Un comentario de Ricardo Campo
Reproduzco a continuación un comentario que Ricardo Campo me ha enviado sobre esta historia y que no ha podido colgar por problema de longitud. Como creo que es interesante que los lectores puedan acceder a distintos puntos de vista sobre un problema, lo cuelgo aquí en su integridad. Dice así:
[Comienza el comentario]
Hola.
Desgraciadamente, estoy de acuerdo con José Luis (desgraciadamente por el contenido de sus afirmaciones, no por ser él :-) en casi todo lo comentado en esta entrada. No estoy en absoluto de acuerdo con su referencia a que los
cursos escépticos organizados en la universidad sean "para convencer a los que ya están convencidos, edita publicaciones para convencer a los que ya están convencidos y escribe blogs para convencer a los que ya están
convencidos". No, los cursos de la Universidad de La Laguna, que es la referencia nacional en este aspecto, al haber acabado recientemente la quinta edición consecutiva, no está montado para convencer a los ya convencidos: está montado para "convencer" o informar a los 450 alumnos aproximadamente que estos cinco años han obtenido los 6 CLE. Alumnos que son veinteañeros, gente joven que quizá no tiene por qué estar interesada en el escepticismo ante lo paranormal, ni siquiera en la divulgación científica (va a por los CLE, exclusivamente, en su mayoría) pero a los que se les deja un poso de información crítica, ahí, en la trastienda de su cabeza, "a su pesar". A eso debemos unir las menciones periodísticas locales (y alguna nacional) al curso. Es decir, el curso de la ULL va adquiriendo el carácter de un pequeño clásico, de una referencia, todo lo modesta que sea, pero referencia social. Por otro lado, al inicio del curso se entrega un cuestionario de creencias; al final se entrega otro, y aquéllas han variado algo hacia el escepticismo (dos psicólogos de la ULL lleva este tema). Hay un efecto en alguna medida cuantificable, al margen del social y mediático.
Seguro que el curso tinerfeño no es "un monumento al absurdo". Tiene fallos, como por ejemplo que este año (y el anterior) no hubiese una charla específica dedicada a la regresión hipnótica, cosa que está de moda al menos
en esta isla, dada la frecuente publicidad callejera con que me tropiezo.
Pero hubo otro par de aciertos significativos, al menos para mí: la conferencia de Sergio Baucells sobre los mitos históricos de Canarias (la presencia vikinga, los podomorfos, las "pirámides" de Güímar, etc.). Con
nombres y apellidos, y poniendo en evidencia las estúpidas fabricaciones de pseudo-divulgadores pro-magias prehispánicas... Y la Atlántida..., de nuevo de moda, a la que Luis Alfonso Gámez le dio un repaso, y a todos los que se empeñan en encontrarla en la taza del retrete de su casa. En general, casi todas las charlas sobre creencias y pseudociencias aportaron información válida y a apropiada para que el asistente se percatase de que las cosas no son como se cuentan en la plaza pública.
Lo que quiero decir es que el curso "Ciencia e irracionalidad en la cultura contemporánea" no es una mirada extasiada a nuestro ombligo. Y también creo que ese título debe hacernos pensar un poco en fortalecer los aspectos
sociológicos y etnológicos en el segundo módulo (el de las pseudociencias), y tener menos presente a san Popper, que ya sabemos que no cuenta una mierda para la dinámica de las creencias esotérico-paranormales (y el que no lo
quiera ver así se engaña).
Estoy de acuerdo en que se abusa de la cantinela del "método científico", y en que hay un cierto acartonamiento en el escepticismo español. Yo, por ejemplo, estoy "acartonado" y un tanto empecinado contra el maguferío, con
los que me meto todo y cuanto me apetece, porque para mí hay una componente ética en todo esto (supongo que para el resto de los escépticos también), y no soporto el cinismo ni la siembra a voleo de estupideces.
