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Escritos desde el páramo

Decimocuarto misterio jocoso: Templarios destemplados (VII)

Viene de aquí
A ver qué nos dice D. Lorenzo para explicar la supuesta presencia del tesoro del Temple en Canadá (bueno, en realidad lo pone en boca del magistral Geofredo así que prepárense que vienen curvas):
"Pues bien, has de saber que los estudios de otro buscador , Michel Lamy , concluyeron que a Escocia arribó una trouppe encabezada por el Maestre de Auverge, Monsieur d´Aumont, acompañado de siete freires. Llegaron destrozados, después de un penoso periplo en el que hubieron de esquivar a los sanguinarios secuaces del rey francés, y las miradas de aquellos dispuestos a delatarlos. Una vez allí mostraron sus credenciales al comendador Georges de Harris, a fin de mantener viva la memoria de la Orden ocultando sus rituales bajo la simbología masónica, y los miembros del Temple pasaron a ser masones libres, evitando que el recuerdo de tan dantesco genocidio cayera en el olvido. Y así, el 23 de junio de 1313, víspera de San Juan, alumbrados por antorchas y al socaire de un viento que traía esperanza y buena ventura, d´Aumont fue embestido Gran Maestre de la Orden, y los caballeros templarios continuaron con sus objetivos en la clandestinidad, bajo del manto de los francmasones escoceses..." (Págs. 242-243)
Ya saben, los Templarios eran como los "mihuras", embestían... En fin, olvidémonos de los errores léxicos de D. Lorenzo y vamos con los errores que comete al hablar de Michel Lamy. Por de pronto éste califica la narración precedente de leyenda:
"La tesis de un origen templario de la masonería era cara al baronet escocés Andrew-Mitchell Ramsay que, en el siglo XVIII, buscaba raíces prestigiosas para la francmasonería. En aquella misma época, en el convento llamado de Clermont, se instituyeron grados de "masones-templarios". El barón de Hund, que participó en ello, parece estar en el origen de la historia del caballero de Aumont. Esta leyenda hizo fortuna, particularmente en Alemania, donde las sociedades secretas pululaban literalmente." [1] (Pág. 284)
Ejem, ejem... tanto si Michel Lamy tiene razón en la atribución al barón de Hund de esta leyenda o no, lo que está claro es que su creador no tenía ni idea del Temple ni de su historia. Auverge (o Auvernia, en castellano) no estaba dirigida por un Maestre sino por un Preceptor. Supongo que tampoco les causará ninguna sorpresa el enterarse de que el nombre de éste no era d´Aumont sino Imbert Blanke. No obstante, hoy estoy la mar de generoso así que aceptaré que la tradición puede haber equivocado el cargo que ocupaba y el nombre real y que cuando habla del Maestre d´Aumont en realidad se trata del Preceptor Blanke aunque ambas cosas se parezcan como el huevo y la castaña.
Sin embargo, ni aun así la cuestión se sostiene. Imbert Blanke se libró de la redada del 13 de octubre de 1307 en Francia... pero fue arrestado en Inglaterra. En 1309 es uno de los cuarenta y tres miembros del Temple que fueron interrogados en la iglesia de la Santísima Trinidad de Londres. El 28 de octubre declara que profesó en la Orden hacía treinta y siete años y que había sido recibido en Tiro por el entonces Gran Maestre Guillermo de Beaujeu. Por lo demás, negó todo lo habido y por haber. Cuando le preguntaron por las confesiones del Gran Maestre Jacques de Molay, aseguró que si de Molay hubiera dicho eso realmente habría mentido. En 1310 comparece en distintas ocasiones ante el Concilio reunido en San Pablo en Londes y continuó asegurando que nada tenía que confesar por lo que se ordenó su encarcelamiento con el añadido de tener que llevar grilletes.
Si por esta parte, la historicidad de la narración es insostenible, por el lado escocés no mejora precisamente. Cuando los Templarios escoceses tuvieron que comparecer el 17 de noviembre de 1309 para prestar declaración en la abadía de la Santa Cruz de Edimburgo se presentaron dos (al por mayor), William de Middleton y Walter de Clifton. Ambos coincidieron en negar todas las acusaciones excepto la relativa a que el Gran Maestre podía perdonar los pecados.
