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Escritos desde el páramo

La candidez de los tribuletes y la inocencia de los Power Rangers

 

 

 

 

En ninguna de las encuestas que yo conozca sobre los temas que preocupan a los españoles figura el estar siendo visitados por ET y toda su parentela, el toparse con el fantasma de Canterville, el resultar maldecidos por Lord Voldemort o hechizados por la bruja Averías. La discusión sobre estos asuntos está bien como ejercicio intelectual pero no le quitan el sueño a casi nadie. Prácticamente no importan y es lógico que así sea porque la realidad es ya suficientemente turbadora como tener que añadir el miedo a los seres imaginarios.

Tampoco en ninguna de esas encuestas figura como preocupación de los españoles la escasa o nula profesionalidad de buena parte de la prensa española. No, no estoy pensado en la prensa del pene y las vaginas (denominación mucho más correcta que la de "prensa del corazón") o en la futbole... perdón, deportiva. No pienso en ellas al decir esto por la sencilla razón de que ni siquiera considero a sus escribidores como periodistas. Si han tenido la humorada de seguir las "noticias" excretadas por la primera sabrán que convierten el rumor en noticia con suma facilidad, que la contrastación de las noticias brilla por su ausencia y que más que fuentes manejan albañales. Si el bienestar de su salud mental les ha aconsejado mantenerse alejado de este "periodismo" me permito recomendarles que vean un programa que emite la Sexta y que se titula Sé lo que hicisteis dedicado a denunciar las tropelías cometidas por estos "periodistas". Por citar sólo dos "perlas" de las que por allí hemos visto, el momento en que una de las conocidas "gacetilleras" de este mundillo aseguró que las cinco W del periodismo son Quién, dónde, cuándo y a qué hora o cuando otra de esas insignes "periodistas" aseguró haber contrastado una noticia llamando a su protagonista por teléfono y que como éste no había cogido el aparato la noticia era cierta. Si la primera denota un profundo desconocimiento de la teoría de la profesión (sí, también de la Aritmética pero no pidamos peras al olmo) la segunda podría figurar como ejemplo de mala praxis en cualquier manual de formación de futuros periodistas (además de ser un Non sequitur de libro, pero el que entiendan qué se deriva lógicamente de una premisa y qué no también es pedir peras...).

Lo mismo podríamos decir de la prensa futbole... deportiva. Para comprobarlo, les propongo dos juegos, comprobar cuántos de los fichajes que todos los veranos anuncian que van a realizar Real Madrid y Barcelona se confirman, y comprobar cómo los epítetos ditirámbicos dedicados a cualquier equipo después de dos o tres victorias consecutivas pasan a ser (des)calificativos vejatorios si encadenan dos o tres derrotas, por no hablar de su nula capacidad de aprendizaje. Después de lo sucedido hace dos temporadas, cuando daban por claro vencedor al Barça de una liga que acabó ganando el Real Madrid, pensé que habrían aprendido que la procesión termina cuando pasa el último cofrade pero han vuelto a hacer lo mismo este año veremos con qué capacidad predictiva.

Visto desde fuera, uno tiene la sensación de que el Deporte (con mayúsculas) les importa un bledo. Para ellos existe el fútbol de primera división (fundamentalmente, el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona), el baloncesto y los deportes en los que algún español brille en ese momento (y no siempre). Eso explica que casi ningún español sepa que en este momento se está celebrando el mundial de algo llamado snooker o no tengan ni idea de qué selección ganó el mundial de curling. Así los valores de cualquier deporte (superación personal, competencia repetuosa entre personas de distintas naciones -o de la misma-...) se diluyen en un mar de hooliganismo y de chauvinismo deplorables.

Todo ello no es que importe en demasía porque tampoco el mundo va a dejar de girar por el conocimiento de si el torero Revolérez se encama o no con la actriz Maquillájez o de si el futbolista Brútez ficha por el Alpujarras F. C. o por el Desunión Republicana de Irún. No obstante, la existencia y el éxito de los profesionales (que lo son porque viven de ello) que practican este tipo de periodismo (que no lo es) tiene un efecto perverso sobre el periodismo de verdad, el del contagio.

