Investigando que es gerundio (VI)
Viene de aquí
No obstante, el corpus de creencias de los gnósticos por muy extraño (o alucinado, o disparatado, o sublime, o excelso o cualquier otro calificativo que queramos endosar porque en última instancia no sirve para nada) que nos parezca no nos dice nada sobre si sus evangelios son históricamente más fiables que los canónicos. Antes de seguir adelante es coveniente hacer varias aclaraciones previas.
Cuando hablamos de evangelios (aunque deberíamos hacerlo más bien de escritos porque no sólo hay evangelios) gnósticos estamos dando una falsa sensación de unidad. De igual forma que en los evangelios tanto canónicos como otros apócrifos no gnósticos hay una variedad extraordinaria tanto cronológica como de contenido, los evangelios gnósticos tampoco son un todo unitario. Ya hemos visto que nuestros amados escribidores esotéricos beben los vientos por el evangelio de Felipe, el de Tomás y el de María (Magdalena) porque en ellos se confiere una gran importancia a la figura de la Magdalena. No obstante, en otros escritos gnósticos no aparece ni mencionada. Es más, en el Apócrifo de Santiago, los receptores de la Gnosis son Santiago y Pedro, en el Libro de Tomás el Atleta es éste al que Jesús revela el Conocimiento, en el Diálogo del Salvador Jesús habla con tres discípulos, Judas, Mateo y María... Así que puestos a otorgar una carácter histórico a estos escritos ¿a cuál se lo daríamos y basándonos en qué criterio?
Si en los evangelios canónicos y en muchos de los apócrifos no gnósticos existe un intento de dar un marco temporal y/o local a los hechos narrados lo que permite una evaluación histórica (que, por cierto, resulta de los más desfavorable para los evangelistas) esto es casi inexistente en los evangelios gnósticos. Por ejemplo, de los tres evangelios de la "discordia" el de Felipe es un escrito doctrinal, probablemente un resumen de un texto más amplio perdido que no tiene ninguna continuidad sino una agrupación temática. Su fecha habitual de datación es de mediados del S II a mediados del S III. El evangelio de Tomás es una colección de dichos atribuidos a Jesús sin que se indique ni cuándo, ni dónde ni bajo que circunstancias fueron pronunciados. Obviamente tampoco presenta ninguna unidad, en esta ocasión ni siquiera temática. Su fecha de datación es una de las más discutidas, desde lo que consideran que es anterior a los evangelios canónicos (que fueron escritos entre los años 70-110 aproximadamente) a los que piensan que lo fue a mediados del S II. El evangelio de María es algo más explícito porque se sitúa justo antes de la Ascensión aunque a raíz de ésta, María recuerda una visión anterior en la que recibió la revelación. Su fecha de composición se data en el S II.
Así pues, puesto que no hay narración histórica ¿cómo se puede evaluar su posible historicidad? Sencillamente, no se puede. De igual forma, sus dataciones (con la posible excepción del evangelio de Tomás) están aún más alejadas de los supuestos hechos narrados que en los evangelios canónicos. Si se ha denunciado la manipulación de los evangelios canónicos (con añadidos y supresiones incluidos) ¿los evangelios gnósticos gozan de una pureza prístina?
