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Escritos desde el páramo

Octavo misterio jocoso: Par le chemin des parchemins

Viene de aquí
Si hasta el momento nos hemos limitado a hablar de la vida, hechos y "milagros" del padre Berénger para comprobar que el misterioso sacerdote no pasaba de ser un pillo de siete suelas o, si lo prefieren, un pícaro en el peor sentido de la palabra, todavía quedan muchas afirmaciones esotéricas por investigar. Básicamente podemos agruparlas en tres categorías:
A) Los pergaminos que supuestamente encontró el cura y que contendrían la clave de grandes secretos.
B) La enigmática (según los esoteristas) decoración de la iglesia de Rennes.
C) La supuesta tumba de Jesús que se encontraba (fue destruida recientemente) cerca de la localidad francesa.
Todavía podríamos añadir una cuarta relacionada con los misterios sobre María Magdalena pero, como ya veremos, esto está íntimamente relacionado con las tres categorías ya relacionadas, así que, sin mayor dilación, comenzaremos, como ya habrán deducido por el título (parchemins significa pergaminos), por los pergaminos.
El Sr. Fernández Bueno repite la historia que ya contaron Gérard de Sède en "El oro de Rennes" y el trío Baigent, Leigh & Lincoln en "El enigma sagrado". Escuchemos al escritor español:
"Fue en el interior de uno de los pilares visigóticos que sostenían la mesa del altar mayor, que estaba hueco y lleno de hojas secas de helecho, donde dieron comienzo las sorpresas. Al margen de las escorias acumuladas durante siglos, tres recipientes de madera asomaban entre la maleza muerta. Al abrirlos, víctimas de unos nervios incontrolados, los albañiles y Saunière observaron el contenido con ansiedad: en un tiempo pasado alguien, sabiendo la seguridad que otorgaba aquella improvisada "caja de caudales", escondió en su interior varios pergaminos manuscritos con extraños textos." (Págs. 81-82)
El padre Berénger lleva estos pergaminos a París y allí entra en contacto con grupos esoteristas. Cuando regresa de la capital francesa solicita al obispo Billard la suma de 2.000 francos para devolver el préstamo que le había concedido el ayutamiento de Rennes para proceder a la restauración de la iglesia. Ya en el pueblo asegura al alcalde que esos 2.000 francos los había obtenido por la venta de los pergaminos "acaso para ocultar un secreto de vital importancia. Es más que probable." (Pág. 85) ¿Qué secreto era ése? "se dice que dos de los pergaminos eran genealogías, datando una de 1244 y la otra de 1644. Al parecer, los otros dos documentos los había redactado en el decenio de 1780 uno de los predece-sores (sic) de Saunière, el abate Antoine Bigou, y parecían ser textos piadosos en latín, extractos del Nuevo Testamento." (Pág. 82)
Sin embargo no para ahí el misterio. Los dos pergaminos escritos (supuestamente) por el padre Bigou ocultaban sendos textos cifrados que según Baigent, Leigh & Lincoln eran los siguientes:
"Bergère pas de tentation que Poussin Teniers gardent la clef pax DCLXXXI par la croix et ce cheval de Dieu j´acheve ce daemon de gardient à midi pommes bleues." [1]
"À Dagobert II Roi et à Sion est ce trésor et il est là mort." [1]
o lo que es lo mismo en castellano:
"Pastora ninguna tentación que Poussin y Teniers tienen la clave paz 681 por la cruz y este caballo de Dios destruyo este demonio de guardián al mediodía manzanas azules."
"A Dagoberto II Rey y a Sión pertenece este tesoro y él está allí muerto."
Si se están preguntando porqué hago la cita de la obra original en vez de incluir la que reproduce el Sr. Fernández Bueno en la Pág. 90 la explicación es sencilla, la de éste contiene errores de transcripción que la hacen ininteligible.
A lo que importa, ¿qué quiere decir ese galimatías? Los iniciados en los supuestos misterios de Rennes pueden apuntar algunas respuestas. El padre Berénger adquirió copias de dos cuadros, uno de Poussin "Los pastores de Arcadia" y otro de Teniers "San Antonio ermitaño". Ambos son las claves que permiten entender el secreto. El primero muestra un monumento con la inscripción "Et in Arcadia ego..." (Y yo en la Arcadia...) semejante a una tumba que se encontraba cerca de Rennes. Por otra parte, un texto cifrado incluido en la segunda lápida sepulcral de la dama de Blanchefort contenía (ambas lápidas fueron destruidas por el padre Berénger) ese mismo texto: "Et in Arcadia ego..." El cuadro de Teniers representa a San Antonio o San Antón en cuya festividad (17 de enero) se produce un curioso efecto óptico en la iglesia de Rennes, la luz solar que atraviesa una vidiera crea en las paredes del templo tres esferas de color azul. A esto se le conoce en la localidad como "les pommes bleues" (las manzanas azules). Por otra parte, en la misma iglesia se conserva una escultura del diablo Asmodeo al que la demonología le atribuye el papel de ser el guardián de los tesoros. Así pues, tenemos que el secreto pasa por la simbología de la iglesia y por la tumba cercana. Combinando ambas cosas tenemos que:
"para aquellos "locos" de la verdadera "historia", la última morada de Jesús de Nazaret, quien en su apresurada huida de la tierra que le vio nacer, pudo arribar a las costas francesas en compañía de su esposa, María Magdalena." (Pág. 92) Es decir, que el cuerpo de Jesús se encontraba no en el Cielo como creen los cristianos sino en una tumba cercana a Rennes (por cierto, ¿no estaba en Cachemira? Curioso ejemplo de bilocación...)
