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Escritos desde el páramo

Investigando que es gerundio (V)

Viene de aquí
Sin embargo y pese a todo lo dicho, la estructura "cebollar" (entiéndase el "palabro" como referido a que presenta la misma estructura de una cebolla, es decir, por capas sucesivas y no como una broma sobre que los autores son unos auténticos "cebollinos") de estas obras esotéricas hace que aún queden cosas que necesitan ser explicadas. ¿Qué quiero decir? Espero haber demostrado que los supuestos misterios atribuidos a las obras de Leonardo da Vinci no soportan el menor análisis crítico, pero eso quiere decir muy poco sobre el supuesto enigma mayor.
Siempre he reiterado que el escepticismo no puede permitirse el cometer los mismo errores lógicos que denuncia. Si, por ejemplo, asegurara ahora que: "Puesto que los autores implicados han demostrado que no saben ni por dónde comenzar una investigación histórica-artística, eso me permite descalificar la obra en su conjunto" puede que Vds. se quedaran tan contentos y no se dieran cuenta de que eso es un non sequitur de tamaño catedralicio. ¿Me he vuelto tarumba? Pues no más de lo habitual en mí. Ya hemos dicho que Leonardo no colocó en sus pinturas nada que permita hacer la lectura que Picknett & Prince primero y después Brown llevan a cabo; ¿supone eso que Leonardo no fuera uno de los mandamases del Priorato de Sión? Evidentemente, no. Hemos levantado una capa de la cebolla, pero debajo hay otra que está a su vez sobre una nueva...
No es cosa de repetir lo que ya dijimos en una muy larga y muy aburrida serie de artículos que dedicamos al Priorato de Sión y su extraño devenir histórico. Si tienen interés pueden encontrar los textos en estos enlaces I, II, III, IV, V, y VI. Eso, evidentemente, nos permite desechar las afirmaciones referidas a la supuesta pertenencia al Priorato de Sión de Leonardo, Newton, Flamel... y demás. Obviamente no pudieron ser los Nautoniers de una sociedad que no existió hasta mediados del siglo pasado cuando todos ellos estaban un poco muertos (permítanme la ironía). Sin embargo, a su vez eso no es más que otra capa de la cebolla. Podemos olvidarla, pero aún nos queda el núcleo de la teoría intacto, a saber ¿Estaban casados, amancebados... Jesús y María Magdalena? ¿Tuvieron hijos? ¿Esos hijos son el inicio de la Sangre Real cuyo recuerdo está en la base de las leyendas sobre el Santo Grial? Esas interrogaciones son las que aún nos quedan por resolver y son, evidentemente, las más importantes porque si la respuesta fuera tan negativa como las anteriores, entonces sí que ya no quedaría nada.
¿Por qué, entonces, no hemos empezado por ahí lo que les hubiera ahorrado el tener que leer los peñazos anteriores? Porque, por desgracia para los que somos defensores del pensamiento crítico aplicado a cuestiones históricas, nada es tan fácil como algunos aseguran. Ya hemos visto que el que un estrato superior sea erróneo no quiere decir que el inferior también lo sea, pero de igual manera ¿el que no existan pruebas que permitan asegurar que Jesús y María Magdalena fueran marido y mujer supone que no existiera el Priorato de Sión? Nuevamente pretender eso sería incurrir en un nuevo non sequitur. ¿Cómo? Piénsenlo un poco. El Priorato pudo existir como una organización secreta que no tuviera nada que ver con la Sangre Real. Ítem más, puede que no exista la Sangre Real, pero el Priorato pudo creer lo contrario. En Historia no tenemos una segunda ley de la Termodinámica a la que invocar para destruir una hipótesis. Si la gente cree algo aunque no sea cierto, esa mera creencia puede tener efectos reales. Si les pongo un par de ejemplos, pueden que me entiendan mejor. Los "Protocolos de los Sabios de Sión" son una falsificación, pero fueron considerados auténticos por mucha gente y eso supuso una retroalimentación del antijudaísmo europeo que condujo (entre otros muchos factores) al triunfo del fascismo. De igual forma, el llamado "Gran Pánico de 1789" (las falsas noticias sobre bandas de saqueadores que actuaban en el campo francés) fue uno de los factores (nuevamente, actuando de forma conjunta con otras muchas causas) que provocó la Revolución Francesa. Esto puede parecerles que se aproxima demasiado a una consecuencia incausada. Si es así y les repugna esa idea, les aconsejo que dediquen su esfuerzo a una disciplina más previsible como la Física, por ejemplo. Las personas tenemos la ¿buena? ¿mala? costumbre de poder actuar de forma errática, sin sujetarnos a ninguna ley previa. Esto da lugar a estos aparentes contrasentidos y, por ello, la Historia es una disciplina apasionante (o al menos me lo parece que ya se sabe que sobre gustos...)