Para ver esto, tendremos que hacer un poco de historia. En una de sus múltiples meteduras de pata (algo que supongo que a éstas alturas no les sorprenderá lo más mínimo) Brown dice la siguiente tontería: "En la tapa se leía el título: Los evangelios gnósticos (...) Son las copias de los rollos de Nag Hammadi y del Mar Muerto de los que hablaba antes. Los primeros documentos del cristianismo." (ECV, Pág. 262) Confieso que las carcajadas que solté al leer el parrafito anterior estuvo a punto de ocasionarme la pérdida irreparable de la ternilla. Por de pronto entre los rollos del Mar Muerto no hay ningún evangelio ni canónico ni gnóstico ni la menor referencia al cristianismo, a Jesús, a María Magdalena o a su pastelera madre. Los códices (que no rollos) de Nag Hammadi no son los primeros documentos del cristianismo ni "jartos de vino". De los trece libros que se encontraron en Nag Hammadi (Egipto) en 1945, el códice II en el que se encuentran tanto el evangelio de Felipe como el de Tomás data del S IV. El texto más antiguo que se conserva de los evangelios canónicos es un fragmento de Juan 18 (para los papirólogos se conoce como P52) datado en el año 125 aproximadamente. P66 contiene parte del evangelio de Juan y se data hacia el año 200 y P75 que es del S III contiene parte de los evangelios de Lucas y Juan. [1] Por cierto, si se están preguntando porqué no he mencionado entre los códices de Nag Hammadi el que contiene el evangelio de María, la respuesta es sencilla. Porque en ellos no figura para nada. Mal que le pese a Mr. Brown el evangelio de María no proviene de esta localidad egipcia. Se conserva desde 1896 (recuérdese que la biblioteca de Nag Hammadi se descubrió en 1945) en el Departamento de Egiptología de los Museos Nacionales de Berlín en un códice papiráceo que se adquirió en Akmim y que lleva la sigla de BG8502. Está datado en el S V [2]
No obstante, ésa es la datación de los códices, pero ¿cuándo se escribieron los evangelios gnósticos que contienen? Es hora ya de hablar de otra localidad egipcia, Oxirrinco (éramos pocos y parió la abuela). De ella provienen una buena cantidad de restos (por desgracia muy fragmentarios) papiráceos aún más antiguos que los de Nag Hammadi y entre los que se encuentran ¡bendita casualidad! restos del evangelio de Tomás (datados en el S II en torno al 150) y del evangelio de María (datados en el S III). Al contrario que los de Nag Hammadi que están escritos en copto, éstos lo están en griego. Aparte de la cuestión de datación, el hecho de que exista esta doble versión permite contestar una pregunta ¿hasta qué punto los escritos de Nag Hammadi corresponden a los originales griegos? La respuesta, por desgracia para los que pretenden denunciar la manipulación de los evangelios canónicos y obviar la de los gnósticos, es que hay diferencias. Antes de seguir, en esta página pueden encontrar las dos versiones. Fijémonos en el logion (dicho) nº 5 que en la versión antigua de Oxirrinco dice: Dice Jesús: "Todo lo que no está ante tu vista y lo que te está oculto, te será revelado; pues no hay cosa oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se desentierre". mientras que en la más moderna de Nag Hammadi dice: Dijo Jesús: "Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto". lo que, por de pronto, deja en mal lugar a los que pretenden que el evangelio de Tomás es más antiguo que los canónicos porque sus frases, parábolas... están menos elaboradas (en los casos en los que coinciden) que las de éstos porque esta simplificación, como en el caso que nos ocupa, puede venir dada de la traducción al copto o bien de las diferencias (intencionadas o accidentales) introducidas por distintos copistas. Es más, la versión griega de Oxirrinco sigue las modificaciones en los tiempos verbales que Lucas "Porque nada hay oculto que no deba descubrirse, ni nada secreto que no deba saberse o hacerse público." (Lc 8, 17) realiza sobre Marcos "Porque si algo está escondido, es sólo para que se descubra; y si algo se ha ocultado es sólo para que salga a la luz." (Mc 4, 22). Es decir, que la versión griega (por lo que sabemos la original) del evangelio de Tomás es posterior a los canónicos y no es independiente de éstos. Por supuesto, esto no quiere decir que en el evangelio de Tomás no se hayan introducido dichos que no tienen correspondencia con los canónicos pero éstos ¿provienen de una fuente (oral o escrita) más antigua o son interpolaciones para apuntalar una determinada teología, gnóstica en este caso? Posiblemente existen ejemplos de ambos casos. Hay dichos que no tienen paralelos en los canónicos y que tampoco tienen significado gnóstico. Por ejemplo, el dicho 98: "Jesús dijo: El Reino del Padre es semejante a un hombre que quiso matar a un hombre importante. Desenvainó la espada en su casa y atravesó el muro para saber si su mano tendría firmeza. Entonces dio muerte al importante." . [2] Pero otros son claramente gnósticos: "El que ha conocido el mundo ha encontrado un cadáver y el que ha encontrado un cadáver el mundo no es digno de él." (Dicho 56) [2]
En última instancia, ¿los gnósticos eran más respetuosos con las palabras que supuestamente pronunció Jesús que los evangelistas canónicos? Para obtener una respuesta, es conveniente que vayamos al evangelio de María. Tal y como nos ha llegado en su versión copta tiene dos partes bien diferenciadas (como ya indicamos más arriba). Por un lado una conversación entre Jesús y sus discípulos antes de su ascensión, y, por otra, un discuso de María (Magdalena) en el que refiere una visión-revelación sobre la ascensión de las almas al que sigue un breve epílogo. Incluso para el lector menos atento, este supuesto evangelio es una unión de dos textos distintos. Esto se demuestra por la diferente actitud de Pedro que en la primera parte reconoce de buen grado la autoridad de María mientras que en el epílogo la pone en duda por ser mujer. ¡Manda caralho! Pedro se vuelve misógino en un visto y no visto.
