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Escritos desde el páramo

En busca del chocolate del loro: Orión y otras hierbas (VIII)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Viene de aquí

Habíamos interrumpido la historia anterior en uno de los momentos culminantes del libro (por si no se han dado cuenta, tengo una "bad milk" que no la superan ni los guionistas de los antiguos seriales cinematográficos de Jolibú), por fin Bauval, Hancock y Sierra van a citar pruebas (o algo así). Ya sé que esto es tan desusado que puede provocar un aumento de la líbido (perdón, de la libido), pero me temo que el bromuro está al caer.
"Buceando en la cronología de Egipto escrita por los propios habitantes del Nilo -como la redactada por el sacerdote heliopolitano Manetón, hacia el siglo III a.C., o la contenida en textos como la Piedra de Palermo y el Papiro de Turín-,..." (Pág. 37)
Vayamos por partes. Manetón fue uno de los "propios habitantes del Nilo" (como un siluro, más o menos) que escribió su obra... en griego, es decir, estamos hablando de una persona que vivió en la época ptolemaica que presenta una fuerte helenización de la cultura egipcia. Pero lo más gracioso de citar a Manetón como prueba de nada es que su obra Aegyptiaca se ha perdido y sólo se conservan de ellas fragmentos recogidos en autores posteriores que, para más INRI, ni siquiera coinciden entre ellos. Para intentar explicar esas diferencias en personas que, supuestamente, están citando una misma fuente, se han propuesto varias soluciones que no dejan en muy buen lugar la fiabilidad de esos fragmentos (entiéndase por fiabilidad el que correspondan a algo escrito realmente por el egipcio). Si la transmisión de la obra de Manetón es cualquier cosa menos aceptable, suele olvidarse que ni siquiera en la antigüedad tenía fama de ser un escritor veraz. Flavio Josefo es el primer autor (y ya a finales del S I de nuestra era) que cita a Manetón (concretamente en su obra Contra Apión) y no se "corta" ni medio pelo en acusarle de mezclar indiscriminadamente hechos reales con leyendas carentes de autoridad (véase Contra Apión I, 287). Sin embargo, los párrafos enjundiosos para los esoteristas no son los que cita Josefo sino los que reproduce Eusebio de Cesarea en su Cronicón (que tampoco se conserva en su forma original sino de forma parcial en la edición de San Jerónimo, en una versión armenia y en las citas del escritor bizantino Jorge Sincelo que ¡oh sorpresa! resulta que tampoco coinciden entre sí). Me imagino que se habrán perdido hace mucho tiempo en este laberinto, así que intentaré aclarar el tema (seguro que consigo embrollarlo más)
Según la versión armenia ¿qué dijo Eusebio de Cesarea basándose en Manetón? Pues que el primer gobernante de Egipto fue el dios Vulcano, le sucedió el Sol, a éste Sesis, Saturno, Osiris, Tifón y Horus. Posteriormente reinaron otros dioses hasta Bidis. El gobierno de los dioses se prolongó durante 13.900 años.
A continuación los héroes reinaron 1255 años. Una serie posterior de reyes gobernó durante 1817 años. Después treinta reyes de Menfis ocuparon el trono durante 1790 años. Diez reyes de Tis hicieron lo propio durante 350 años.
Manes y héroes reinaron posteriormente durante 5813 años.
Según Jorge Sincelo ¿qué dijo Eusebio de Cesarea basándose en Manetón (y Jorge Sincelo añade a esa información citas de la obra del propio Manetón)? El primer gobernante de Egipto fue Hefesto (727 años y 9 meses -el escritor bizantino aclara que ha convertido las cifras originales pensando que cuando hablan de años están refiriéndose a meses. En realidad, los años de gobierno de Hefesto fueron 9000-). Le sucedió Helios (80 años y 2 meses). A éste Agatodemon (56 años y 7 meses), Crono (40 años y 6 meses), Osiris e Isis (35 años) y Tifón (29 años). Después reinaron Horus (25 años), Ares (23 años), Anubis (17 años), Heracles (15 años), Apolo (25 años), Amón (30 años), Titoes (27 años), Sosus (32 años) y Zeus (20 años).