En cualquier profesión la existencia de un grupo que vive estupendamente a base de pasarse por el forro la ética, las normas... el buen hacer en suma, es algo imposible de evitar, pero al menos corren el riesgo de pagar un precio por ello. Un joyero puede vender bisutería de acero inoxidable y circonitas como joyas de platino con diamantes, pero si le sorprenden haciéndolo tendrá que responder penalmente y con su reputación comercial. Lo mismo podríamos decir de un cirujano estético que en vez de emplear prótesis homologadas para su utilización en humanos usara materiales veterinarios, de un camarero que rellenara las botellas de güisqui Cabras de 21 años con colonia familiar Infantuco... Sin embargo, estos "gacetilleros" que se han inventado noticias (incluyendo alguna tan inverosímil como la muerte fingida de un conocido alcalde y presidente de un club de fútbol español cuyo nombre no es imperioso recordar), que han publicado libros en los que había párrafos enteros idénticos a los de dos novelas de sendas autoras norteamericana y mejicana... continúan ejerciendo su profesión como si tal cosa. Incluso si son condenados por la Justicia como autores de una intromisión ilegítima en el honor de alguien, eso no tiene la menor repercusión profesional. Continúan ejerciendo de tertulianos en programas televisivos y radiofónicos que ocupan una franja horario de mayor cantidad y calidad que la dedicada a la Cultura (por ejemplo), escribiendo en revistas con una tirada muy superior a la que poseen las publicaciones económicas (por ejemplo)... y, presumo por ello, ganado más dinero que los periodistas de verdad.

Esa impunidad de la que gozan en la práctica, el éxito profesional (y económico) que nunca hubieran debido obtener y sí el descrédito total y absoluto al que se han hecho merecedores... tenía que provocar antes o después el contagio de la enfermedad al resto de la profesión y eso sí es grave porque gracias al periodismo (al de verdad) conocemos hechos y valoraciones (o información y opinión) que influyen en nuestro voto. Por eso en las democracias se habla frecuentemente de los medios de comunicación como del Cuarto Poder, un añadido a la tradicional división de los Tres Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que estableció el difunto Montesquieu.

Si un periodista recibe una noticia de agencia y no realiza ni siquiera el intento más elemental por contrastarla, si se inventa una noticia porque políticamente le interesa, si calla o tergiversa por razones espúreas... puede estar subiendo los peldaños de una exitosa carrera profesional (no tengo la menor esperanza de leer la noticia "El grupo X cesa al conocido periodista Y por mala praxis") pero nos la está dando con queso al resto de los mortales. Se impone por ello una lectura (o visionado o escucha) crítica. No es sólo que podamos sospechar un sesgo político en el medio X, es que ni siquiera debemos dar por cierta la información una vez desprovista de opinión. Por si son Vds. tan amables 8o tan incautos) como para confiar en la profesionalidad de los medios españoles, permítanme traer a colación un par de casos reales y cercanos en el tiempo.

