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Escritos desde el páramo

Noveno misterio jocoso: Con la iglesia hemos dado (y II)

Viene de aquí
Continuemos, pues, la revisión de las afirmaciones referidas a los extraordinarios (según algunos) misterios que encierra la decoración de la iglesia de Rennes-le-Château. Es muy probable que la primera imagen que le venga a la mente a una persona que oye el nombre de esta localidad sea el demonio Asmodeo. La edición española de la obra de Gérard de Sède (El oro de Rennes. Col. Otros mundos. Ed. Plaza & Janés. Barcelona, 1970) no encontró una ilustración mejor para decorar la portada. ¿Qué podemos decir sobre esto?
Por de pronto, la idea no es nada original. Aquí pueden encontrar el mismo motivo iconográfico del demonio sufriendo bajo la pila del agua bendita. Se encuentra en la iglesia de Saint-Malo, en Dinan (Bretaña) y está datado en el S XV. El padre Berénger no inventó nada, evidentemente. No obstante, Bretaña está muy lejos de Rennes-le-Château ¿no? Sí, pero la representación del demonio sujetando la pila (en este caso bautismal) aparece también en la cercana Colegiata de San Vicente en la localidad de Montréal de l´Aude. La repetición del motivo iconográfico ¿no debería hacernos pensar en su verdadero significado para un cristiano al margen de su localización geográfica? Se ha hablado en demasía, en el caso de Rennes, de Asmodeo, el guardián del templo de Salomón y de su tesoro, pero ¿es eso cierto?
Comencemos por el principio. ¿Quién demonios (nunca mejor dicho) es Asmodeo? Vamos a ver que nos dice Collin de Plancy en su obra Diccionario infernal [1]:
"ASMODEO... Demonio destructor el cual segun algunos demonomanicos es en los infiernos el Superintendente de las casas de juegos; siembra la disipacion y el error, él es quien poseyó á la jóven Sara de quien estaba enamorado, y la ahogó siete maridos antes que se casase con su primo Tobias."
"Los rabinos cuentan que destronó a Salomon pero que pronto Salomon le cargó de hierros, y le obligó á ayudarle á construir el templo de Jerusalen."
"Conoce también algunos tesoros que se le puede precisar á decubrir y obedécenle 72 legiones." Sin embargo, de Plancy también nos habla de su figura:
"...tiene tres cabezas; la primera, es parecida á la de un toro; la segunda á la de un hombre; la tercera, á la de un cordero; tiene cola de serpiente, patas de ganso, y un aliento inflamado; muéstrase a caballo de un dragon, llevando en la mano un estandarte y una lanza..." ¿En qué se parece esto a la figura que aparece en Rennes? En nada. Así deberíamos empezar a preguntarnos ¿es realmente Asmodeo? La respuesta se la pueden imaginar. No hay la menor prueba de que el padre Berénger quisiera que se representara a este demonio en concreto. Sencillamente, cuando se empieza a hablar de un tesoro escondido, el demonio se convierte en el diablo que conocía el paradero de los tesoros ocultos, en Asmodeo. Obviamente, si nos dejamos de historias, lo único que se representa en Rennes es un diablo con cara de estar muy cabreado por llevar sobre sí el agua bendita, una idea de una heterodoxia tal que, sin duda, merecería del cardenal Ratzinger (perdón, del papa Benedicto XVI) la condena a tomarse un par de cañas a su costa.
Si la cosa pinta mal para los misteriólogos, el tablero de ajedrez va a ser aún peor porque no existe tal cosa. La iglesia de la Magdalena sí tiene un embaldosado en damero blanco y negro (por cierto, mi catedral también) pero con más de 64 cuadros. ¿De dónde surge, entonces, lo del tablero del ajedrez? Pues de la obra de Gérard de Sède antes citada que sólo cuenta las baldosas delimitadas por una que está rota y por dos escalones para obtener así las 64 casillas de rigor, prescindiendo deliberadamente de todas las demás losas blancas y negras que hay a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo de las señaladas (si no creen que sea posible tanto "morro" compruébenlo por sí mismos en la fotografía de la página s/n -entre la 128 y la 129 de la edición antedicha- y en las explicaciones anexas, o dedíquense a contar baldosas en esta fotografía que, pese a que sólo incluye parte del pavimento de la iglesia, éste ya tiene más de 64 casillas).
Más "misterios". Las vidrieras y las "pommes bleues". Nuevamente, nada enigmático. El padre Berénger encargó nuevas vidrieras a la casa Henri Feur de Burdeos en 1887 porque la iglesia carecía de ellas dado su estado de abandono. Los juegos de luces en determinadas fechas no tienen nada de extraño (por ejemplo, existen también en la Catedral de Chartres, San Juan de Ortega...) y, en este caso, se vincula con la festividad de San Antón, el segundo patrono de la iglesia de la Magdalena.
Por cierto, ¿recuerdan que les pedí que recordasen la fecha en la que supuestamente se escribieron los pergaminos presuntamente encontrados por el padre Saunière? Por si lo han olvidado, se atribuye su autoría al padre Bigou en la década de 1780. ¿Comprenden ahora por qué tenía capital importancia este asunto? Recapitulemos. Un texto supuestamente escrito en 1780 contiene, en clave, referencias a un demonio guardián (el supuesto Asmodeo) y a las "manzanas azules" cuando ni el uno ni las otras existían porque son obra del padre Berénger, un siglo posterior a los supuestos pergaminos. ¿Qué conclusión debemos sacar de ello? Nuevamente, que los pergaminos son falsos y que fueron realizados (con infinita torpeza) en fecha posterior al padre Saunière (pronto veremos una nueva prueba de ello cuando hablemos de la "Tumba de Jesús". Les adelanto que va a ser el episodio más divertido de toda esta historia).
¿Y la Magdalena? Ya saben que según el Sr. Fernández Bueno en boca de su maestro Geoffrey era muy extraña la representación de la Magdalena con los presuntos atributos masónicos del libro y la calavera dentro de una cueva. En efecto, es algo raro, raro, raro, pero raro de verdad. Por cierto, si se fijan en la representación de la Magdalena en Rennes verán que está adorando la cruz... en la que supuestamente no murió su presunto esposo, Jesús, (si creyéramos algo de esa empanada pseudo-religiosa y pseudo-histórica) lo que, evidentemente, no tendría el menor sentido; pero sobre esto ya volveremos mañana.
NOTA:
[1] Diccionario infernal. Collin de Plancy. Ed. Imprenta de los Hermanos Llorens. Barcelona, 1842. Págs. 79-80. La reproducción es literal sin corregir las abundantes faltas de ortografía que se encuentran así en la obra citada.
-Continuará-

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