Por otra parte, como también dijimos, el evangelio de Felipe parece ser un resumen de una obra mayor agrupando los supuestos dichos de Jesús por su similitud temática.
Si hemos de recapitular todo lo anterior, los evangelios gnósticos son ajenos a cualquier intento historiográfico. No es sólo que cometan errores históricos como los canónicos, es que ni siquiera pretenden proponer un marco histórico a las supuestas palabras de Jesús (algo que tampoco causa ninguna sorpresa habida cuenta de sus creencias), son contradictorios entre sí, no son más antiguos (todo lo contrario) que los canónicos y muestran las mismas malas prácticas de manipulación con fines doctrinales que los evangelios canónicos. Por todo ello, ¿por qué hay que considerar que son más dignos de crédito que éstos? Pues aparte del interés que suponga para determinados autores de que así debe ser porque me interesa para mantener el matrimonio entre Jesús y la Magdalena, no existe ningún razón objetiva para considerarlo así.
Es más, ¿tan siquiera es cierto que, según ellos, existió ese supuesto matrimonio? Pues a responder esta pregunta dedicaremos el próximo (y último -enorme suspiro de alivio-) artículo de esta serie.
Notas
[1] ¿La verdad del evangelio? Nueva luz sobre Jesús y los evangelios. Graham Stanton. Traducción de Ramón Alfonso Díez. Ed. Verbo Divino. Pamplona, 1999. Véase en especial las páginas 62 y ss. y 119 y ss.
[2] Biblioteca de Nag Hammadi II. Evangelios, hechos, cartas. Antonio Piñero, José Monserrat Torrents, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y Ramón Trevijano. Colección Paradigmas nº 23, Editorial Trotta. Valladolid, 1999.
No obstante, el corpus de creencias de los gnósticos por muy extraño (o alucinado, o disparatado, o sublime, o excelso o cualquier otro calificativo que queramos endosar porque en última instancia no sirve para nada) que nos parezca no nos dice nada sobre si sus evangelios son históricamente más fiables que los canónicos. Antes de seguir adelante es coveniente hacer varias aclaraciones previas.
Cuando hablamos de evangelios (aunque deberíamos hacerlo más bien de escritos porque no sólo hay evangelios) gnósticos estamos dando una falsa sensación de unidad. De igual forma que en los evangelios tanto canónicos como otros apócrifos no gnósticos hay una variedad extraordinaria tanto cronológica como de contenido, los evangelios gnósticos tampoco son un todo unitario. Ya hemos visto que nuestros amados escribidores esotéricos beben los vientos por el evangelio de Felipe, el de Tomás y el de María (Magdalena) porque en ellos se confiere una gran importancia a la figura de la Magdalena. No obstante, en otros escritos gnósticos no aparece ni mencionada. Es más, en el Apócrifo de Santiago, los receptores de la Gnosis son Santiago y Pedro, en el Libro de Tomás el Atleta es éste al que Jesús revela el Conocimiento, en el Diálogo del Salvador Jesús habla con tres discípulos, Judas, Mateo y María... Así que puestos a otorgar una carácter histórico a estos escritos ¿a cuál se lo daríamos y basándonos en qué criterio?
Si en los evangelios canónicos y en muchos de los apócrifos no gnósticos existe un intento de dar un marco temporal y/o local a los hechos narrados lo que permite una evaluación histórica (que, por cierto, resulta de los más desfavorable para los evangelistas) esto es casi inexistente en los evangelios gnósticos. Por ejemplo, de los tres evangelios de la "discordia" el de Felipe es un escrito doctrinal, probablemente un resumen de un texto más amplio perdido que no tiene ninguna continuidad sino una agrupación temática. Su fecha habitual de datación es de mediados del S II a mediados del S III. El evangelio de Tomás es una colección de dichos atribuidos a Jesús sin que se indique ni cuándo, ni dónde ni bajo que circunstancias fueron pronunciados. Obviamente tampoco presenta ninguna unidad, en esta ocasión ni siquiera temática. Su fecha de datación es una de las más discutidas, desde lo que consideran que es anterior a los evangelios canónicos (que fueron escritos entre los años 70-110 aproximadamente) a los que piensan que lo fue a mediados del S II. El evangelio de María es algo más explícito porque se sitúa justo antes de la Ascensión aunque a raíz de ésta, María recuerda una visión anterior en la que recibió la revelación. Su fecha de composición se data en el S II.