Sobre dónde se habían metido los restantes Templarios, Walter de Clifton declaró que al tener noticia de lo que estaba sucediendo en Francia, muchos hermanos abandonaron el hábito y huyeron. Entre los fugados cita a Thomas Tocci y a John Fusestete. William de Middleton, por su parte, aseguró que tres Templarios que habían estado presentes en su recepción al saber que se estaba procediendo a detener a los miembros de la Orden, colgaron sus hábitos y huyeron a Ultramar.
Esta afirmación ha hecho correr ríos de tinta, que si huyeron a América, al Congo Belga... La realidad es mucho más sencilla. El 15 de diciembre, el rey ordenó que se procediera a detener a los numerosos caballeros templarios que erraban por el país vestidos como seglares.
Entre ellos se encontraban los Templarios escoceses como se demuestra por el hecho de que el 25 de junio de 1310 encontramos a Thomas Tocci de Thoroldeby, uno de los citados como fugitivos en Edimburgo, y no en ningún lugar recóndito sino en Londres. Ante el Concilio que juzgaba a los Templarios declaró que fue interrogado en Lincoln y que, temiendo nuevas preguntas, escapó gracias a un soborno, acto que le valió la excomunión. Pasó a Francia y allí supo de las confesiones que habían realizado los dirigentes del Temple por lo que decidió regresar a Inglaterra donde volvió a ser detenido. Aunque en una primera declaración negó las acusaciones que le realizaron, terminó por admitir que le obligaron a renegar de Jesucristo, a escupir a un crucifijo... Ante esta confesión, fue reconciliado el 27 de junio de 1310.
En resumen, la maravillosa historia del caballero d´Aumont y los Templarios escoceses se reduce a que el no Maestre de Auvernia no llamado d´Aumont no pudo reunirse con nadie por tener ciertos "problemillas" con la justicia. Tampoco es que importe mucho porque como los Templarios escoceses habían hecho "mutis por el foro" con cierto apresuramiento, tampoco estaban localizables para acudir a citas a la luz de las antorchas (¡qué romántico!)
Por increíble que parezca, la tan traída conexión entre el Temple y la Masonería se basa en pruebas tan risibles como ésta. Aunque, a base de leerlo en obras de este mismo jaez, exista quién haya acabado por creérselo e incluso lo sostenga con un aplomo digno de mejores causas, este "rollo macabeo" no pasa de ser un mito etiológico creado por la Masonería del S XVIII. Fue Andrew Michael Ramsay el que en 1737 se inventó una supuesta historia de la Masonería en la que jugaba un papel capital el periodo de las Cruzadas porque supuso que los cristianos habían pretendido restaurar el Templo de Jerusalén y que, para ello, habían creado una serie de señales secretas que les permitiera reconocerse entre ellos al estar en un ambiente hostil. Esta concepción del Masón-Cruzado fue muy bien recibida en Francia donde ya pululaban una serie de sociedades supuestamente descendientes de los caballeros medievales, pero fue en la Alemania de finales del S XVIII donde se gestó la idea de un vínculo entre Templarios y Masones ya que, según esta idea, los Templarios durante su estancia en Jerusalén habrían accedido a un saber esotérico que fue transmitido por Jacques de Molay a su sucesor antes de su ejecución. Sus descendientes actuales (actuales en esa época) son los Masones.
Como no hay ni una sola prueba documental de tal conexión y la tradición ya hemos visto lo que vale, los "misteriólogos" recurren a algo tan agradecido como es la simbología, un terreno en el que cada uno encuentra lo que previamente ha decidido hallar.
El Santo Grial de los "misteriólogos templario-masónicos" se encuentra en la Capilla de Rosslyn, unos kilómetros al Sur de Edimburgo:
"Así, cerca de Edimburgo se encuentra la capilla de Rosslyn, para muchos un recuerdo de lo que pudo ser la última "catedral templaria". Es un lugar de culto de gran importancia para los francmasones escoceses. No es un templo cualquiera; ni tan siquiera una obra arquitectónica consagrada a la fe. Es algo más que eso..." (Pág. 243)
Hombre, en todo caso sería la "primera catedral templaria" dado que, como ya dijimos, los templarios no edificaron ni una sola catedral, edificios que no necesitaban para nada puesto que no tenían obispos. Claro que eso de la "primera (o la última) catedral templaria" recuerda aquello de "Santillana del Mar, la localidad de las tres mentiras porque ni es santa, ni es llana ni tiene mar". Obviamente, la capilla de Rosslyn no es la primera (ni la última), no es una catedral y no es templaria.
