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Escritos desde el páramo

Tercer misterio jocoso: Jesús y los cuentos cachemiros

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Comencemos, pues, con el contenido del texto que nos ocupa. El primer capítulo titulado "Un viaje, un comienzo" nos da ya una primera pista de por dónde va a ir el autor, una extraña mezcolanza entre misterios relacionados con Jesús y órdenes iniciáticas secretas (dos temas para comenzar a temblar, obviamente).
También nos ofrece la palpable demostración de su método de trabajo que consiste en creerse lo que alguien haya dicho antes de él sin preocuparse demasiado de comprobar si esas afirmaciones son ciertas o si ya se han demostrado como falsas.
Veamos la plasmación de ambas cuestiones. Va a Cachemira guiado por una obra de Andreas Faber-Kaiser, "Jesús vivió y murió en Cachemira" Ed. A.T.E. Barcelona, 1976 que, a su vez, sigue el relato del periodista ruso, explorador y tal vez espía, Nicolai Notovitch, pero, como suele suceder, Faber-Kaiser va mucho más lejos de lo que aseguró éste. Comencemos pues por deslindar qué pertenece a uno y a otro.
Nicolai Notovitch publicó en francés "La vie incconue de Jesús-Christ en Inde et au Tibet" (Ed. Ollendorf. París, 1894) que obtuvo un gran éxito con diversas reediciones y traducciones a otra lenguas (en español, en 1909). La historia que cuenta es sencilla. Estando él de viaje por el Tíbet escuchó hablar en la lamasería de Moulbek de un profeta llamado Issa. Conversando con el lama principal de la lamasería de Hemis éste le confirma la historia y le asegura que en su monasterio se encontraban diversos textos que hablaban de él y que eran copias en tibetano de los originales escritos en pali que se encontraban en Lhasa. Añade que el profeta Issa había predicado en la India y a los hijos de Israel y que era muy apreciado entre los lamas importantes pese a que sus seguidores, los cristianos, no reconocían la autoridad del Dalai Lama. Notovitch solicita le enseñen dichos escritos, pero el lama dice desconocer dónde se encuentran, pero que si tiene ocasión de regresar a la lamasería, los tendrá preparados para mostrárselos.
Dos días después, Notovitch envía al lama un reloj y un termómetro como regalo y le anuncia una nueva visita que será más larga de lo que imaginaba porque sufre una caída del caballo y se rompe una pierna. Mientras espera su curación, se hospeda en la lamasería de Hemis dónde, por fin, el lama le lee mientras un intérprete le traduce dos gruesos rollos que contienen "La vida de Issa". Siempre según el ruso, en esos textos se aseguraba que Issa nació en el país de Israel en una familia bendecida por Dios a causa de su fidelidad. A los trece años Issa debía contraer matrimonio. Para escapar de esa obligación abandona su hogar y se dirige a Sindh para conocer las leyes de los grandes Budas. Es instruido en las doctrinas del hinduismo en Jagannath, Rajagriha y Benarés pero su prédica igualitaria y monoteísta entra en contradicción con las castas de los Brahmanes (sacerdotes) y los Kshatriyas (guerreros) por lo que debe huir, para salvar su vida, a las montañas del Himalaya dónde estudiará los textos religiosos del budismo. Finalmente, considerando que ya estaba suficientemente formado, regresa a su hogar pasando por Persia en donde discutirá con los sacerdotes de Zoroastro atacando su dualismo y asegurando que sólo existe un Dios del bien. Los sacerdotes le apresan y le abandonan extramuros para que sea comido por las fieras, pero Issa no sufre ningún daño y regresa a su hogar cuando tenía 29 años. Cuatro años más tarde fue ejecutado por los romanos por decisión de Poncio Pilato pese a que los judíos no vieron en él ninguna falta. Después de su muerte, sus discípulos llevaron su doctrina por todo el mundo, son los cristianos.
Como vemos, el texto de Notovitch sólo pretende rellenar los llamados "años oscuros" de Jesús, es decir, la laguna que existe en los relatos evangélicos desde el episodio de Jesús perdido y hallado en el Templo de Jerusalén hasta el comienzo de su vida pública. Por lo demás, el texto se atiene a los evangelios (Issa muere ejecutado por los romanos, sus discípulos aseguran que resucita...). Una pequeña diferencia, claro, es que "La vida de Issa" tibetana exculpa a los judíos de cualquier participación en la ejecución. Luego veremos cómo este pequeño detalle tiene su importancia.