Así pues, puesto que no hay narración histórica ¿cómo se puede evaluar su posible historicidad? Sencillamente, no se puede. De igual forma, sus dataciones (con la posible excepción del evangelio de Tomás) están aún más alejadas de los supuestos hechos narrados que en los evangelios canónicos. Si se ha denunciado la manipulación de los evangelios canónicos (con añadidos y supresiones incluidos) ¿los evangelios gnósticos gozan de una pureza prístina?
Para ver esto, tendremos que hacer un poco de historia. En una de sus múltiples meteduras de pata (algo que supongo que a éstas alturas no les sorprenderá lo más mínimo) Brown dice la siguiente tontería: "En la tapa se leía el título: Los evangelios gnósticos (...) Son las copias de los rollos de Nag Hammadi y del Mar Muerto de los que hablaba antes. Los primeros documentos del cristianismo." (ECV, Pág. 262) Confieso que las carcajadas que solté al leer el parrafito anterior estuvo a punto de ocasionarme la pérdida irreparable de la ternilla. Por de pronto entre los rollos del Mar Muerto no hay ningún evangelio ni canónico ni gnóstico ni la menor referencia al cristianismo, a Jesús, a María Magdalena o a su pastelera madre. Los códices (que no rollos) de Nag Hammadi no son los primeros documentos del cristianismo ni "jartos de vino". De los trece libros que se encontraron en Nag Hammadi (Egipto) en 1945, el códice II en el que se encuentran tanto el evangelio de Felipe como el de Tomás data del S IV. El texto más antiguo que se conserva de los evangelios canónicos es un fragmento de Juan 18 (para los papirólogos se conoce como P52) datado en el año 125 aproximadamente. P66 contiene parte del evangelio de Juan y se data hacia el año 200 y P75 que es del S III contiene parte de los evangelios de Lucas y Juan. [1] Por cierto, si se están preguntando porqué no he mencionado entre los códices de Nag Hammadi el que contiene el evangelio de María, la respuesta es sencilla. Porque en ellos no figura para nada. Mal que le pese a Mr. Brown el evangelio de María no proviene de esta localidad egipcia. Se conserva desde 1896 (recuérdese que la biblioteca de Nag Hammadi se descubrió en 1945) en el Departamento de Egiptología de los Museos Nacionales de Berlín en un códice papiráceo que se adquirió en Akmim y que lleva la sigla de BG8502. Está datado en el S V [2]
No obstante, ésa es la datación de los códices, pero ¿cuándo se escribieron los evangelios gnósticos que contienen? Es hora ya de hablar de otra localidad egipcia, Oxirrinco (éramos pocos y parió la abuela). De ella provienen una buena cantidad de restos (por desgracia muy fragmentarios) papiráceos aún más antiguos que los de Nag Hammadi y entre los que se encuentran ¡bendita casualidad! restos del evangelio de Tomás (datados en el S II en torno al 150) y del evangelio de María (datados en el S III). Al contrario que los de Nag Hammadi que están escritos en copto, éstos lo están en griego. Aparte de la cuestión de datación, el hecho de que exista esta doble versión permite contestar una pregunta ¿hasta qué punto los escritos de Nag Hammadi corresponden a los originales griegos? La respuesta, por desgracia para los que pretenden denunciar la manipulación de los evangelios canónicos y obviar la de los gnósticos, es que hay diferencias. Antes de seguir, en esta página pueden encontrar las dos versiones. Fijémonos en el logion (dicho) nº 5 que en la versión antigua de Oxirrinco dice: Dice Jesús: "Todo lo que no está ante tu vista y lo que te está oculto, te será revelado; pues no hay cosa oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se desentierre". mientras que en la más moderna de Nag Hammadi dice: Dijo Jesús: "Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto". lo que, por de pronto, deja en mal lugar a los que pretenden que el evangelio de Tomás es más antiguo que los canónicos porque sus frases, parábolas... están menos elaboradas (en los casos en los que coinciden) que las de éstos porque esta simplificación, como en el caso que nos ocupa, puede venir dada de la traducción al copto o bien