Hasta aquí, por supuesto, nos hemos limitado a reproducir las afirmaciones esotéricas, comencemos su crítica. Por de pronto, les pido que recuerden que los pergaminos supuestamente fueron escritos en la década de 1780 por el padre Bigou. Ya veremos el porqué eso tiene una importancia capital. Siguiendo nuestra tradicional pregunta ¿qué hay de cierto en ello? Pues casi nada (a estas alturas de la "película" seguro que no les sorprende lo más mínimo).
¿Encontró unos pergaminos el padre Saunière? Pues tal vez sí, pero ni siquiera eso es seguro. Nuestro viejo conocido Descadeillas dice lo siguiente:
"Parece -numerosos testigos viven aún, y son formales- que se dice que, empotrada en el entablamento, se descubrió una cavidad llena de helechos secos, en medio de ella se veía 2 o 3 rollos de madera y algunas joyas de aspecto extraño; se trata de pergaminos de los que el párroco se apodera. Dice -es un testigo el que habla- que iba a traducirlos si podía.
El alcalde, informado del hecho, pide la traducción al sacerdote; éste le confía una traducción manuscrita. El texto traducido se refería, parece ser, a la construcción de la iglesia y las herramientas. No se sabe que sucedió con este documento."
La cautela que adopta el cronista ante lo que le están diciendo los testigos está clara (parece, se dice...) aunque también señala que las personas son formales. La razón para ello, posiblemente, es que había demasiadas historias sobre qué encontró el padre Berénger. También dice:
"Una hermana de leche de la criada del párroco, que vive aún, no oculta que, cuando reparaba la iglesia, el sacerdote habría encontrado una olla llena de monedas de oro."
Aparte de la credibilidad que queramos dar o no a estos testimonios (y no hay otra cosa que sostenga la historia de los pergaminos) las restantes afirmaciones esotéricas no hay por dónde agarrarlas. Ya contamos en otra ocasión, aquí y aquí, que los pergaminos en los que basaron de Sède primero y, después, Baigent, Leigh & Lincoln eran una falsificación reconocida por sus propios autores, así que poco nos queda por añadir.
Sin embargo, hay un par de cuestiones en los artículos antedichos que deben ser corregidas porque son erróneas (también me equivoco, por si tenían dudas sobre ello). La primera concierne al pilar visigodo. Aunque fue completamente modificado en fecha reciente sí era antiguo. La segunda corrección, la primera lápida de Marie de Negre, dama de Blanchefort, también es auténtica. Aunque ambos puntos no tengan importancia para la argumentación (el que el pilar exista no quiere decir nada sobre si es cierto o no que se encontrara algo dentro; la lápida importante por contener el mensaje cifrado de "In Arcadia ego..." es la segunda) no está de más el entonar el mea culpa y rectificar los propios errores.
Si se están preguntando las razones para esta rectificación, pueden encontrarlas aquí. Les traduzco los párrafos significativos:
Destacamos aún, en otro jardincito, un pedestal de piedra que sustenta una Virgen; este pedestal, muy antiguo y de buena factura, ha sido retocado con el pretexto de darle más relieve, por el contrario, el operario ha hecho perder a la escultura toda nota artística y arrebató lo precioso de esta pieza antigua.
Una visita al cementerio nos hizo descubrir en un rincón una larga lápida, rota por la mitad, en la que se puede leer una inscripción muy groseramente labrada.
Esta lápida mide 1,30 m por 0,65 m.
El primer párrafo se refiere al pilar confirmando tanto su antigüedad como el que había sido modificado por completo y el segundo a la primera lápida de Marie de Negre cuyo texto reproduce. Por cierto, y ya que andamos con rectificaciones, no estaría mal que los escritores esotéricos tomaran nota de que en 1905 la lápida de Marie de Negre no sólo existía sino que todavía era legible. A ver si así dejan de afirmar que la destruyó el padre Saunière diez años antes para ocultar las pistas del "secreto".
El texto antedicho es importante (aparte de por arrojar luz sobre estos dos extremos) por otra cuestión. No sabemos si el padre Berénger encontró o no los famosos pergaminos (sí lo estamos de que su contenido nada tenía que ver con las afirmaciones esotéricas puesto que éstas se basan en una falsificación) pero, si lo hizo, ¿qué sucedió con ellos? La respuesta, por desgracia, es que posiblemente se perdieran dado el desinterés del padre Berénger por las antigüedades. Ya hemos visto que los excursionistas que dejaron el relato de su viaje a Rennes se indignaron por el retallado del pilar visigodo. No fue la única ocasión en que lo hicieron. También informan que la célebre losa de los caballeros carolingia se encontraba a la intemperie en un jardín en el que se usaba como peldaño de escalera. Vistos los antecedentes, es de temer por el destino de los pergaminos (si es que realmente existieron).
Volveremos sobre alguno de estos extremos con nuevas pruebas de que el contenido de los pergaminos es más falso que una moneda de siete euros cuando hablemos de la decoración de la iglesia de la Magdalena. Hasta entonces ¡Castilla entera/ se siente comunera! (Hoy es Villalar, por si se preguntan a qué viene ese pareado horroroso)

NOTA:
[1] El enigma sagrado. M. Baigent, R. Leigh & H. Lincoln. Traducción por Jordi Beltrán. Ed. Círculo de Lectores por cesión de Martínez Roca S.A. Barcelona, 2001. Pág. 28

-Continuará-

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