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Escritos desde el páramo

En busca del chocolate del loro: Orión y otras hierbas (V)

Viene de aquí
Antes de tener que ocuparnos de cuestiones de actualidad, habíamos dejado la crítica al libro de D. Javier Sierra titulado En busca de la Edad de Oro con una pregunta, ¿por qué los Textos de las Pirámides tienen fragmentos aparentemente contradictorios? La respuesta está soplando en el viento (perdón, se me ha ido el santo al cielo), decía que la respuesta es compleja (olvídense de Occam the Razor que en cuestiones históricas suele pintar tan poco como Mack the Knife) y tal vez ni siquiera sea correcta (después de todo, quizás estuviera en lo cierto el amigo Robert Allen Zimmerman).
Veamos algunas cuestiones previas. La función de los TP es una de las pocas cosas que están claras, son unos ensalmos, oraciones, conjuros... que tienen como finalidad provocar la resurrección del faraón difunto, guiarle en su ascención a los cielos, ayudarle a sortear los peligros del viaje de ultratumba y posibilitar así su apoteosis definitiva. Son, pues, unos textos de marcado carácter mágico-religioso.
Además, la proximidad temporal (ya dijimos que los TP se documentan a finales del Imperio Antiguo y durante el I Periodo Intermedio), geográfica (sólo aparecen en la necrópolis de Sakkara) y social (se graban en las tumbas de los faraones y -en algún caso- de sus esposas) podría hacer pensar en una uniformidad de los Textos, impresión reforzada por el uso de un nombre común para todos ellos.
La realidad, no obstante, no es exactamente así. Los llamados Textos de las Pirámides no forman un canon inmutable. Al contrario, entre las inscripciones de la pirámide un faraón y las que se documentan en otra existen diferencias a veces muy considerables. Por ejemplo, en la de Unas (ya dijimos que es la tumba más antigua en la que aparecen los TP) hay 218 declaraciones. En la pirámide de Pepi II hay 712 declaraciones, más del triple. No sólo existe una diferencia cuantitativa por sucesivas adiciones porque también hay declaraciones que sólo se documentan en una única pirámide. Por ejemplo, las declaraciones 1-7 sólo aparecen en la tumba de Teti, la declaración 10 en la de Merenra, las declaraciones 11-19 en la de Pepi II, las declaraciones 247-252 en la de Unas, la declaración 435 en la de Pepi I... Otras, en cambio, se documentan en dos (declaraciones 20-22 en las pirámides de Pepi II y Aba), tres (declaraciones 8-9 en las tumbas de Pepi I, Merenra y Pepi II), cuatro (declaraciones 45-46 en las pirámides de Unas, Pepi II, Aba y de la reina Neit), cinco (declaración 23 en las tumbas de Unas, Pepi II, Aba y de las reinas Neit e Iput), seis (declaraciones 126-128 en las pirámides de Unas, Pepi II, Aba y de las reinas Neit, Iput y Udjebten), siete (declaración 357 en las tumbas de Teti, Pepi I, Merenra, Pepi II, Aba y de las reinas Neit y Udjebten)...
Vemos cómo con el paso del tiempo se van reflejando nuevos textos mientras otros desaparecen para, en ocasiones, resurgir más adelante. Esto ya nos plantea un problema ¿por qué sucede esto? No estamos hablando de unas inscripciones sin importancia que pueden contener errores porque el escriba no prestara atención al elaborarlas. Dada su finalidad, los TP eran algo vital para el faraón de turno. De esas formulas mágicas dependía su resurrección y el que pudiera convertirse en dios y, sin embargo, es indudable que no eran un todo inalterable, que cada faraón (o la persona encargada de esa labor) elegía unas declaraciones si es que no se creaban ex profeso para él y desechaba otras. Esto no sólo se producía en aspectos "menores" sino que esta variabilidad afecta también a cuestiones esenciales. Por ejemplo, sabemos que una de las ceremonias que se realizaban para permitir el acceso del faraón a la vida eterna era la apertura de la boca del cadáver. Ya en la pirámide de Unas (y también en las de Pepi II, Aba y las reinas Neit e Iput) encontramos el siguiente texto:
"Oh Osiris Rey, yo abro tu boca para ti -hierro del dios del Alto Egipto 1 barra; hierro del dios del Bajo Egipto, 1 barra." (Declaración 38, Pág. 7)
Una oración mucho más compleja para ese momento no aparece hasta Pepi II (y también en la tumba de Aba):
"(Tu boca está en perfecto estado (?) porque la repaso por ti, separo tus párpados por ti. Oh Rey, abro tu boca por ti) con la azuela de Upuart. (Separo tu boca por ti) con la azuela de hierro que separa la boca de los dioses. ¡Oh Horus, abre la boca de este Rey! Horus ha abierto la boca de este Rey con esa que separa la boca de su padre, con esa con la que separa la boca de Osiris, con el hierro que proviene de Seth, con la azuela (de hierro que separa la boca de los dioses. La boca de este Rey se abre con ella, y él se mueve y habla con la Gran Enéada en la Mansión del Príncipe que está) en On, y asume la corona Wrrt ante Horus, Señor de los Nobles." (Declaración 21, Pág. 3)
Ya tenemos una primera explicación para responder a la pregunta que nos ocupaba ¿por qué en los TP aparecen fragmentos aparentemente contradictorios? Al no ser un todo inmutable (y sí todo lo contrario) pueden existir versiones diferentes en distintas tumbas. Con eso podríamos dar por concluida esta cuestión de no ser por un pequeño detalle, que esos textos aparentemente contradictorios también aparecen en una misma tumba. ¿Por qué?
