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Escritos desde el páramo

Decimotercer misterio jocoso: Heterodoxos de verdad (XV)

Viene de aquí
Florilegio sacro compuesto con selectos pasajes de la magna obra "Parzival" del minnesinger Wolfram von Eschenbach para sano esparcimiento y provechosa instrucción de cuántos esto leyeren. Joder, hoy me he levantado más cursi que una perdiz con ligas. Decía que a continuación les reproduzco lo más interesante de lo que escribe Eschenbach sobre la religión:
"¿Os referís a Dios, el hijo de la Virgen? Si creyerais que Él, hecho hombre, sufrió por nosotros, como celebramos en este día, no llevaríais la armadura. Hoy es Viernes Santo. Todo el mundo debe alegrarse y, a la vez, estar completamente angustiado. ¿Dónde se manifestó un amor más alto que el que demostró Dios por nosotros, al que se colgó de una cruz por nosotros? Señor, si sois un verdadero cristiano, deberíais lamentar este trueque. Él dio su preciada vida, muriendo para reparar nuestra culpa, pues el hombre estaba perdido y, por su pecado, destinado al infierno." [1] (Págs 221-222)
"...el hombre debe perseverar siempre y esperar la ayuda de aquel que nunca ha dejado de ayudar al alma cuando amenaza hundirse en el infierno. Sedle fiel sin vacilaciones, pues Dios es la propia fidelidad." [1] (Pág. 228)
"Cuando Lucifer bajó al infierno con sus secuaces, surgió entonces un ser humano: Dios creó de barro al noble Adán. De la costilla de Adán creó a Eva, que fue la causante de nuestra desgracia, pues no obedeció a su Creador y, con ello, destruyó nuestra felicidad." [1] (Pág. 228)
"Dios mismo fue el hijo de la Virgen. De vírgenes nacieron dos hombres. El propio Dios se encarnó a imagen y semejanza del hijo de la primera virgen." [1] (Pág. 229)
"Con la estirpe de Adán nacieron las penas y la bienaventuranza: la bienaventuranza porque el que está por encima de todos los ángeles reconoce su parentesco con nosotros; las penas, porque ese parentesco es el carro de los pecados, que tenemos que arrastrar. ¡Que se apiade Dios Todopoderoso, a quien acompaña siempre la Misericordia, pues su fiel humanidad lucha fielmente contra la infidelidad!" [1] (Pág. 229)
"Es sabido que las mujeres y los clérigos están desarmados y que la bendición de Dios protege a los clérigos. Siente amor por éstos y sírvelos con fidelidad para que encuentres un buen final. Debes dirigirte a ellos amablemente. Por muchas cosas que veas en el mundo, nada se asemeja a un sacerdote. Predica la Pasión y nos salva de la condenación. Su mano consagrada toca la hostia, a Cristo, que nos liberó de nuestra culpa. Si un sacerdote ejerce su ministerio en perfecta castidad, ¿cómo puede vivir más santamente?" [1] (Pág. 244)
"Se arrodilló tres veces en dirección al Grial, en honor de la Trinidad, y suplicó que el hombre doliente quedara libre del tormento. Entonces se levantó y preguntó: "Tío, ¿qué te atormenta?"
Dios, que a ruego de san Silvestre despertó de la muerte a un toro y le hizo irse vivo y que mandó levantarse a Lázaro, ayudó a Anfortas a sanar y a curarse por completo." [1] (Págs. 372-373)
"Si queréis salvar vuestra alma del demonio, tenéis que creer en un solo Dios Todopoderoso, en cuya Trinidad todos tienen el mismo rango. Dios es Hombre y la Palabra del Padre, porque Él es Padre e Hijo, y se los honra igual, como también al Espíritu Santo. Con el poder de los tres, esta agua os liberará del paganismo. En el nombre de la Trinidad entró en el agua para bautizarse Aquel que creó a Adán a su propia imagen." [1] (Pág. 382)
Como pueden comprobar con la lectura de estas citas, el marco en que transcurre este poema de Eschenbach es plenamente cristiano, sin la menor sombra de heterodoxia. Vamos a ir un poco más lejos. Ya dijimos que la fecha de composición debe estar en torno a 1205-1210 ("Todavía hoy sufren las viñas de Erfurt los mismos daños, las huellas de las pezuñas de los caballos." [1] -Pág. 191-. El asedio de Erfut tuvo lugar en 1203), es decir, en la época de auge del anticatarismo que concluyó con la Cruzada contra los Albigenses. Pueden imaginarse el efecto que tuvo en ese periodo esa inserción de párrafos religiosos negando las creencias cátaras en una literatura que estaba dedicada a las clases nobles (que son, a la vez, las clases guerreras).
