que debían distar del cadáver más de esos 3 milímetros.
Por si todo ello fuera poco, permítanme añadir una declaración al respecto de Raymond N. Rogers y Anna Arnoldi:
"A corona discharge charges the surface of an insulator like dry linen, and maximum charge concentrations are observed at points. These charges repel electrons; thefore upward pointing fiber ends would nor char. I could not produce any colors by this method."
que pueden encontrar en su trabajo Scientific method applied to the Shroud of Turin.
La teoría de Volckringer. En la década de los 40 (del siglo pasado, claro) el Dr. Jean Volckringer propuso que la imagen del Sudario se había formado por el mismo proceso químico que estas siluetas vegetales. Por si se están preguntando qué es esa imagen enlazada, no se trata de ninguna fotografía ni dibujo de unas plantas sino de la "huella" dejada por éstas en el papel sobre el que estaban montadas para su conservación en el British Museum. La razón de que aparezcan parece ser la degradación ocasionada por el ácido láctico en la celulosa. Como me imagino que alguno de Vds. puede creer que una planta montada sobre un papel se parece a un cadáver envuelto en una mortaja de lino tanto como un huevo a una castaña, permítanme que les aclare que el sudor humano contiene ácido láctico y que el principal constituyente del lino es la celulosa. Si bien esta teoría es, a priori, perfectamente asumible (por contacto directo el resultado, al menos en el caso de plantas, es muy bueno, no implica causas extraordinarias -de hecho es empleada tanto por partidarios como por detractores de la autenticidad del Santo Sudario- e, incluso, podría explicar en parte el silencio histórico sobre una mortaja de Cristo en la que aparecía su figura porque ésta no hubiera aparecido en el momento sino que lo hubiera hecho de forma gradual) presenta varios problemas para su aceptación que confiesa su principal defensor en la actualidad, el doctor John DeSalvo:
"My theory does not answer all the questions. Some problems are that the Shroud body image is a surface phenomena but the Volckringer patterns are not. They penetrate into the paper. Also calculations using diffusion of lactic acid would not produce the high resolution of the image we see on the Shroud. Thus my theory does not explain all the characteristics of the Shroud and more research needs to be done. Thus no one theory to date can explain how the image on the Shroud was produced."
en un artículo que pueden encontrar aquí. Haciendo caso omiso a que esta teoría ni explica la superficialidad de la imagen ni su alta resolución en los puntos en los que no se habría formado por contacto directo -que es el caso de las imágenes de las plantas que ya hemos visto- sino por difusión, también ha sido empleada por detractores de la autenticidad de la Sindone. Son muy conocidos los casos del doctor Allan Mills y de los masones Knight & Lomas autores éstos de la sarta de despropósitos titulada El segundo mesías aunque, en mi opinión, le hubiera quedado pintiparado el de Elogio de la locura o el de Crítica (demolición, más bien) de la razón pura aunque, en ese caso, los huesos de Erasmo y de Kant se habrían revuelto en sus tumbas.
Como habrán podido comprobar (si así lo han deseado) en el artículo del Dr. Allan Mills antes enlazado, éste complementa la teoría de las siluetas de Volckringer con la acción del peróxido de hidrógeno pero no pierde de vista la datación por C14 que impide el pensar que la Sindone tenga nada que ver con el entierro de Jesús. Aunque no lo dice en el artículo de marras, él cree que, en realidad, el cadáver pertenecía a un cruzado hecho prisionero y ejecutado según las narraciones evangélicas de la Pasión por los musulmanes como escarnio para la religión cristiana. No estaríamos ante una reliquia de Jesús pero tampoco ante un fraude. ¿Problemas que tiene esta teoría del cruzado desconocido? Aparte de que no explica hechos como los paupérrimos 17 centímetros de separación entre las imágenes frontal y dorsal, la ausencia de orejas, brazos y dedos muy largos... (y esto es común para cualquiera de las hipótesis que partan de que la figura se formó a partir de un cadáver real fuera éste el de Jesús, el de un cruzado martirizado a su imagen o semejanza o el de un pobre campesino crucificado por unos perversos fabricantes de falsas reliquias) también presenta un problema de índole religiosa. Los musulmanes sí emplearon como forma de ejecución la crucifixión por lo que es perfectamente posible que "liquidaran" de esa forma a un cruzado prisionero, lo que resulta mucho más dudoso es que lo hicieran parodiando los relatos evangélicos de la crucifixión de Jesús porque éste es considerado por los musulmanes como el segundo gran profeta del Islam después de Mahoma (o Muhammad). Si bien para la religión islámica Isa (Jesús) no fue realmente crucificado porque Allah confundió a los judíos que ejecutaron a otra persona creyendo que era él, me resulta difícilmente concebible la idea de un musulmán haciendo "bromitas" sobre el tema.