Tanto hablar de Rosslyn como un edificio enigmático puede hacer pensar que es algo único, pero eso es completamente falso. La Capilla-Colegiata de San Mateo (que es el nombre que hubiera debido llevar) no es más que una de las treinta y siete Colegiatas que se construyeron en Escocia entre 1406 y 1513. Otros de los edificios construidos en este periodo son las Colegiatas de Crichton, Dunglass, Seton... aunque, por desgracia, otras Colegiatas más antiguas como la de Dunbar (que se empezó a construir en 1342) hoy han desaparecido. Como pueden comprobar por las fotografías antes enlazadas, todas ellas tienen elementos comunes, la planta es cruciforme y tienen un cimborrio en forma de torre, el mismo plan constructivo de la Capilla de Rosslyn con la diferencia de que ésta quedó casi completamente inconclusa (lo que hoy puede verse no es más que el coro de la construcción prevista).
Ya hemos dicho que no es una catedral sino una Colegiata y tampoco tiene nada de templaria. En 1700 el padre Richard Augustine Hay escribió la historia de la familia Saint-Clair (o Sinclair). Dado que consultó documentos y cartas hoy desaparecidos, su obra es insustituible. Entre otras cosas, habló de la construcción de la Colegiata:
"El Príncipe William, sufriendo por causa de su edad, consideró los años pasados y cómo iba a emplear los días que le quedaran. Por eso, al fin de su vida, aparece reconociendo a Dios por los beneficios que había recibido de Él. Le vino la idea de construir una casa al servicio de Dios, obra de lo más curiosa; y para que pudiera realizarla con la mayor gloria y esplendor hizo venir artistas de todas las regiones y de todos los reinos extranjeros, e hizo traer gran cantidad de albañiles, carpinteros, herreros, peones y canteros..." [2] (Pág. 3)
Vaya por Dios. Los supuestos Templarios resultan ser artistas traídos del extranjero y el lugar que, supuestamente, es mucho más que un templo se queda en que es una Colegiata construida como acción de gracias por los favores recibidos. Heterodoxo que era el tal William Saint-Clair...
A continuación se pone a citar un texto titulado "Templarios y masones, la conexión escocesa" de Fernando Arroyo:
"Todas las pruebas señalan a un templario que extrajo los manuscritos secretos que enterraron los judíos meses antes de que los romanos, en el año 70 d. C., destruyeran el templo y los eliminaran. Si nos basamos en esto, en la capilla de Rosslyn, construida por el conde William St. Clair en 1440, se hallarían las claves del origen templario de la masonería escocesa, pues no solo posee elementos simbólicos entre su abigarrada ornamentación -donde el desorden es solo aparente-, que aluden claramente a la masonería, sino también a las familias "Rex Deus", al linaje sacro, a la historia de oculta de los caballeros templarios, y a la Jerusalén del siglo I." (Pág. 244)
¿Y no habrá referencias a los números que van a salir este viernes en el Euromillón? Ya puestos... Por cierto, la fecha de comienza de las obras fue, en realidad, 1446. Por lo demás, parece que D. Fernando también es firme partidario de la máxima de que una falsedad repetida incesantemente termina por convertirse en creíble. Como ya hemos ido viendo, "Todas las pruebas" es ninguna prueba. Ni D. Fernando, ni D. Lorenzo, ni D. Geofredo... han presentado prueba alguna de que tales manuscritos existieran, ni de que los Templarios los encontraran, ni de que los trasmitieran a Escocia, ni de que William Saint-Clair tuviera nada que ver con los Templarios... Es que la simbología... bueno, vamos a ver la simbología:
"Entre lo muchos elementos a los que nos referimos, podemos comentar un relieve existente entre dos pilares en el exterior de la capilla, que muestra una ceremonia de iniciación al primer grado de la Masonería. El candidato, arrodillado, tiene los ojos vendados y lleva una soga alrededor del cuello, cuyo extremo sostiene un personaje ataviado con la túnica de los Caballeros del Temple. Sus pies están colocados en la posición que los candidatos masones continúan adoptando hoy en día en las ceremonias modernas y en la mano izquierda sostiene una Biblia. Este relieve fue realizado alrededor de 1450, casi doscientos setenta años antes de la fecha en que, según afirma la Gran Logia Unida de Inglaterra, se inició la Masonería." (Págs. 244-245)
