Lo confieso, soy escéptico
20 de enero de 2009. Un magnífico día para recordar que el pensamiento crítico (por desgracia, más conocido como escepticismo) no es una herramienta que sirva sólo (y ni siquiera principalmente) para analizar el mundo de la pseudociencia, la pseudohistoria... sino que puede y debe ser empleada en cualquier campo y, especialmente, en aquéllos que tengan una inmensa importancia en la vida de todos nosotros y, más concretamente, en la política.
Por si acaso no lo han pillado, vamos a hablar del presidente electo de los EEUU que hoy pasa a serlo en ejercicio, es decir, del Sr. Barack Hussein Obama o, mejor dicho, de cómo se ve su toma de posesión en esta vieja España.
Que después de la nefasta presidencia del Sr. George Walker Bush nos parecería esperanzadora hasta la toma de posesión como sucesor suyo de Rin-tin-tín es tanto como no decir nada por resultar una obviedad de libro. No obstante, la Historia nos demuestra que después de una presidencia penosa no tiene porqué tener lugar un cambio favorable. Por si lo han olvidado, después de la dimisión del Sr. Richard Milhouse Nixon le sucedió el Sr. Gerald Rudolph Ford Jr. y a éste, ya por elección, el Sr. James Earl Carter Jr.. Cada uno de ellos consiguió lo que, a priori, era un imposible, dejar por bueno a su antecesor.
No, no tiene nada que ver con la pertenecia a uno de los dos grandes partidos políticos estadounidenses porque ambos pueden presentar tanto buenos como malos presidentes, hasta el punto de que el Sr. Obama (demócrata) habla muy bien de la presidencia del Sr. Ronald Wilson Reagan y tiene como modelo al Sr. Abraham Lincoln y ambos fueron presidentes republicanos. Tampoco tiene nada que ver con la simpatía que inspire la persona (por ejemplo, el Sr. Carter tenía una personalidad mucho más atractiva que el Sr. Reagan), ni con sus dotes morales y/o intelectuales (si así fuera, el Sr. Carter hubiera sido un magnífico presidente) y ni siquiera con el desempeño de su carrera política anterior. Si el Sr. Bush (hijo) se hubiera equivocado como gobernador de Texas tanto como lo ha hecho como presidente, jamás hubiera ganado la nominación por el partido republicano. Puede parecer obvio el añadir que tampoco tiene nada que ver con las expectativas que levantó su elección como presidentes. Después de que el Sr. Nixon demostrara el poder corrompe y que el Sr. Ford pusiera en claro que quod naturam non dat Salmanticam non praestat (o dicho en castellano que aunque la mona se vista de seda, mona se queda), el Sr. Carter fue elegido en medio de una gran esperanza, la de devolver la honorabilidad a la Presidencia y el orgullo al pueblo americano cicatrizando definitivamente el trauma de la guerra de Vietnam. Lo primero lo logró, pero el país se hundió en la crisis económica y en la pérdida de su prestigio mundial. Tal vez hubiera sido un gran presidente en tiempos más benignos, pero no supo tomar las medidas adecuadas ni en política económica ni exterior. Sus dotes (que, indudablemente las tiene) han brillado ya como ex-presidente, pero como presidente fue una gran decepción hasta el punto de que no pudo ganar la reelección.
¿Sé cómo va a ser la presidencia del Sr. Obama? Evidentemente no tengo ninguna certeza al respecto. Como no pretendo ser vidente me limito a interpretar sus actos a sabiendas de que puedo equivocarme y que posiblemente lo haga. Creo que el Sr. Obama va a ser un buen presidente y una inmensa decepción. Aunque lo parezca no hay en ello la menor contradicción. ¿Por qué creo que va a ser un buen presidente? Ha demostrado inteligencia y pragmatismo. En medio de la euforia desatada por su elección la única persona que no parece haber caído en ella es el propio Sr. Obama que se está dedicando a hacer pronósticos realistas sobre la difícil situación económica que espera a los estadounidenses. Ese conocer y decir la realidad por dura que sea, me parece muy prometedor máxime si lo comparo con lo que aquí ha pasado. El reconocimiento de un problema es el primer requisito para poder solucionarlo y el Sr. Obama no parece estar por la política del avestruz, del aquí no pasa nada y el todo va bien. De igual forma, no parece que se deje seducir por la adulación ridícula en la que se cae en España (ignoro si sucede lo mismo en otros países) con respecto a su persona. Parece que más que un presidente, el pueblo americano haya conseguido la reencarnación de un nuevo Mesías que inaugure una Edad de Oro. Aunque algunos sepamos desde niños que el triunfo y el desastre son unos farsantes (si acaban de descubrir quién es uno de mis escritores favoritos les felicito por reconocer la cita encubierta), no deja de sorprenderme un político que, al menos, parezca inmune a los ditirambos.
¿Por qué creo que va a ser una gran decepción para muchos? Porque su presidencia no va a suponer ninguna Edad de Oro, ni va a dar ningún giro copernicano a la política mundial. Lo siento mucho por los que se creyeron sus discursos electorales, pero pronto ha comenzado a dejr de lado las quimeras. Las designaciones como Secretaria de Estado de la senadora Clinton y como Secretario de Defensa del Sr. Robert Gates (el mismo que ya ocupaba ese puesto con el presidente Bush) deberían hacer recordar a algunos que Utopía sigue siendo el título de un libro (y bastante aburrido) cuyo escritor acabó decapitado por el poder real. Sus designaciones de personas con problemas de escándalos como el gobernador William Blaine Richardson III (iba a ser Secretario de Comercio, puesto al que renunció voluntariamente) y del Sr. Timothy Geither (va a ser Secretario del Tesoro pero aún no ha obtenido la confirmación del Senado) hacen pensar que el Sr. Obama no presta demasiada atención al dicho de que la mujer de César no sólo tiene que ser honrada, sino también parecerlo, mala cosa si se pretende presentarle como un paradigma de moralidad.