Si llegados a este punto no están descoj... (perdón, desternillados) de la risa es que tienen un extraño sentido del humor. Sepan, en cualquier caso, que no sólo son Vds. los que consideran esas afirmaciones ridículas porque Sincelo reproduce la opinión que tenía Eusebio de esas historias, dice que son estúpidos mitos y el bizantino añade la suya propia que son necias habladurías. Unan esto a la crítica de Flavio Josefo ya citada...
En fin, que si quieren comprobarlo por sí mismos, aquí tienen una recopilación de los textos referidos a Manetón en estos autores y en algunos más.
Obviamente el apartado de pruebas ha empezado con mal pie... y empeora con rapidez porque la Piedra de Palermo nada tiene que ver con esta "movida" como algún egiptólogo de pro ha intentado explicar sin éxito alguno porque no hay vez que no se mencionen estos temas que no salga a relucir este objeto. Elucubraciones esotéricas aparte, la Piedra de Palermo es un fragmento de una inscripción mayor, está realizada en basalto y parece datar de la V Dinastía. Contiene unas lista real con indicaciones sobre los sucesos más importantes ocurridos en cada reinado así como la altura alcanzada por la inundaciones del Nilo. ¿Hay en ella algo misterioso? Pues más bien no, salvo que uno no tenga ni idea de la historia de Egipto. Como no es cosa de que se crean lo que les digo, aquí tienen una imagen muy detallada de la Piedra de Palermo. Tal vez alguien podrá pensar que el enigmático misterio esotérico esté oculto en la parte superior, en esos reyes predinásticos. Pues la verdad es que no. Sencillamente, nos ofrece unos nombres de monarcas del Bajo Egipto (el determinativo aparece tocado con la corona roja) que son de derecha a izquierda:
Nombre incompleto. Acaba en ...pu.
Seka
Jaau
Tiu
Tyesh
Neheb
Uadymar
Mejet
Nombre incompleto. Acaba en ...a.
Es decir, que salvo que se ignore que antes de la unificación de las Dos Tierras tradicionalmente atribuida a Menes (posiblemente el horus Aha de la I Dinastía), hasta fechas recientes asignada al horus Narmer de la Dinastía 0 al haberse interpretado así el que aparezca representado en su paleta tanto con la corona roja del Bajo Egipto como con la corona blanca del Alto Egipto y que en la actualidad consideramos como fruto de un largo proceso cultural, existían monarquías tanto en el Alto como en el Bajo Egipto. Excepto si se desconoce eso no sé en dónde está el misterio. Sí, puede pretenderse que por la reconstrucción ideal de la inscripción original de la que procede la Piedra de Palermo hay mucho espacio para reyes predinásticos y que eso supondría un espacio temporal muy dilatado, pero eso tropieza con varios problemas:
A) No hay indicación temporal alguna, luego no sabemos si esos reinados fueron cortos, prolongados o mediopensionistas.
B) En la Piedra de Palermo, de cada rey predinástico sólo se dice el nombre y, por tanto, el espacio dedicado a cada uno es muy pequeño, pero no hay ninguna prueba de que no se hiciera una mención más detallada a algún monarca (por ejemplo a Narmer) en los fragmentos hoy perdidos.
C) No sólo aparecen monarcas del Bajo Egipto puesto que en la conocida como Piedra de El Cairo (que no es un fragmento de la misma inscripción que la Piedra de Palermo pero posiblemente lo sea de una copia de la misma) aparecen los determinativos (los nombres se han perdido en su totalidad) de varios monarcas tocados con la corona blanca del Alto Egipto. Por tanto y si como parece en la línea superior aparecían tanto los reyes del Alto como del Bajo Egipto, el espacio se reduce a la mitad.