Ya dijimos que los TP tienen la finalidad de propiciar la resurrección del faraón y su viaje a ultratumba para convertirse en dios. Cuando hablamos de viaje no nos estamos refiriendo a ese proceso de forma metafórica. Para los egipcios era una auténtica peregrinación en la que el faraón iba recorriendo diversos lugares hasta llegar a su final. Uno de ellos es el Campo de Juncos:
"Alguien se ha bañado en el Campo de Juncos,
Ra se ha bañado en el Campo de Juncos.
Alguien se ha bañado en el Campo de Juncos,
Este Rey se ha bañado en el Campo de Juncos." (Declaración 253, Pág. 59)
Pero el Campo de Juncos no es sólo un lugar en el que el Rey toma un baño de carácter purificador:
"báñate en el Lago del Chacal, se purificado en el Lago de la Duat, se purificado en lo alto de tu flor de loto en el Campo de Juncos." (Declaración 512, Pág. 151)
También es uno de los lugares que el Rey debe atravesar en su viaje:
"Él sube a bordo de la barca como Ra en las orillas del Canal Sinuoso, este Rey rema en la Barca del Relámpago, navega en ella al Campo de los Cielos Inferiores en esta parte meridional del Campo de Juncos." (Declaración 548, Pág. 166)
"Los Campos de Juncos están llenos, y yo cruzo por el Canal Sinuoso; soy transportado al lado oriental del horizonte, soy transportado por el lado lado oriental del cielo y mi hermana es Sotis, mi hija es la luz del amanecer." (Declaración 263, Pág. 66)
Aparece en estos textos un nombre vinculado con el Campo de Juncos, el Canal Sinuoso que lo atraviesa y conduce a la zona oriental del cielo. ¿Qué importancia tiene esto? Inmensa porque lo que separa el Canal Sinuoso no son dos meras zonas geográficas sino algo mucho más importante:
"Oh Ra, encomiéndame a MA-HA-f barquero del Canal Sinuoso para que pueda traerme su barca que pertenece al Canal Sinuoso, en la que cruza a los dioses a aquel lado del Canal Sinuoso, hacia el lado oriental del cielo, para que él pueda cruzarme hacia aquel lado del Canal Sinuoso, hacia el lado oriental del cielo..." (Declaración 359, Pág. 102)
Es decir, que el Canal Sinuoso en el Campo de Juncos separa dos orillas de las cuales la oriental es la de los dioses. ¿Y la occidental? Es la Duat. ¿La qué? Vayamos hacia atrás. Al morir el faraón, éste asciende a la parte occidental del cielo:
"Los que están en el firmamento le abren sus brazos, el Rey está en el lado occidental de la bóveda celeste, se le ha proporcionado un camino de ascenso al cielo, y es él quien ejecuta la orden de la tormenta." (Declaración 261, Pág. 64)
Al Oeste se encuentra la Duat, la tierra de los espíritus de los muertos regida por Osiris, tanto es así que en los TP se les denomina con frecuencia como los Occidentales y a Osiris como el Primero de los Occidentales. Además, los TP precisan dónde se encuentra la Duat:
"La Duat ha asido tu mano en el lugar donde se encuentra Orión..." (Declaración 437, Pág. 122) y "Que se ponga una escalera hacia la Duat para ti en el lugar donde está Orión..." (Declaración 610, Pág. 193)
Tenemos, pues, al faraón difunto ascendiendo a la Duat que se identifica con Orión, pero eso es sólo una etapa de su periplo. Ya hemos visto que cruza el Campo de los Juncos y atraviesa el Canal Sinuoso, pero ¿hacia dónde?
"Las balsas de juncos del cielo están listas para Ra
Para que pueda cruzar sobre ellas hacia el horizonte.
Las balsas de juncos del cielo están listas para Horajti
Para que Horajti pueda cruzar en ellas hacia Ra.