Tomemos como ejemplo del primero esta ¿información? por otra parte muy semejante a la que apareció en otros medios de comunicación como éste. En todas ellas aparecía el sismólogo-geólogo que había sido capaz de predecir con total exactitud el terremoto mediante las mediciones de gas radón. En muchas de ellas se criticaba a las autoridades italianas por no hacerle caso e incluso por haber procedido judicialmente contra él como si estuviéramos ante un Galileo redivivo. En muy pocos medios se molestaron tan siquiera en comprobar la veracidad o no de la noticia hasta el punto de que un periodista (y poeta) italiano colaborador en RNE, el Sr. Josto Maffeo, tuvo que denunciar los disparates que se estaban diciendo en España. ¿Por qué? En primer lugar, el supuesto sismólogo-geólogo no es tal. En segundo lugar (y más grave) el Sr. Giampaolo Giuliani era tristemente famoso por haber predicho un terremoto desastroso que tendría que haber destruido la ciudad de Sulmona a finales de marzo. Ese seísmo no es que se les haya olvidado, es que nunca existió. El pánico que creó este físico (esto sí lo es) al recorrer las calles de Sulmona con una furgoneta anunciando el inminente terremoto (que nunca se produjo) es lo que motivó la denuncia contra el Sr. Guiliani como pueden comprobar en esta información publicada por el Corriere della sera el 1 de abril, por tanto, cinco días antes del Terremoto que destruyó la ciudad de L´Aquila. En tercer lugar, los sismólogos como Emilio Carreño ya han explicado que la emisión de gas radón no sirve para predecir terremotos porque puede haber emisiones de ese gas sin terremoto posterior y más aún si ya ha habido terremotos en la zona como era el caso. En cuarto lugar, lo del gas radón queda muy científico, pero si vamos a las declaraciones previas al terremoto del Sr. Giuliani nos encontramos con afirmaciones como: "Senza voler banalizzare, ma per semplificare i concetti, posso aggiungere anche che l’attività sismica è strettamente correlata alle fasi lunari. In particolare quest’anno, il sistema Terra-Luna, si è venuto a trovare al Perielio (Punto più vicino al Sole, in Inverno) con la Luna nello stesso periodo alla minima distanza dalla Terra, e con il Pianeta Venere allineato, in fase di Venere piena anch’essa vicina." En quinto lugar, ¿se imaginan la que se habría organizado si se hubiera evacuado Sulmano y conducido a sus habitantes a la vecina ciudad de L´Aquila?

Vamos con el segundo caso. El Power Ranger Rojo, condenado a muerte en California. Éste o parecido fue el titular que apareció en la edición digital de varios periódicos españoles. Rápidamente desapareció tan pronto como los comentaristas les señalaron el disparate cometido. No, no es que el Power Ranger Rojo como personaje de ficción no puede ser condenado a muerte en el mundo real (con la posible excepción del estado de Texas -sí, esto es una pequeña maldad por mi parte-) sino que el supuesto actor Skylar Deleon que es el que sí será ejecutado (si los tribunales superiores no dicen lo contrario) por un doble asesinato no interpretó jamás al Power Ranger Rojo por mucho que El Mundo y el ABC (al menos) se empeñaran en lo contrario.

Como me imagino que el nombre de Skylar Deleon les diga lo mismo que a mí, absolutamente nada (al menos con anterioridad al trágico asesinato por el que ha sido condenado) podemos indagar en alguna de las bases de datos como Internet Movie Database con este resultado, su filmografía se reduce a una aparición cuando tenía quince años de edad en un capítulo de Migthy Morphin´ Power Rangers titulado Second chance en el que interpretaba a un tal Roger. El papel de Power Ranger Rojo fue interpretado en ese capítulo (y en otros muchos) por el actor Austin St. John, inocente de cualquier asesinato (salvo que contemos el del buen gusto en las series televisivas, claro).

¿Qué ha sucedido? Pues ni idea, pero permítanme una pequeña especulación. Parece ser que el Sr. St. John (alias el Power Ranger Rojo) se dedico al abandonar la serie a rodar películas de porno gay bajo los pseudónimos de Jason Cutler y Brock (otros lo niegan aunque reconocen que hay un notable parecido físico entre el Sr. St. John y el Sr. Cutler-Brock). Sea o no cierto (ni lo sé ni me importa), aunque el ser actor porno gay no sea ningún delito (salvo tal vez en el estado de Georgia y, sin duda, en Irán) ha bastado el que se conozca que alguien que participó en la serie de los Power Rangers ha sido condenado a muerte para que alguien sume dos y dos... y le dé cinco. Pues eso, que el Power Ranger Rojo (o el actor que lo interpretó) es completamente inocente aunque algunos se empeñen en que reciba una inyección letal. No podemos decir lo mismo de los medios de comunicación que en uno y otro caso no se molestaron ni siquiera en realizar una comprobación en Internet que hubiera bastado para hacer patentes los errores en esas "informaciones".

 

 

 

 

 

 

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