Si alguien quiere pensar que el Sr. Obama es una paloma creo que va a tardar muy poco en descubrir que las palomas son unas aves muy poco pacíficas en realidad. Sí, habrá una retirada de Irak porque los objetivos básicos ya se han cumplido pero podemos esperar un recrudecimiento en la guerra de Afganistán, un conflicto absolutamente inútil y, además, imposible de ganar militarmente y en el que España está metida hasta los corvejones sin que sepamos demasiado bien qué pintamos allí, pero una escalada en esa guerra va a suponer más muertos. No está clara, en principio, la postura del Sr. Obama sobre otras dos graves amenazas a la paz mundial, la situación en Palestina y el plan nuclear iraní. A partir de hoy se le acaba la excusa de que no debía interferir con la política del Sr. Bush y tendrá que desarrollar su propia política, pero me sorprendería que hubiera grandes cambios en la tradicional alianza entre Israel y los EEUU porque no hay ninguna razón para ello. Más problemas puede causar el régimen teocrático de Irán. Aunque, de momento, seguirá la vía pacífica de su antecesor ¿qué decidirá si, finalmente, Irán llega a la situación de poder fabricar armas nucleares? Un Irán que apoya a movimientos terroristas, cuyo presidente ha declarado que quiere eliminar el estado de Israel, con posibilidad de elaborar armas de destrucción masiva es algo capaz de quitar el sueño a la persona más serena. Si las negociaciones no dan fruto ¿qué decidirá el nuevo presidente de los EEUU? Tengo la sospecha de que liberar a los perros de la guerra aunque sea con objetivos muy precisos. Las consecuencias pueden ser terribles, pero también lo podrían ser las derivaciones de no hacer nada si llegara la situación hasta ese extremo.
No obstante, donde el Sr. Obama se juega su crédito político es con la economía. Tomará algunas decisiones que serán muy aplaudidas por todo el mundo como el cierre de la prisión en la base militar de Guantánamo (una vergüenza que jamás debió producirse y menos en un país tan amante de la ley como los EEUU) pero lo que el pueblo americano va a juzgar es la situación económica. Si el presidente Obama es capaz durante sus cuatro años de mandato de cambiar la crisis actual por una situación de desarrollo, tendrá la reelección muy fácil. En caso contrario, los republicanos tendrán una clara oportunidad de volver a la Casa Blanca. Ésa es la pura y simple realidad. El Sr. Obama tiene como principal problema la economía y eso va a condicionar toda su presidencia. No sé qué haría el Sr. Obama si llegara a la presidencia en una situación distinta. Posiblemente entonces pusiera el énfasis en el gasto social, tal vez diera los primeros pasos hacia una cobertura sanitaria universal y gratuita (algo que nunca entenderé porqué no existe ya)... pero no vivimos en un mundo soñado sino en el real y me temo que el presidente Obama tenga que hacer en política económica a corto plazo nos va a perjudicar a todos los demás. No me extrañaría nada que tomara medidas de proteccionismo comercial que empeorarán nuestra situación aunque, a largo plazo, la salida de la crisis de los EEUU nos interesa a todos. En cualquier caso, el que tenga muy claro que el déficit público es un mal (aunque en ocasiones sea un mal necesario) porque hay que terminar pagándolo, y el que quiera bajar los impuestos no deja lugar para demasiadas alegrías en el gasto público salvo que limitara los ingentes gastos militares de los EEUU. ¿Lo hará? Pues aunque algunos piensen que sí, me da que va a ser que no. Sencillamente, EEUU es la superpotencia y le corresponde el papel de gendarme mundial (vamos a ver si evitamos la hipocresía de protestar por ello para, a continuación, clamar por la intervención americana para resolver cualquier conflicto). El Sr. Obama ha demostrado ser demasiado pragmático para creer que puede imponer la pax americana sin que la respalde (al menos como posible último recurso) una fuerza militar impresionante (e increíblemente costosa). Ya, ya sé que decir esto no resulta políticamente correcto, pero no intente dialogar con un perro rabioso. Sólo conseguirá salir herido y en este mundo hay perros rabiosos (y alguno tiene dos patas).
En nosotros se ha cumplido la maldición de vivir tiempos interesantes y esta nueva etapa promete serlo en grado sumo. Los estadounidenses han cumplido con la letra de su himno nacional y han tomado una valiente decisión, en tiempos de crisis han elegido un candidato inexperto (no me importa confesar que si yo hubiera sido estadounidense hubiera preferido a la senadora Clinton) pero que empieza por muy buen camino. Creo (y deseo) que el Sr. Obama será un buen presidente pero que nadie espere de él imposibles porque obtendrá tanto como de pedir peras al olmo, una inmensa desilusión. Dentro de cuatro años seguirá existiendo el hambre en el mundo, dentro de cuatro años seguirán existiendo injusticias que nos pondrán la piel de gallina, dentro de cuatro años seguiremos sintiendo vergüenza por algunas decisiones políticas tomadas por países democráticos... pero si dentro de cuatro años los EEUU son un país mejor que hoy, el Sr. Obama habrá cumplido con su deber. Trabajar por ello es lo que hoy ha jurado sobre la Biblia de Abrahan Lincoln (por cierto, en un país de lo más laico). Pretender que sea la panacea de todos los males de la humanidad es, sencillamente, absurdo.
0 comentarios