de las diferencias (intencionadas o accidentales) introducidas por distintos copistas. Es más, la versión griega de Oxirrinco sigue las modificaciones en los tiempos verbales que Lucas "Porque nada hay oculto que no deba descubrirse, ni nada secreto que no deba saberse o hacerse público." (Lc 8, 17) realiza sobre Marcos "Porque si algo está escondido, es sólo para que se descubra; y si algo se ha ocultado es sólo para que salga a la luz." (Mc 4, 22). Es decir, que la versión griega (por lo que sabemos la original) del evangelio de Tomás es posterior a los canónicos y no es independiente de éstos. Por supuesto, esto no quiere decir que en el evangelio de Tomás no se hayan introducido dichos que no tienen correspondencia con los canónicos pero éstos ¿provienen de una fuente (oral o escrita) más antigua o son interpolaciones para apuntalar una determinada teología, gnóstica en este caso? Posiblemente existen ejemplos de ambos casos. Hay dichos que no tienen paralelos en los canónicos y que tampoco tienen significado gnóstico. Por ejemplo, el dicho 98: "Jesús dijo: El Reino del Padre es semejante a un hombre que quiso matar a un hombre importante. Desenvainó la espada en su casa y atravesó el muro para saber si su mano tendría firmeza. Entonces dio muerte al importante." . [2] Pero otros son claramente gnósticos: "El que ha conocido el mundo ha encontrado un cadáver y el que ha encontrado un cadáver el mundo no es digno de él." (Dicho 56) [2]
En última instancia, ¿los gnósticos eran más respetuosos con las palabras que supuestamente pronunció Jesús que los evangelistas canónicos? Para obtener una respuesta, es conveniente que vayamos al evangelio de María. Tal y como nos ha llegado en su versión copta tiene dos partes bien diferenciadas (como ya indicamos más arriba). Por un lado una conversación entre Jesús y sus discípulos antes de su ascensión, y, por otra, un discuso de María (Magdalena) en el que refiere una visión-revelación sobre la ascensión de las almas al que sigue un breve epílogo. Incluso para el lector menos atento, este supuesto evangelio es una unión de dos textos distintos. Esto se demuestra por la diferente actitud de Pedro que en la primera parte reconoce de buen grado la autoridad de María mientras que en el epílogo la pone en duda por ser mujer. ¡Manda caralho! Pedro se vuelve misógino en un visto y no visto.
Por otra parte, como también dijimos, el evangelio de Felipe parece ser un resumen de una obra mayor agrupando los supuestos dichos de Jesús por su similitud temática.
Si hemos de recapitular todo lo anterior, los evangelios gnósticos son ajenos a cualquier intento historiográfico. No es sólo que cometan errores históricos como los canónicos, es que ni siquiera pretenden proponer un marco histórico a las supuestas palabras de Jesús (algo que tampoco causa ninguna sorpresa habida cuenta de sus creencias), son contradictorios entre sí, no son más antiguos (todo lo contrario) que los canónicos y muestran las mismas malas prácticas de manipulación con fines doctrinales que los evangelios canónicos. Por todo ello, ¿por qué hay que considerar que son más dignos de crédito que éstos? Pues aparte del interés que suponga para determinados autores de que así debe ser porque me interesa para mantener el matrimonio entre Jesús y la Magdalena, no existe ningún razón objetiva para considerarlo así.
Es más, ¿tan siquiera es cierto que, según ellos, existió ese supuesto matrimonio? Pues a responder esta pregunta dedicaremos el próximo (y último -enorme suspiro de alivio-) artículo de esta serie.
Notas
[1] ¿La verdad del evangelio? Nueva luz sobre Jesús y los evangelios. Graham Stanton. Traducción de Ramón Alfonso Díez. Ed. Verbo Divino. Pamplona, 1999. Véase en especial las páginas 62 y ss. y 119 y ss.
[2] Biblioteca de Nag Hammadi II. Evangelios, hechos, cartas. Antonio Piñero, José Monserrat Torrents, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y Ramón Trevijano. Colección Paradigmas nº 23, Editorial Trotta. Valladolid, 1999.
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