No sé si a Vds. les parece casual que Eschenbach se dedique a afirmar la existencia de la Trinidad, la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, el poder redentor del sacrificio de Jesús en la cruz, su encarnación como hombre verdadero, la especial dignidad de los sacerdotes y la validez del bautismo por agua (todo ello contrario a las creencias cátaras) justo en el momento histórico en que se consideraba a los albigenses como un problema que debía ser solucionado. Debo reconocer que yo no considero esto como una mera coincidencia inintencionada.
Esto debiera servir de aviso a los que se empeñan en hacer "lecturas cátaras" de una obra que es todo lo contrario, sin embargo "como si quieres arroz, Catalina". Cada cierto tiempo aparecen "investigadores" empeñados en usar el "Parzival" como si fuera el mapa del tesoro griálico. Lo curioso de estos émulos (o antecesores) de los Jones es que ni siquiera parecen haber leído la obra que, supuestamente, les debe servir de guía. Veámoslo:
"Como si de un sutil conjunto de engranajes se tratase, en el poema de Eschenbach se hacía mención a una cueva llamada "Fontane la Salvasche". En la misma habitaba un anciano eremita, conocedor de los grandes secretos, y este, sin escrúpulo ni recelo, decidió iniciar al protagonista del relato, Parsifal, en las claves ocultas del Grial. El sabio, conocedor de la bondad y honor que anidaban en el corazón de su ahora discípulo, lo introdujo en otra cueva cercana, y una vez allí, le mostró un altar que poseía sobre sí un pequeño cofre.
Los paralelismos son sorprendentemente llamativos. En el Sabarthès existe una oquedad que desde el S XI es conocida con el nombre de Fontanet. No muy lejos de la misma está la del Eremita, en la que además se halla un altar que aseguran los historiadores era utilizado, primero por cátaros y posteriormente por templarios, para mostrar la "Piedra del Grial" durante sus iniciaciones y liturgias. Por si fuera poco, la citada roca era custodiada en el interior de un arcón, situado a su vez en un agujero de la pared que todavía hoy es visible. Demasiadas casualidades para tratarse de un texto meramente alegórico..." (Pág. 181-182)
¡Qué van a ser casualidades! Es, en realidad, pura ficción. Veamos, por de pronto en el "Parzival" no hay ninguna cueva que se llame "Fontane la Salvache" (Fuente Salvaje). Éste es el nombre de un paraje:
"Sin esperar más, los dos caballeros y la dama cabalgaron hacia una ermita en una peña escarpada. Parzival encontró allí un relicario, al lado del cual estaba apoyada una lanza bien decorada. El ermitaño se llama Trevizent." [1] (Pág. 141)
"Fuente Salvaje se llamaba el lugar a donde le condujo el camino. Encontró al eremita, que le dio la bienvenida." [1] (Pág. 225)
Incluso da más datos del lugar. Desde lo alto de la peña de la que antes hablaba, cae un arroyo:
"...quien llevó el caballo debajo de la peña, donde nunca brillaba el sol. Era un establo natural. Desde lo alto caía un arroyo." [1] (Pág. 226)
Además, el ermitaño Trevizent (que, por cierto, es tío de Parzival) va y viene entre ambas como si tal cosa, porque vivía en una y en la otra guardaba sus libros:
"El ermitaño le prestó un vestido que había allí y después lo llevó consigo a otra gruta, en la que estaban los libros que el pío varón leía." [1] (Pág. 226)
Obviamente, Trevizent era un andarín de cuidado. Veamos un mapa de algunas grutas del valle de Ussat. La Cueva del Ermitaño (Grotte de l´Ermite) está en la zona ampliada en el rectángulo rojo. Fontanet no aparece en el mapa, pero está a 1,6 Kms. al NE de Lombrives. Así que hay dos posibilidades, o Trevizent era "tonto del culo" porque con la cantidad de cuevas que hay cerca de la Grotte de l´Ermite se va a vivir al otro lado del río Ariège y "donde Cristo pinchó la Bultaco", o, sencillamente, toda esta historia que nos cuenta el Sr. Fernández Bueno no hay por dónde agarrarla. Obviamente es lo segundo puesto que el paraje real no corresponde a lo que dice Eschenbach. No hay tal arroyo que cae desde lo alto de los montes y, en cambio, sí hay agua tanto dentro de Fontanet (obvio, habida cuenta del nombre) como de L´Ermite (y en este caso, además, es agua termal). Sin embargo, Trevizent y Parzival salen de la cueva para lavar las raíces que iban a comer y para lavarse las manos.