Si la hipótesis del Dr. Mills sobre el cruzado desconocido no resulta demasiado plausible, la de los masones Knight & Lomas supone un paso más allá para entrar de lleno en el terreno del disparate sin paliativos. Para ellos, la figura del Sudario corresponde no a Jesús sino a Jacques de Molay crucificado, el último (bueno, para ellos no es el último pero esto nos llevaría a criticar una nueva sarta de paridas pseudohistóricas relacionadas con la supuesta pervivencia de la Orden Templaria) Gran Maestre del Temple. ¡Si a Jacques de Molay le quemaron en la isla de los Judíos...! habrá pensado alguno de Vds. Ya, pero nuestros masónicos autores piensan (y vayan Vds. a saber el porqué imaginan paridas de ese calibre además de porque les viene muy bien para sus fantasías templario-masónicas) que una de las torturas a las que fue sometido durante su prolongado cautiverio fue la crucifixión. ¿Y porqué le crucificaron como a Jesús? Pues en castigo a que Jacques de Molay como los demás templarios (o una buena parte, al menos) no creía en Cristo. Si llegados a este punto, deciden Vds. que ya están hartos de disparates pseudohistóricos, sólo me queda felicitarles por su buen gusto. Desgraciadamente, yo tengo que decir algo (tampoco mucho, porque ese conjunto de memeces no merece más) sobre esto. La Edad Media es un ejemplo de brutalidad. En la Edad Media, además, muchas veces el castigo estaba relacionado con la falta cometida como podrían atestiguar (médium mediante) los hermanos Felipe y Gualterio d´Aunay, ejecutados en París el 19 de abril de 1314 de una forma que plujo mucho al numeroso público congregado deseoso de ver como concluía el gran escándalo de la época, el de la Torre de Nesle. Por no extendernos, baste saber que ambos hermanos fueron sorprendidos en flagrante adulterio con Margarita de Borgoña y sus cuñadas, las hermanas Juana y Blanca de Borgoña, casadas las tres con los tres hijos varones del rey Felipe el Hermoso (el delfín Luis, Felipe y Carlos). Sí, "el tomate" hubiera hecho maravillas con esta historia... Sabiendo esto, pueden imaginarse uno de los procedimientos empleados en la lenta ejecución de los pobres desgraciados ¿verdad? Bueno, pese a todo ello, en la Edad Media se ejecutó a numerosas personas que (y a veces porque) no creían en Cristo. En esta época, los judíos eran, para muchos cristianos, los deicidas. Pues bien, la crucifixión podría parecer un castigo justo para ellos, la perfecta aplicación del ojo por ojo o, en este caso, de la cruz por la cruz y, sin embargo, nada de eso se hizo. ¿Por qué? Ya dijimos que desde el S IV esta forma de ejecución fue prohibida. La razón está clara, nadie debía morir como lo hizo Jesús. Se podían hacer auténticas salvajadas (y se hicieron) con los reos. Con frecuencia la ejecución venía precedida por tormentos espantosos y seguía con ultrajes al cadáver. No había lugar no ya para la piedad sino ni siquiera para el menor rasgo de humanidad. Todo lo que hoy llamaríamos el sistema judicial y penal en la Edad Media fue la confirmación de la célebre frase "El hombre es un lobo para los hombres" y, sin embargo, no hubo crucifixiones. El tabú era demasiado fuerte. Todo ello sin ni siquiera plantearnos si los Templarios eran o no cristianos. Sencillamente, ¿renunciarían Vds. a todo lo que poseen para ingresar en un convento, para además luchar contra los musulmanes en un intento de que Tierra Santa, España y Portugal volvieran a ser territorios cristianos, combates en los que a cambio de la posibilidad de perder la vida no cabía esperar ni fama ni riquezas si no fueran Vds. mismos cristianos? Pues para estos caballeros masones había cientos de personas que respondieron que sí. Me temo que la asistencia a las tenidas tiene este efecto, acabar pensando que el número de jilís que pululan en el exterior es igual al número de pardillos que participan en sus ritos ridículos. Y sí, no tengo el menor aprecio por la Masonería. La verdad, creo que el único lugar adecuado para los hombres con mandil es la cocina.
La teoría de Raymond N. Rogers la pueden encontrar aquí defendida por el propio Rogers y por Anna Arnoldi. Como habrán visto (si así lo han querido) los autores consideran que la figura de la Sindone se formó por una reacción química producida por las substancias emitidas por un cadáver en proceso de putrefacción (putrescina y cadaverina) que habrían afectado a la delgada capa proteínica que recubre las fibras de lino. Nuevamente, estamos ante una hipótesis perfectamente asumible a priori pero que, nuevamente, presenta fallos. El primero (y más grave) lo señalaron (entre otros) el profesor Fanti et al.:
"In addition, the resolution of the body image of 4.9±0.5 mm (G. Fanti, September 2005) has not yet been reached experimentally using a diffusion technique."
en este trabajo al que ya hicimos mención anteriormente. Ni siquiera con las condiciones más favorables recreadas en un laboratorio se consiguen, mediante un proceso de difusión, imágenes con la resolución de la impronta del Sudario. Ya vimos que esto se "cargaba" la teoría de Volckringer y también lo hace con la de Rogers. Además, ésta presenta problemas específicos. Una elevada producción de putrescina y cadaverina es incompatible con la presencia del rigor mortis. Si éste ya no aparecía, ¿por qué el supuesto cadáver no tiene las nalgas aplastadas? Además, la impronta del supuesto cadáver no presenta las características de los cuerpos en descomposición. Por último, se han conservado mortajas de lino de diversas épocas y en ninguna de ellas aparece figura alguna.
Resumamos todo este rollo que, siguiendo mi inveterada costumbre, le he soltado. Ninguna de las diversas teorías que no aceptan una intervención artística para la formación de la impronta de la Sindone explica las características de ésta. El próximo día evaluaremos las hipótesis artísticas para ver si arrojan mejores resultados.
-Continuará-
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