El de Faber-Kaiser es completamente distinto. Acepta la primera parte de la historia, el primer viaje de Jesús-Issa a la India pero, según él, Jesús aunque fue crucificado no murió. Su resurrección fue una mera recuperación de sus heridas. Una vez sanado, se trasladó a Cachemira donde se casó, tuvo hijos que iniciaron una descendencia que llega hasta hoy, murió y fue enterrado en una tuma que todavía hoy se conserva en Srinagar. La razón para esta diferencia es una serie de informaciones transmitidas por el profesor Hassnain.
Bien hasta aquí todo lo que acepta el Sr. Fernández Bueno en su obra. ¿Qué hay de cierto en ello? Voy a sorprenderles. Nada ¿a que no se lo esperaban?
Pode pronto, el método de trabajo de Notovitch indica que éste no podía saber si el lama, el traductor o ambos le estaban "tomando el pelo". No tenía forma de verificar si le estaban diciendo la verdad o le estaban mintiendo. No obstante, la verdad es aún peor que una broma de dudoso gusto aunque con notables antecedentes como sabe cualquier antropólogo.
Cuando Notovitch publicó su libro, fue objeto de la atención del profesor Friedrich Max Müller, uno de los grandes orientalistas de la época. Su dictamen fue que era falso. Las razones del profesor Müller fueron dos, la primera de orden externo y la segunda de incoherencia interna. Supuestamente Notovitch había tenido acceso a un texto tibetano titulado "La vida de Issa". En las recopilaciones de obras tibetanas llamadas Tandjur y Kandjur no existe la menor noticia de un escrito con ese título. Por otra parte, supongamos que la historia de Notovitch sea cierta. ¿Cómo llegaron al Tíbet las noticias de la muerte de Issa-Jesús? Supuestamente llevada por mercaderes judíos, pero entonces ¿quién identificó a Jesús como la misma persona que había estudiado en la India y el Tíbet? Misterio de los misterios.
No se quiebren demasiado la cabeza buscando respuesta. Müller también indicó que había recibido una carta de una corresponsal inglesa que había preguntado por un ruso apellidado Notovitch en la lamasería de Hemis y que allí nadie le conocía.
Por si fuera poco, Archibald Douglas decidió comprobar la historia de Notovitch así que acudió a la lamasería de Hemis y habló con el mismo lama que, supuestamente, conversó con el ruso. El lama negó que conociera a Notovitch, que hubieran atendido a ningún occidental con una pierna rota, que existieran los dos rollos con "La vida de Issa" en su monasterio, que existiera ninguna tradición tibetana sobre Issa-Jesús del que sólo sabían lo que decían los misioneros, que nadie le hubiera regalado un termómetro (ni siquiera sabía qué era)... La única prueba que pudo conseguir Archibald Douglas de que Notovitch siquiera habiera estado realmente en el Tíbet es que un viajero con ese nombre fue atendido de dolor de muelas en Leh.
No obstante, la imparcialidad nos obliga a ser cautos tanto con unas afirmaciones como con otras. No obstante, algo si nos permite dilucidar quién decía la verdad y quién no. En el prefacio a la edición inglesa de su libro (1895) Notovitch cambió su historia. Los dos rollos ya no existían como tampoco "La vida de Issa". En realidad, él había compuesto su texto tomando diversos fragmentos de obras del monasterio de Hemis ordenándolos como mejor le pareció. Esto explicaba porqué no aparecía esta obra en el Tandjur y el Kandjur. Con relación a que negaran conocerle y que existieran dichas menciones a Issa en la lamasería de Hemis, Notovitch aseguró más tarde que era por miedo a que los occidentales robaran los textos.
Bueno, puede parecer extraño pero posible lo es. No obstante, los errores del texto no pueden ser explicados por lo antedicho. Por ejemplo, "La vida de Issa" habla del Dios de los jainitas, pero esa noción es ajena al jainismo. El original de "La vida de Issa" supuestamente había sido introducido en el Tíbet escrito en pali, pero ese idioma no ha sido nunca empleado en los libros budistas tibetanos. Ítem más, los budistas tibetanos no pudieron ser nunca informados de la vida de Issa-Jesús por testigos presenciales porque el budismo no se difunde en el Tíbet hasta 700 años después de la vida de Jesús. Más aún, el texto de Notovitch presenta a Jesús viviendo en el templo de Jagganath... que fue construido mil años más tarde (si pensaban que el error de J. J. Benítez al decir que Jesús había estado en el Coliseo de Roma era insuperable, ya ven...)