Caramba con los investigadores esotéricos españoles. Se ponen a hacer descubrimientos y no paran... ¡Qué esfuerzo tan denodado el suyo! Por favor, comparen el párrafo anterior con este otro:
"Relieve entre dos pilares en el exterior de Rosslyn que muestra una ceremonia de iniciación al primer grado de la masonería. El candidato, arrodillado, tiene los ojos vendados y lleva una soga alrededor del cuello, cuyo extremo sostiene un personaje ataviado con la túnica de los Caballeros del Temple. Sus pies están colocados en la posición que los candidatos masones continúan adoptando hoy en día en las ceremonias modernas, y en la mano izquierda sostiene una Biblia. Este relieve fue realizado alrededor de 1450 d. J.C., casi doscientos setenta años antes de la fecha en que, según afirma la Gran Logia Unida de Inglaterra, se inició la Masonería." [3] (Pie de foto en página s/n -es la primera del cuadernillo de ilustraciones que se incluye después de la página 96)
Un momento que me llega la inspiración para escribir una novela: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía...
Resulta curioso que el Sr. Fernández Bueno, tan aficionado él a poner fotografías por todas partes tanto si vienen a cuento como si no, no incluya ni una sola dedicada a la Capilla de Rosslyn y, por tanto, tampoco de este relieve cuya importancia parece fundamental. Si vamos a la obra de los señores Knight & Lomas podemos solventar esta carencia, señal de que ambos autores anglosajones si no tienen sentido del ridículo sí lo tienen del juego limpio. Por de pronto, el relieve está muy deteriorado pero no tanto como para que no se advierta que ninguno de los dos personajes tiene pies, de hecho la talla llega hasta el arranque de las piernas así que ¿de dónde se sacan que un personaje está arrodillado y que otro tiene los pies en posición "masónica"? De hecho, ambas cabezas están a la misma altura así que deberían estar en la misma posición, o ambos de pie o ambos arrodillados.
Por otra parte, la identificación del personaje que sostiene la cuerda con un templario no se debe a otra cosa que a la imaginación de los autores. Sencillamente, tiene un crucifijo al pecho, pero la cruz es latina, no la cruz patée de los templarios. Nada permite sostener, por tanto, que ese personaje tenga nada que ver con el Temple. ¿Qué representa esta imagen? Pues vayan Vds. a saber, pero la descripción que hacen los Sres. Knight & Lomas, copia el Sr. Arroyo y reproduce el Sr. Fernández Bueno no se ajusta a la realidad y, por tato, las conclusiones que quieren extraer de ella no tienen base alguna.
Bueno, con esto dejamos de momento Rosslyn (puesto que D. Lorenzo de momento pasa a hablar de otras cosas) volveremos allí cuando tenga a bien volver a hablar de este tema.
NOTAS:
[1] Citado en La otra historia de los Templarios. Michel Lamy. Trad. José Ramón Monreal. Ed. Martínez Roca S.A. Barcelona, 2000.
[2] Citado en La chapelle Rosslyn. Un morceau de Maçonnerie Écossaise. No figura autor. Trad. del autor de estas líneas. Publicación electrónica disponible aquí.
[3] Citado en El segundo Mesías. Christopher Knight & Robert Lomas. Trad. Marisa Abdala. Ed. Editorial Planeta S.A. Barcelona, 1998.
BIBLIOGRAFÍA:
Para las declaraciones de los templarios ingleses y escoceses, véase:
Historia General de los Caballeros del Temple. Mateo Bruguera. Ed. Ediciones Alcántara S. L. Madrid, 2000. Tomo IV Págs. 7-90.
Para la invención de las relaciones entre Temple y Masonería, véase:
Templarios, la nueva caballería. Malcolm Barber. Trad. Albert Solé. Ed. Martínez Roca S.A. Barcelona, 2001. Págs. 337 y ss.
-Continuará-

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