Las balsas de juncos están listas para mi
Para que yo pueda cruzar en ellas hacia el horizonte, hacia Ra
Las balsas de juncos del cielo están listas para mi
Para que yo pueda cruzar en ellas hacia Horajti y hacia Ra." (Declaración 263, Pág. 66)
Ese horizonte (o Axt) tiene puertas:
"La que rechaza a cualquiera que debe rechazar abre las puertas del horizonte en el ascenso de la Barca del Día."
(Declaración 311, Pág. 87) Y tras las puertas del horizonte, el cielo estrellado o cielo de Ra en donde el faraón se reúne con Ra-Atum:
"Oh Ra-Atum, tu hijo llega a ti, el Rey llega a ti; levántalo, rodéale con tu abrazo, porque él es el hijo de tu cuerpo para siempre." (Declaración 217, Pág. 43)
y
"Sé puro en el nomo occidental, recibe tu purificación en el nomo heliopolitano con tu padre, con Atum. Ven a la existencia, sube a lo alto y será bueno para ti, será agradable para ti por el abrazo de tu padre, por el abrazo de Atum. Oh Atum, deja que este rey se acerque a ti, elévale, rodéale con tu abrazo, porque él es tu hijo, el hijo de tu cuerpo, por toda la eternidad." (Declaración 222, Pág. 47)
Sin embargo, no sólo es recibido en el cielo estrellado, el lugar de los dioses, y reconocido como uno de ellos sino que se convierte en la suprema divinidad con poder sobre los dioses, la Duat y los hombres:
"Levantad vuestras caras, vosotros dioses que estáis en la Duat, porque el Rey ha venido para que podáis verle, habiéndose convertido en el gran dios. El Rey es introducido con temor, el Rey es ataviado. Guardaos vosotros mismos, todos vosotros, porque el Rey gobierna a los hombres, el Rey juzga a los que viven en el dominio de Ra, el Rey habla a esta región pura en la que él ha puesto su morada con El que juzgó a los dos dioses. El Rey tiene dominio sobre su cabeza, el Rey empuña el cetro y él muestra respeto al Rey. El Rey se sienta con aquellos que reman en la barca de Ra, el Rey manda lo que es bueno y él lo hace, porque el Rey es el gran dios." (Declaración 252, Pág. 58)
De igual forma que los antiguos egipcios identificaban la Duat con Orión, el cielo de Ra correspondía a las estrellas circumpolares (las Estrellas Imperecederas) cuya aparente inmovilidad encajaba perfectamente con la perdurabilidad y permanencia que eran atributos divinos:
"Mi padre Atum coge mi mano,
Y nos destina a esos dioses excelentes y sabios,
Las Estrellas Imperecederas." (Declaración 269, Pág. 70)
"Oh tú que estás enaltecido entre las Estrellas Imperecederas nunca morirás." (Declaración 464, Pág. 129)
"ojalá vayas a los dioses del norte, las Estrellas Imperecederas." (Declaración 441, Pág. 123)
"Yo cruzo para que pueda estar en el lado oriental del cielo en su región septentrional entre las Estrellas Imperecederas..." (Declaración 481, Pág. 138)
Todo ellos nos permite ir llegando a algunas conclusiones. Puesto que el faraón realiza un viaje, esas aparentes contradicciones que aparecen en los TP corresponden, sencillamente, a diferentes momentos de esa peregrinación en el Más Allá. Así, el faraón es identificado con Osiris en la Duat, pero también con Atum-Ra en el cielo estrellado.