Vayamos pues al meollo del asunto. Para nuestros escribidores, las pruebas de la supuesta relación sentimental (y de su fruto en forma de tierno infante) entre Jesús y María Magdalena están contenidas en los evangelios apócrifos y más concretamente en los evangelios gnósticos. Esto supone, nuevamente, que debemos plantearnos nuevos interrogantes. ¿Qué son los evangelios gnósticos? ¿Son más fiables históricamente que los evangelios aceptados por la Iglesia? ¿Es verdad que dicen tal cosa? Sólo desde las respuestas a esas preguntas podemos empezar a conocer si la afirmación sobre la Sangre Real tiene algún sentido o es un nuevo error.
Comencemos por el principio. ¿Qué son los evangelios gnósticos? Pues en una respuesta digna de Perogrullo, son los evangelios escritos y/o empleados por los gnósticos. Como me imagino que se habrán quedado como estaban (tal vez un poco más enfadados) me apresuro a aclararles que bajo la denominación de gnósticos se agrupa a diversas corrientes, sectas o herejías (según el gusto de cada uno) del cristianismo primitivo (vale, hay un gnosticismo no cristiano, pero eso no debe preocuparnos en este momento) que, pese a su diversidad, tienen una serie de rasgos comunes como son el anteponer la Gnosis (en griego, el conocimiento) a la Fe (el gnóstico no cree, conoce y eso es suficiente para redimirse y salvarse), un feroz dualismo entre materia y espíritu que conduce a su oposición al Cosmos (para los gnósticos -impregnados de platonismo- la creación no es fruto de Dios sino del Demiurgo -que identifican con el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de los judíos- muy inferior al Dios cristiano del Nuevo Testamento) y, por último, la creación de complejos mitos (a veces casi ininteligibles) para explicar su Teología (y en eso también resultan ser muy platónicos). Para un gnóstico, el nacimiento supone que un alma cae y es encarcelada en un cuerpo. Dios, entristecido por esa desgracia de ver al espíritu prisionero de la materia, envía al Salvador que revela la Gnosis lo que permite la salvación y la ascensión de las almas. Es común la oposición entre Cosmos (el universo material y, por tanto, temporal) y Eón (lo intemporal e inmaterial).
Si se han dado cuenta ya del primer absurdo, tienen premio. En efecto ¿es posible encontrar a alguien a quién pudiera importarle menos la supuesta descendencia material de Jesús que a un gnóstico? Evidentemente no, desde el momento en que los gnósticos desprecian el mundo material al que consideran malvado (incluso para algunas corrientes gnósticas la reproducción humana era un hecho reprobable). La única "descendencia" de Jesús que les importaba era la espiritual:
"En cuanto al hombre celestial, más numerosos son sus hijos que los del hombre terreno. Si los hijos de Adán son numerosos, aun si mueren, cuanto más los hijos del hombre perfecto, (es decir, los hijos de Jesús que es el hombre perfecto) aquellos que no mueren, sino que son continuamente engendrados. El padre hace un hijo, y al hijo no le es posible hacer un hijo. Porque al que ha sido engendrado no le es posible engendrar. Más bien el hijo engendra hermanos, no hijos. Todos los que son engendrados en el mundo son engendrados por naturaleza, y los otros por (éste del que) fueron engendrados. El hombre (recibe alimento) mediante la promesa del lugar superior (...) por la boca. Y si el logos hubiera salido de allí, se nutriría por la boca y se haría perfecto. Pues los perfectos conciben mediante un beso, y engendran. Por ello nos besamos unos a otros, recibiendo la concepción por la gracia mutua que hay entre nosotros." (Evangelio de Felipe, 58, 18-59, 5) [1]
"El que no odie a su padre y a su madre como yo, no podrá ser mi discípulo y el que no ame a su padre y a su madre como yo, no podrá ser mi discípulo porque mi madre me ha (engendrado), pero (mi madre) verdadera me ha dado la vida." (Evangelio de Tomás, dicho 101) [1]
"Jesús dijo: Al que conozca al padre y a la madre lo llamarán hijo de prostituta." (Evangelio de Tomás, dicho 105) [1]
Es obvio, pues, que para los gnósticos la posible descendencia (y la ascendencia) material de Jesús no tenían la menor importancia puesto que lo que les ocupaba era la descendencia espiritual, las personas que recibían la Gnosis y que se simboliza con un beso o con beber de la boca:
"Jesús dijo: El que beba de mi boca llegará a ser como yo. Yo también llegaré a ser como él y las cosas ocultas le serán reveladas." (Evangelio de Tomás, dicho 108) [1]
Notas:
Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi II. Evangelios, hechos, cartas. Traducción y notas por Antonio Piñero, José Monserrat Torrents, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y Ramón Trevijano. Colección Paradigmas nº 23, Ed. Trotta. Valladolid, 1999.
-Continuará-

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