D) Existe el problema de si sólo había un rey en el Alto y en el Bajo Egipto o si existieron varios "reyes" de forma contemporánea que no serían, por tanto, monarcas de cada una de las Dos Tierras sino meros jefes de una zona determinada. Esta cuestión está plenamente abierta en cuanto se relaciona con los reyes de la llamada Dinastía 00. Por tanto ¿los monarcas que aparecían en la Piedra de Palermo lo eran en realidad o eran poco más que jefes tribales? No estamos en condiciones de responder a esa pregunta aunque hay un dato que debiera hacernos reflexionar sobre esta cuestión, ninguno de los reyes del Bajo Egipto cuyos nombres se han conservado en el fragmento palermitano aparecen en ninguna otra fuente ni documental ni arqueológica.
El Papiro de Turín (también conocido como la Lista Real de Turín, el Canon Real de Turín o el Canon de Turín -ganas de tocar las gónadas al personal dando nombres distintos a un mismo objeto-) es algo muy distinto. Básicamente son fragmentos de un texto redactado en escritura hierática que data posiblemente de la época de Ramsés II (o incluso posterior) y que fue encontrado por Bernardino Drovetti en torno a 1820 en las cercanías de Tebas. En un principio estaba intacto (o casi) pero fue mal embalado y en su transporte quedó en el deplorable estado actual.
Se conserva en el Museo Egipcio de Turín (de ahí su nombre, claro) junto con los restantes objetos de la colección Drovetti que fueron adquiridos por Carlo Felice de Saboya y que formaron la base del primer museo de Egiptología que se abrió al público (1824).
Bien, pero todo esto ¿qué tiene que ver con las afirmaciones de nuestros queridos, amados, idolatrados... escritores esotéricos? Pues que por una vez lo que dicen es cierto (y eso merece, por lo menos, escuchar Pomp and Circumstance de Edward Elgar). Ya, ya sé que después de oír esa versión se estarán preguntando si no sería conveniente ejecutar a los ¿músicos? en vez de que ellos ejecutaran la música de Elgar, pero les aseguro que están a la altura (o bajura) de nuestros admirados, deseados, canonizados... juntaletras.
A lo nuestro ¿qué es el Papiro de Turín? Pues una nueva lista de reyes pero que en esta ocasión sí presenta algunos datos curiosos. Aunque los reyes anteriores a Menes (ya dijimos que tradicionalmente era considerado como el unificador de las Dos Tierras y que posiblemente tenga que ser identificado con el horus Aha de la I Dinastía) tengan considerables lagunas, hay algunos que pueden ser leídos con claridad. Así, aparecen los nombres de Re, Geb, Osiris, Seth (200 años de reinado), Horus (300 años de reinado)... Es decir, que según este documento los dioses de Egipto fueron también sus primeros gobernantes. Aunque el estado fragmentario impide realizar un listado completo sí se ha conservado el resumen final de este periodo, los Shemsu Hor reinaron durante 13.420 años y el total de los antecesores de Menes ocuparon el trono durante 36.620 años.
Ahora que ya tenemos claro qué dicen las "pruebas" presentadas por la triada esotérica, tenemos que hacernos dos preguntas:
¿Algo de todo ello apoya la lectura realizada por Bauval y Hancock y citada por el Sr. Sierra?
¿Algo de todo ello es cierto?