Una segunda cuestión que debemos tener en cuenta concierne a la teoría de Bauval. Como ya hemos visto, la Duat era identificada por los egipcios con Orión. Eso podría suponer una confirmación de la hipótesis de Bauval de no ser porque la finalidad del viaje del faraón no era llegar a ese lugar sino a las estrellas circumpolares. Así pues, si los antiguos egipcios hubieran querido reflejar sus creencias sobre las estrellas en la colocación de sus monumentos ¿habrían incidido en la correspondencia de la Duat con Orión o bien en la identificación de las Estrellas Imperecederas con las estrellas circumpolares? Porque por mucha importancia que los egipcios quisieran conceder a la Duat y a que el faraón ascendiera a ella, lo realmente trascendente era su posterior conversión en la suprema divinidad en el cielo estrellado. Dos de los TP son muy claros en este sentido:
"Abre tu lugar en el cielo entre las estrellas celestes, porque tú eres la Estrella Solitaria, el compañero de Hu; mira hacia abajo a Osiris cuando gobierna los espíritus, porque estás de pie lejos de él, no estás entre ellos y no estarás entre ellos." (Declaración 245, Pág. 55)
"eres una Estrella Solitaria que surge del este, y que nunca se rendirá a Horus de la Duat." (Declaración 463, Pág. 128)
Con esto podríamos dar por concluido este tema de no ser porque hay contradicciones en los TP que no se explican por las dos razones que ya hemos visto, la evolución temporal de los propios TP y el peregrinaje del faraón por el Más Allá. Por ejemplo ¿quién gobierna la Duat? La respuesta evidente es Osiris, el Primero de los Occidentales. Sin embargo, otros fragmentos indican algo distinto, por ejemplo:
"yo le he dado la Duat para que pueda presidir sobre ella como Horus preside la Duat." (Declaración 7, Pág. 1)
"para que él pueda permanecer a la cabeza de los espíritus como Anubis, que preside sobre los Occidentales." (Declaración 81, Pág. 18)
¿Horus, Anubis u Osiris? ¿Por qué esta variación? La respuesta no tiene nada de sorprendente. Estamos acostumbrados a considerar las religiones como algo esencialmente inmutable. No es así. Menos aún la religión egipcia en razón de su propia formación. No es sólo que Egipto sea la reunión de dos territorios bastante diferentes en todos sus aspectos, el Alto y el Bajo Egipto, sino que cada ciudad tenía sus propias creencias, por eso se habla (entre otras) de las cosmogonías heliopolitana y hermopolitana (es decir, las explicaciones sobre la creación del mundo y los dioses desarrolladas en las ciudades de Heliópolis y Hermópolis -para los egipcios, Iunu y Jmun respectivamente-). Aunque los faraones favorecieron la cosmogonía de Heliópolis a partir de la III Dinastía y llegaron a adoptar el título de Hijo de Ra, la primitiva identificación con el dios Horus no tenía esa misma procedencia lo que obligó a ciertas componendas religiosas. A este intento de formar un todo coherente con creencias diferentes hay que sumar nuevos factores. Uno son las creencias del Alto Egipto que tampoco podían ser totalmente obviadas lo que se refleja en la aparición en los TP del dios Thot lo que obligó a nuevas componendas. Un segundo aspecto es el aumento entre la población del culto al dios Osiris, en inicio un mero dios local de carácter agrícola pero que en esta época era ya considerado como dios de los muertos y señor de la Duat. Todo ello convive en los TP, las creencias heliopolitanas ya sincretizandas con la antigua adoración a Horus, símbolo del poder real, junto con las nuevas creencias osiríacas y, por descontado, sin olvidar los mitos del Alto Egipto. Eso explica los textos contradictorios (ahora ya podemos asegurar que no se trata de contradicciones aparentes sino reales) como los que hacen referencia a distintos señores de la Duat. La antigua creencia en Horus sostenía que éste era el señor de la Duat. Las nuevas creencias osiríacas conceden ese papel a Osiris. No es un mero cambio de nombre. A partir de ese momento, la existencia de ultratumba se democratiza y cambia de lugar. Horus era un dios celestial, Osiris estaba ligado a la tierra así que la Duat pasa de ser un lugar celeste (como todavía aparece en los TP aunque inferior al cielo estrellado) a ser un lugar subterráneo que es como aparece en el Imperio Medio. Por otra parte, si en el Imperio Antiguo al menos no está claro que todos los difuntos tuvieran acceso a la Duat y tal vez éste estuviera restringido a la nobleza (recordemos que el faraón estaba identificado con el dios halcón), con el paso del tiempo la vida de ultratumba es una esperanza generalizada. Los TP se convierten en los Textos de los Sarcófagos primero y en el Libro de los Muertos posteriormente. Si los TP sólo aparecen vinculados a las sepulturas del faraón y, en algún caso, a las tumbas de sus esposas, el Libro de los Muertos aparece en sepulcros de variada condición.
Este tiempo de cambios está reflejado en los TP. Fórmulas antiguas conviven con las que reflejan nuevas creencias. No es extraño que sean contradictorios, lo raro sería que no lo fueran.
Y con eso deberíamos acabar con los "misterios" egipcios, pero como D. Javier insiste, tendremos que hablar, en una próxima entrega que ésta es ya demasiado larga y pesada, de conductos estelares, robots y demás enigmas enigmáticos.
BIBLIOGRAFÍA:
Las citas de los Textos de las Pirámides proceden de Los Textos de las Pirámides, edición y traducción de Francisco López y Rosa Thode, publicación electrónica.
Para la distribución de los diferentes textos en las diversas pirámides se ha empleado el Índice a los Textos de las Pirámides, obra también de Francisco López y Rosa Thode.
Para la geografía de ultratumba en las creencias de los antiguos egipcios, véase El faraón y las estrellas. Los mundos del Más Allá en los Textos de las Pirámides.

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