Claro que tampoco es que importe mucho esta "pequeña" inexactitud porque como tampoco hay tal cofre... Lo que dice Eschenbach es que:
"En correspondencia con el día, había allí una piedra de altar desnuda. Encima estaba un relicario, que Parzival reconoció al instante." [1] (Págs. 226-227)
Vale, era un relicario pero podía tener la forma y el tamaño de un cofre ¿no? A fin de cuentas, muchos relicarios tenían la forma de arquetas que más o menos (más bien menos que más) podían confundirse con un arcón. En este caso no es posible porque dice Trevizent:
"El relicario que viste antes, que es más verde que un trébol, lo hice cincelar de la piedra preciosa que me regaló el noble caballero." [1] (Pág. 242)
Con lo que la posibilidad de que se confundiera con un cofre es nula.
Pasemos a cuestiones sin duda más importantes. ¿Quiénes serán esos historiadores que dicen, según D. Lorenzo, que en Fontanet los cátaros y los templarios mostraban la "Piedra del Grial"? ¿Existirán tan siquiera o estarán haciendo compañía a la esmeralda caída de la frente de Lucifer y a los templarios Kyot y Eschenbach? A ver si podemos hacer un poco de luz en este turbio asunto. En un artículo (que el Sr. Fernández Bueno no cita en la Bibliografía) titulado Entramos en las cuevas del Grial escrito por los Sres. José Lesta y Miguel Pedrero se lee lo siguiente:
"En el poema de Eschenbach, el héroe Parsifal acude a la cueva Fontane la Salvasche, donde vive un eremita que le puede iniciar en los secretos del Grial. Éste le conduce a una segunda cueva cercana donde le muestra el "altar sin cubrir, en cuyo centro se encuentra un cofre". Curiosamente en el Sabarthes existe una cueva que desde tiempos cátaros se le llama Fontanet y, curiosamente a escasos metros de ella, otra cueva llamada del Eremita que alberga el 'altar' donde la tradición asegura que era mostrada la Piedra Grial en las iniciaciones cátaras y templadas. Estaba en un cofre colocado en una oquedad de la cueva todavía visible."
Compárese este texto con el anteriormente citado del Sr. Fernández Bueno y comprobarán que, en efecto, "Los paralelismos son sorprendentemente llamativos" aunque, eso sí, los Sres. Lesta y Pedrero son más prudentes que D. Lorenzo y mencionan a la "tradición" como fuente de la información de marras. La tradición puede decir lo que guste, incluso una chorrada de ese calibre, pero los historiadores son otra cosa y, aunque hay gente para todo, no suelen incurrir en errores como imaginarse a un cátaro con cara de arrobo mientras contempla el Grial. ¿Por qué? Porque como ya dijimos, para los cátaros lo material era corrupto, una creación demoníaca. Como símbolo eucarístico, a un cátaro el Grial se "la traería floja y pendulona" porque no admitían tal sacramento. En realidad tampoco admitiría algo distinto a que Jesús fuera una especie de fantasma inmaterial que, como tal, no pudo ser crucificado realmente, sangrar realmente ni estar su sangre realmente en una copa.
Tampoco esto es que importe demasiado porque los cátaros tampoco tenían lugares de culto:
"Esta Iglesia no es de piedra, ni de madera, ni de nada hecho por la mano del hombre. Porque está escrito en los Hechos de los Apóstoles (Hec. 7,48) que: "El Altísimo no mora en cosa hecha por la mano del hombre."" [2] (Pág. 98)
Vamos, que D. Lorenzo casi acierta.
NOTAS:
[1] Citado en Parzival. Wolfram von Eschenbach. Edición, traducción y notas de Antonio Regales Serna. Col. Biblioteca Medieval, Ed. Siruela. Madrid, 2001.
[2] Citado en La verdadera historia de los cátaros. Anne Brenon. Traducción de Manuel Serrat Crespo. Ed. Martínez Roca S.A. Barcelona, 1997.

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