Por si todo ello fuera poco, cuando la obra de Notovitch tuvo una reedición en la década de 1920 en los EEUU fue estudiada por Edgard J. Goodspeld que encontró paralelismos entre el estilo de "La vida de Issa" y los evangelios de Mateo, Lucas, Hechos y la Carta a los Romanos.
La conclusión está clara. "La vida de Issa" es una falsificación. Así las cosas, podemos preguntarnos ¿Por qué? Cuestiones económicas aparte, ya dijimos que "La vida de Issa" según Notovitch exculpaba completamente a los judíos de la muerte de Jesús. Notovitch era judío aunque se había convertido al cristianismo ortodoxo. En estos años se produce un repunte del antisemitismo en su Rusia natal a raíz del asesinato del zar Alejandro II en 1881. ¿Fue ésta la razón? ¿Tuvo algo que ver la suposición de Madame Blavatsky en su "Isis sin velo" de que Jesús podía haber viajado al Himalaya dado que encontraba paralelismos entre el cristianismo y el budismo? Nunca lo sabremos.
Por contra, las fuentes de Andreas Faber-Kaiser son mucho más claras en cuanto a su motivación. Resumiendo la cuestión, su fuente es una secta musulmana, el movimiento ahmadiyya fundado por Mirza Ghulam Ahmad. Este curioso personaje no tuvo el menor empacho en presentarse como el Mahdi esperado por los musulmanes, el Mesías esperado por los judíos... en un ecumenismo "traído por los pelos". Obviamente, para cumplir con su misión tenía que superar el obstáculo de la creencia en que ya no había que esperar nuevos Mesías porque con Jesús ya se había cumplido la esperanza mesiánica hasta su segunda venida que supondrá el Fin del Mundo. Para ello no vaciló en presentarse como reencarnación de Jesús así como negar que hubiera existido resurrección y ascensión al cielo (por un motivo obvio, si Jesús estuviera en el cielo en carne y hueso no podía reencarnarse puesto que no estaba descarnado). De este confuso batiburrillo doctrinal surgieron sus afirmaciones sobre la supervivencia de Jesús, su viaje a la India... aprovechando algunas viejas leyendas (sin base histórica alguna) árabes y nestorianas sobre estos temas. Vamos, que creerse esas historias sobre la tumba de Jesús en Srinagar supone un ejercicio de fe no menor que el se precisa para aceptar que Santiago está enterrado en Compostela o que el Grial está en la catedral de Valencia.
Pero si esto es así, ¿cómo se explica que algunas personas a lo largo de los años hayan declarado haber encontrado en monasterios tibetanos textos referentes a Issa? Bueno, primero hay que diferenciar si realmente aseguraron haberlos visto o si sus declaraciones son del tipo "Conozco a alguien que tenía un primo segundo que era abuelo de Fulanito que en la lamasería de..." Muy pocas pertenecen al primer grupo. De los que sí dicen tal cosa, habría que ver lo que transcriben porque en más de un caso aseguran haber leído lo que Notovitch escribió en su libro ignorando que el ruso, como ya dijimos, reconoció que había unido fragmentos de diversas obras por lo que si lo creemos (y si no lo creemos nos quedamos sin historia de Issa) nadie puede encontrar una única obra que corresponda a lo que Notovitch redactó. Si de los tres o cuatro que quedan eliminamos a las personas interesadas bien por su relación con la secta ahmadiyya bien porque escribieran libros sobre el tema, nos quedamos sin nadie.
La verdad es que nadie, absolutamente nadie, ha sido capaz de proporcionar pruebas de que dichos textos existan como tampoco de que Jesús anduviera por esas tierras ni, mucho menos, de que esté enterrado en Srinagar (también se encuentran en Cachemira las tumbas de Moisés y María con lo que parece que la inventiva de los paisanos para crear enterramientos famosos supera a la de los nativos de Colonia en cuya catedral están enterrados, ni más ni menos, que los Reyes Magos).
Pues el Sr. Fernández Bueno no se da por enterado de nada de esto y repite las historietas de Notovitch y de Faber-Kaiser, sin dudar de ellas. Tampoco entiendo demasiado bien el porqué porque, como ya veremos, si esas historias fueran ciertas dejarían en muy mal lugar algunos capítulos posteriores aunque sobre esto ya volveremos en su momento.
-Continuará-

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