Espero que en los próximos años te veas obligado a cambiar tu opinión sobre el escepticismo español en general, por el bien del propio escepticismo. A grandes rasgos, creo que tienes razón en tus comentarios, excepto en el
importante detalle del curso comentado más arriba.
[Fin del comentario]
[Comienza el comentario]
Hola.
Desgraciadamente, estoy de acuerdo con José Luis (desgraciadamente por el contenido de sus afirmaciones, no por ser él :-) en casi todo lo comentado en esta entrada. No estoy en absoluto de acuerdo con su referencia a que los
cursos escépticos organizados en la universidad sean "para convencer a los que ya están convencidos, edita publicaciones para convencer a los que ya están convencidos y escribe blogs para convencer a los que ya están
convencidos". No, los cursos de la Universidad de La Laguna, que es la referencia nacional en este aspecto, al haber acabado recientemente la quinta edición consecutiva, no está montado para convencer a los ya convencidos: está montado para "convencer" o informar a los 450 alumnos aproximadamente que estos cinco años han obtenido los 6 CLE. Alumnos que son veinteañeros, gente joven que quizá no tiene por qué estar interesada en el escepticismo ante lo paranormal, ni siquiera en la divulgación científica (va a por los CLE, exclusivamente, en su mayoría) pero a los que se les deja un poso de información crítica, ahí, en la trastienda de su cabeza, "a su pesar". A eso debemos unir las menciones periodísticas locales (y alguna nacional) al curso. Es decir, el curso de la ULL va adquiriendo el carácter de un pequeño clásico, de una referencia, todo lo modesta que sea, pero referencia social. Por otro lado, al inicio del curso se entrega un cuestionario de creencias; al final se entrega otro, y aquéllas han variado algo hacia el escepticismo (dos psicólogos de la ULL lleva este tema). Hay un efecto en alguna medida cuantificable, al margen del social y mediático.
Seguro que el curso tinerfeño no es "un monumento al absurdo". Tiene fallos, como por ejemplo que este año (y el anterior) no hubiese una charla específica dedicada a la regresión hipnótica, cosa que está de moda al menos
en esta isla, dada la frecuente publicidad callejera con que me tropiezo.
Pero hubo otro par de aciertos significativos, al menos para mí: la conferencia de Sergio Baucells sobre los mitos históricos de Canarias (la presencia vikinga, los podomorfos, las "pirámides" de Güímar, etc.). Con
nombres y apellidos, y poniendo en evidencia las estúpidas fabricaciones de pseudo-divulgadores pro-magias prehispánicas... Y la Atlántida..., de nuevo de moda, a la que Luis Alfonso Gámez le dio un repaso, y a todos los que se empeñan en encontrarla en la taza del retrete de su casa. En general, casi todas las charlas sobre creencias y pseudociencias aportaron información válida y a apropiada para que el asistente se percatase de que las cosas no son como se cuentan en la plaza pública.
Lo que quiero decir es que el curso "Ciencia e irracionalidad en la cultura contemporánea" no es una mirada extasiada a nuestro ombligo. Y también creo que ese título debe hacernos pensar un poco en fortalecer los aspectos
sociológicos y etnológicos en el segundo módulo (el de las pseudociencias), y tener menos presente a san Popper, que ya sabemos que no cuenta una mierda para la dinámica de las creencias esotérico-paranormales (y el que no lo
quiera ver así se engaña).
Estoy de acuerdo en que se abusa de la cantinela del "método científico", y en que hay un cierto acartonamiento en el escepticismo español. Yo, por ejemplo, estoy "acartonado" y un tanto empecinado contra el maguferío, con
los que me meto todo y cuanto me apetece, porque para mí hay una componente ética en todo esto (supongo que para el resto de los escépticos también), y no soporto el cinismo ni la siembra a voleo de estupideces.
Espero que en los próximos años te veas obligado a cambiar tu opinión sobre el escepticismo español en general, por el bien del propio escepticismo. A grandes rasgos, creo que tienes razón en tus comentarios, excepto en el
importante detalle del curso comentado más arriba.
[Fin del comentario]
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