Aceptemos por un momento (como mero ejercicio intelectual) que las afirmaciones contenidas en el Papiro de Turín o las que aparecían en la obra de Manetón sean ciertas (no, no me he vuelto loco -al menos no más de lo habitual-). Eso supondría que la historia de Egipto comenzó mucho antes de lo que pensábamos, pero ni apoya que las Pirámides de Giza se edificaran en recuerdo de algo sucedido en el año 10500 A. de C. ni explica qué fue ese algo merecedor de esa conmemoración. Por más que Bauval y Hancock quieran relacionarlo (ya lo veremos) con los Shemsu Hor, las fechas no son coincidentes. Ya vimos que en el Papiro de Turín se dice que los Shemsu Hor reinaron 13.420 años antes de Menes al que podemos dar una fecha circa 3000 A. de C. así que nos iríamos, más o menos, al 16420 A. de C. y no al 10500 A. de C. En los fragmentos de Manetón (entiéndase, los autores que citan a escritores que reflejan lo que tal vez sean recensiones de la obra del egipcio) no aparece el nombre de los Shemsu Hor, pero algunos han propuesto que serían identificables con los manes (espíritus de los muertos). Si eso fuera así, según la versión armenia de la obra de Eusebio en la que cita a Manetón, los manes gobernaron Egipto durante 5.813 años antes de que comenzaran las dinastías históricas lo que nos llevaría al 8813 A. de C. (más o menos). Así pues, ni por una ni por otra cronología (que no se parecen entre sí ni en el blanco de los ojos) tiene una significación especial el año 10500 A. de C. Tampoco existe en ninguna de esas fuentes la menor mención a que las Pirámides de Giza tengan alguna relación con posiciones estelares. Así pues, ¿qué interés tienen estas "pruebas" para la teoría de Orión? Pues ninguna. ¿Por qué entonces son mencionadas? Lo que se intenta es rodear los inicios de la civilización egipcia de misterio.
Recordemos que Bauval y Hancock habían "movido" la fecha de "inspiración" para las Pirámides y la Esfinge de Giza hasta el año 10500 A. de C. sin que supiéramos demasiado bien porqué habida cuenta de que las "pruebas" astronómicas como ya vimos no se sostienen. No obstante, esa fecha tan redonda y tan bonita supone que los orígenes de la civilización egipcia nada tienen que ver con la historia "ortodoxa" que sería, por tanto, más falsa que un euro de corcho. Una vez que se ha "establecido" una premisa tan bien "fundamentada", el citar textos que adelanten la aparición de la monarquía egipcia hasta unos años a priori absurdos no logra camuflar el intento de legitimar esos mitos etiológicos como sucesos verdaderos.
En resumen, en vez de presentar apoyos para su teoría Hancock y Bauval convierten esas afirmaciones en "prueba" de algo aún más extraordinario. Entramos así en un razonamiento de tipo circular en el que esos mitos son pruebas de la construcción de las Pirámides de Giza en recuerdo de un tiempo antiquísimo y, a su vez, la edificación de las Pirámides es prueba de la veracidad de los mitos. Basta con apercibirnos de que estamos ante un "razonamiento" de este tipo para desecharlo sin más. No obstante, hay una posibilidad que quedaría intacta, si prescindimos de la supuesta relación con las Pirámides ¿esas listas reales son o no veraces? Es decir, en tiempos de Maricastaña ¿existía una monarquía divina en Egipto o no?
Por de pronto tendríamos que preguntarnos a cuál de las dos cronología deberíamos de atender porque aunque Bauval y Hancock "metan en un mismo saco" a las afirmaciones contenidas en el Papiro de Turín y a aquéllas que aparecen en la obra de Manetón no es lo mismo (ni siquiera parecido). Ya vimos que la aceptación de lo dicho en el Canon turinés no llevaría hasta las cercanías del año 40000 A. de C., el 39620 A. de C. para mayor precisión (3000 años A. de C. hasta Menes + 36.620 años de sus predecesores). Por contra, la versión armenia de Eusebio que cita (o algo así) a Manetón da los siguientes datos:
13.900 años de gobierno de los dioses.
1.255 años de gobierno de los héroes.
1.817 años de gobierno de los reyes.
1.790 años de gobierno de 30 reyes de Menfis.
350 años de gobierno de 10 reyes de Tis.
5.813 años de gobierno de los manes.
Lo cual nos da un total parcial de 24.925 años a los que habría que sumar los 3.000 de las dinastías históricas,lo que daría un resultado final de 27925 años A. de C. ¿El 39620 A. de C. es lo mismo que el 27925 A. de C.? Parece que para algunos así es. Evidentemente, puede ser cierta la cronología del Papiro de Turín, la de Manetón o ninguna de ellas, pero lo que no puede ser es que ambas sean veraces porque hay una diferencia de más de 11.000 años entre las dos.
¿Debemos aceptar alguna de ellas? No sé a Vds., pero la verdad es que la idea de que los dioses egipcios gobernaran las Dos Tierras es algo más de lo que estoy dispuesto a creer entre otras cosas de menor importancia porque habría que comenzar por demostrar la existencia de tales seres, algo que nadie ha logrado ni en el caso del panteón egipcio ni en el de todas las demás religiones que creen en un(os) ser(es) divino(s).
Como las implicaciones teológicas serían divertidísimas, algunos escritores esotéricos han postulado que los nombres que aparecen en el Canon de Turín y los que, supuestamente, aparecerían en la obra de Manetón y que fueron greco-latinizados por los autores clásicos que citaron al egipcio (por ejemplo, Vulcano en la versión armenia y Hefesto en la versión de Sincelo corresponderían a Path -el nombre no aparece en el Papiro turinés al haberse perdido-; el Sol y Helios equivaldrían a Ra -este nombre sí aparece-...) no serían realmente dioses sino (según los gustos de cada uno) hombres normales posteriormente divinizados, seres dotados de poderes sobrenaturales, extraterrestres... Obviamente se están olvidando de ese sabio consejo de Fontenelle de que antes de buscar la causa de algo hay que asegurarse de que ese algo existe para evitar el ridículo de encontrar la causa de lo que es inexistente.
Vamos paso a paso. La cronología impide pensar que estemos hablando de personas normales. El reinado de Set-Tifón según la Lista Real de Turín fue de 200 años y según Sincelo de 29 años (recordemos que Sincelo asegura que convirtió los años de la fuente original -Eusebio citando a Manetón- considerando, sin razón alguna, como aquél que éste cuando decía años se refería en realidad a meses lunares y que, por tanto, multiplica los "años" por su estimación de la duración de un mes lunar -29,5 días- y divide por 365 días para obtener la equivalencia entre los años de Manetón y los años reales) que suponen 359 años. El reinado de Horus según el Papiro de Turín fue de 300 años y según Jorge Sincelo de 25 años (es decir, que la fuente hablaba de 309 años). En mi pueblo las personas normales no gobiernan (ni siquiera viven) más de 300 años (el que llega a 100 puede darse con un canto en los dientes postizos).
Lo de los seres con poderes sobrenaturales, extraterrestres, atlantes... y demás ralea, tropieza con el mismo problema que los dioses, que primero habría que comenzar por probar su existencia real. Por otra parte, uno se pregunta qué extraordinarios saberes tenían estos sujetos (dioses o no) porque no enseñaron nada útil a sus súbditos. La agricultura no aparece hasta circa el año 6000 A. de C., la escritura hacia el 3200 A. de C., la construcción en piedra hasta la II Dinastía (cámara sepulcral del horus Khasekhemuy)... Eso sí, los antiguos egipcios debieron haber recibido enseñanzas un tanto extrañas de estos personajes porque, por ejemplo, los primeros horus de la I Dinastía se hicieron enterrar acompañados de sus sirvientes sacrificados (más de 20 hombres en la de Aha, más de 300 -la mayoría mujeres- en la de Djer...). Dejando la ironía a un lado, la secuencia cultural en el Alto y el Bajo Egipto es lo bastante conocida como para poder olvidarnos de supuestas revelaciones por parte de ningún grupo de seres mitológicos. Sencillamente, estamos ante un caso similar a las leyendas sumerias, mayas, chinas, hebreas... que colocan al comienzo de sus civilizaciones a personajes (divinos o no) de extraordinaria longevidad y de los que provendrían sus logros culturales. Las propias diferencias ya apuntadas entre las distintas cronologías son buena prueba de que no estamos hablando de hechos reales sino de mitos para los que tanto daba decir 40000 años A. de C. como 28000 años A. de C.
Sin embargo, nuestro particular Trío de la Bencina no se enteran de nada de esto y continúan en pos no de una buena moza alemana sino de los "enigmáticos" Shemsu Hor. Francamente, me hace más gracia la versión germana ("Die Drei von der Tankstelle" 1930) pero como esto es lo que tenemos...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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